• Desde Teherán advirtieron la pasada semana de la posibilidad de un bloqueo en uno de los puntos geopolíticos más importantes del mundo.

Redacción/CAMBIO 22    

Irán ha iniciado un pulso del que puede salir muy mal parado. Hace solo unos días, el general Reza Naqdi, perteneciente a la Guardia Revolucionaria de Irán amenazó con cerrar el Mar Mediterráneo, algo que pasaría por el corte total del Estrecho de Gibraltar. Este movimiento afectaría de lleno a Occidente en todo su conjunto como consecuencia del apoyo de estos países a Israel en la guerra que libra con Hamás en la Franja de Gaza.

El país asiático, defenestrado por gran parte de la comunidad musulmana en todo el mundo debido a su postura respecto a la religión -son chiíes-, estaría comenzando a ganarse de nuevo la confianza del resto de países al dar su apoyo público a los palestinos en el conflicto.

Pese a las diferencias religiosas entre Irán y la mayoría de países musulmanes, la República Islámica considera “traidores a la comunidad islámica mundial” a aquellos países musulmanes, como Marruecos, que reconocen y son socios de Israel. Por este motivo, Teherán ha vuelto a poner su mirada en el Mediterráneo, siendo consciente de que es uno de los puntos geoestratégicos más importantes del mundo en lo que a comercio se refiere.

Pese a esto, las posibilidades de que Irán mueva ficha e inicie un sabotaje en el Estrecho a mediante ataques y bombardeos parece muy lejana, ya que implica una gran complejidad militar además de que podría desembocar en un conflicto a nivel global llegados a ese punto, aunque si se tiene en cuenta lo ocurrido en el Canal de Suez, donde se están produciendo ataques entre Reino Unido y EEUU y los hutíes yemeníes, ninguna opción es descartable.

De hecho, esta actividad bélica en el Estrecho de Suez ya ha provocado la cancelación de navieras como Maersk, Hapag-Lloyd o MSC, además de petroleras como BP. La diferencia más clara entre ambos casos radica en el punto geográfico en el que se encuentra el Mediterráneo respecto a Teherán, ya que los 5.000 km que los separan, dificultarían mucho la logística y los ataques iraníes sobre el Estrecho.

Más si se tiene en cuenta que los misiles más potentes iraníes tienen un alcance de ‘solo’ 2.000 kilómetros. Por otro lado, Europa no podría aceptar bajo ningún concepto que el 80% de sus importaciones marítimas de petróleo y gas se vieran mermadas o alteradas por la actividad de Irán en el Estrecho.

Además, la tensión aumentaría de manera considerable teniendo en cuenta que EEUU cuenta con bases militares en el país alauí, por lo que presumiblemente, cualquier intento iraní de atacar la zona, sería repelido por las tropas estadounidenses.

Todo este panorama podría relegar a Irán de nuevo, al ostracismo, respecto a sus ‘hermanos’ musulmanes de todo el mundo, ya que este tipo de movimientos geoestratégicos no son precisamente vistos con buenos ojos por la mayoría de ellos.

 

 

 

 

Fuente: HUFFPOST

redaccionqroo@diariocambio22.mx

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