• Investigadores del Campo Experimental Mocochá destacan los resultados positivos en la producción de calabaza con el uso de biosólidos derivados de la crianza porcina

 

Redacción / CAMBIO 22

En el Campo Experimental Mocochá, ubicado en el estado de Yucatán, especialistas del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), realizan pruebas para evaluar los beneficios de la aplicación del abono, subproducto derivado de la crianza porcina en granjas tecnificadas de la empresa agroalimentaria Kekén.

Al respecto, Felipe Santamaría Basulto, investigador a cargo del estudio por parte de la dependencia del Gobierno de México, destacó que el procedimiento para la obtención del biosólido por parte de la firma productora de carne de cerdo, al pasar por un biodigestor, se encuentra “más concentrado y reduce la cantidad de agentes microbianos nocivos”.

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Al momento se han obtenido resultados positivos en el cultivo de calabaza, pues el incremento de la producción ha sido sobresaliente y ha sido del 200 por ciento mayor “al aplicar este producto en la poceta”, indicó Santamaría Basulto. Además, han mostrado beneficios en los cultivos de ciclo corto. Como ejemplo citó el caso del cilantro y explicó que “Cuando aplicamos el producto en una cama de siembra, sembramos, cosechamos y después podemos volver a sembrar un ciclo más, sin necesidad de volver a poner el producto”. Por ello, se potencializa el aprovechamiento del biosólido a más de una siembra.

 

 

 

Fuente: Diario de Yucatán

redaccion@diariocambio22.mx

GPC/AGF

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