Redacción/CAMBIO 22

Un nuevo mapa que detalla la ubicación de cientos de torres de vigilancia proporciona el panorama público más completo hasta la fecha del creciente muro virtual en la frontera sur de Estados Unidos.

El mapa, publicado este mes por la Electronic Frontier Foundation (EFF), una organización sin fines de lucro dedicada a la privacidad digital, la libertad de expresión y la innovación, contabiliza más de 300 torres de vigilancia existentes y 50 en proyecto a lo largo de la frontera entre Estados Unidos y México.

La mayor expansión de torres de vigilancia que la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) de Estados Unidos está considerando, según indica el mapa, se realizaría cerca del puerto de entrada de El Paso.

La CBP también tiene planeado instalar una torre de vigilancia en la cima del monte Kuchamaa, una montaña sagrada para el pueblo Kumiai en el sur de California, según reveló la EFF.

El mapa de la EFF no incluye todas las torres construidas o planeadas, pero la fundación lo investigó mediante solicitudes de documentos, entrevistas con rancheros, visitas a la frontera y la revisión de imágenes de satélite y capturas de Google Street View, según explicó Dave Maass, director de investigaciones de EFF.

Maass señaló que pasó muchas horas buscando en imágenes de satélite la característica forma de hoja de trébol que tienen las torres de vigilancia autónomas desarrolladas por la empresa de defensa tecnológica Anduril, el tipo de torre más moderno que se está instalando en la frontera sur. “Tengo grabada a fuego en la cabeza la imagen de satélite de Anduril”, comentó.

Las torres Anduril funcionan de día y de noche y utilizan la inteligencia artificial para detectar “objetos de interés”, como personas o vehículos. Las cámaras tienen una visión panorámica de 360 grados y pueden detectar a las personas a 2.8 km de distancia.

Cuando identifican un objeto, las torres envían una notificación a los agentes fronterizos. La CBP describió a estas torres como “un compañero que nunca duerme, que nunca necesita un descanso, que ni siquiera parpadea”.

Las torres forman parte de una red de sistemas cuyo objetivo es vigilar e impedir la migración y el contrabando a través de la frontera entre Estados Unidos y México, que incluye drones, lectores de matrículas, controles fronterizos, sensores terrestres y recopilación de datos y datos biométricos.

Tanto los gobiernos republicanos como demócratas invierten en este tipo de sistemas desde principios de la década de 2000. La CBP está dando prioridad al despliegue de la tecnología fronteriza “para mejorar la concientización y reforzar la seguridad en las regiones fronterizas de Estados Unidos”, indicó un vocero de la agencia, añadiendo que las torres ayudan a detectar y rastrear la migración irregular y los vehículos sospechosos.

Los críticos señalan, sin embargo, que la estrategia de “prevención a través de la disuasión” aplicada por varios gobiernos ha llevado a la migración a atravesar desiertos y montañas, provocando la muerte o desaparición de miles de migrantes.

La patrulla fronteriza encontró los restos de casi 10 mil migrantes en los últimos 25 años. Un estudio realizado por la Universidad de Arizona descubrió que las torres de vigilancia en Arizona tenían una correlación significativa con el aumento de muertes de migrantes debido a que estos tomaban rutas más largas a través del desierto para evitar ser detectados.

Mientras tanto, la tendencia hacia la denominada “seguridad inteligente” está contribuyendo a fomentar un mercado mundial de seguridad valorado actualmente en 45 mil millones de dólares (unos 800 mil pesos), según indica un reciente informe de Imarc Group, una empresa de estudios de mercado.

Anduril gastó 930 mil dólares en 2021 y 940 mil dólares en 2022 en actividades de cabildeo ante el Senado de Estados Unidos, la Cámara de Representantes y el Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés) en relación con decisiones presupuestarias, entre ellas el financiamiento de las torres de vigilancia autónomas, según revelan los informes de cabildeo consultados por The Guardian.

Más torres, más muertes

En las últimas dos décadas han aparecido diferentes tipos de torres de vigilancia a lo largo de la frontera, y en total la CBP indicó que tiene más de 600 torres de vigilancia en funcionamiento cerca de las fronteras norte y sur.

No obstante, la agencia señala que hasta la fecha ha desplegado 195 torres de vigilancia autónomas y tiene previsto construir 80 más. La CBP también está desplegando sistemas remotos de videovigilancia (RVSS) mejorados, un tipo de torre fabricada por la empresa General Dynamics que puede detectar a una persona a una distancia de hasta 12 km. CBP indicó que ya instaló 256 torres RVSS mejoradas, y planea incorporar otras 75 durante el año fiscal 2023.

Según el presupuesto para el año fiscal 2023 del Departamento de Seguridad Nacional para la CBP, la agencia desea agrupar todas las torres de vigilancia en un único programa y, en última instancia, contar con 723 torres distribuidas a lo largo de las fronteras norte y sur de Estados Unidos.

La zona en la que la CBP está concentrando la mayor parte de su expansión de torres de vigilancia, según descubrió la EFF, es la frontera situada cerca del puerto de entrada de El Paso, ubicado en el punto en el que convergen Texas, Nuevo México y el estado mexicano de Chihuahua. La CBP autorizó la instalación de dos docenas de nuevas torres de vigilancia en esa zona, informó la EFF. Cuando se le preguntó cuándo tenía previsto instalar las torres, la CBP declinó realizar comentarios.

Las ciudades de Juárez, en el lado mexicano de la frontera, y El Paso han presenciado la llegada de un gran número de inmigrantes en los últimos meses. Como reacción a la llegada de personas a la frontera sur, el gobierno de Biden dio a conocer un plan consistente en denegar las solicitudes que presentan los solicitantes de asilo que atraviesan otro país y llegan a Estados Unidos sin autorización.

El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados instó a Biden a reconsiderar el plan, argumentando que esto obligaría a las personas a regresar a situaciones peligrosas, práctica prohibida por el derecho internacional.

La zona también es un foco de tensiones fronterizas y puede resultar peligrosa para los migrantes. Esta semana, 40 personas murieron en un incendio en un centro de detención de migrantes ubicado en Ciudad Juárez. Los defensores de los derechos humanos atribuyen las muertes de los migrantes al hacinamiento y a la deficiente política de inmigración.

El invierno pasado, el gran número de migrantes que cruzaron a El Paso superó la capacidad de los refugios cuando descendieron las temperaturas, dejándolos congelados en la calle. “Tuvimos cientos, si no es que miles, de migrantes viviendo en las calles del centro de El Paso”, señaló Fernando García, director ejecutivo de la Red Fronteriza por los Derechos Humanos (BNHR).

García comentó que la vigilancia se inmiscuye en la privacidad y los derechos de asilo de las familias y los niños migrantes, y cuestionó la forma en que se utilizarán los datos recopilados.

Según la CBP, el Departamento de Seguridad Nacional y la CBP “revisan continuamente” sus políticas y prácticas con el fin de respetar la dignidad; salvaguardar la privacidad, los derechos civiles y las libertades civiles; proteger a las personas contra la discriminación; y mejorar la transparencia y la rendición de cuentas.

García considera que la combinación de las políticas de inmigración restrictivas y el proyecto de torres de vigilancia cerca de El Paso no detendrá la migración, sino que obligará a los solicitantes de asilo a tomar caminos más brutales, entre ellos cruzar la frontera cerca de Antelope Wells, en el oeste de Nuevo México, y a través de la región montañosa situada a lo largo de la frontera de Texas, al sureste de El Paso.

También mencionó a dos personas que murieron cruzando la frontera “en medio de la nada” a fin de evitar ser detectadas. Jakelin Caal Maquin, una niña de siete años de Guatemala, murió cerca de la localidad de Antelope Wells tras pasar varios días caminando por el desierto. En otro caso, Armando Alejo Hernández se quedó sin agua y desapareció mientras atravesaba un terreno escabroso cerca de Eagle Peak, en Texas, en el sureste de El Paso.

En lugar de financiar la vigilancia fronteriza, argumenta García, se deberían destinar fondos a los centros de acogida y destinar más recursos a la tramitación de las solicitudes de asilo.

“Es increíblemente bipartidista cómo han creado las condiciones necesarias para que muera más gente en la frontera”, señaló García. “Queremos que (el gobierno de Biden) se detenga y reevalúe las operaciones de disuasión”.

La CBP indicó que los contrabandistas son los culpables de las muertes de migrantes porque “siguen poniendo en peligro de forma imprudente la vida de las personas que introducen de contrabando”. La agencia señaló que previene las muertes de migrantes comunicando los peligros que conlleva la migración irregular e invirtiendo recursos en capacidades de rescate. “La prevención de la pérdida de vidas es fundamental para la misión de la CBP y nuestro personal se esfuerza por rescatar a quienes se encuentran en peligro”, explicó la agencia.

Un informe de 2021 redactado por el grupo humanitario No Más Muertes (No More Deaths), con sede en Arizona, cuestionó la descripción de la CBP como agencia de rescate. El grupo analizó miles de llamadas recibidas en una línea de crisis para migrantes desaparecidos y descubrió que si un migrante se pierde en las tierras fronterizas solo existe una posibilidad entre tres de que la patrulla fronteriza lo busque.

Montaña sagrada

La EFF también descubrió que se tenía planeado construir numerosas torres en el sur de California, zona en la que la CBP ha observado un aumento de los cruces fronterizos irregulares. Entre ellas se encuentra una torre de vigilancia proyectada en la cima del monte Kuchamaa, una montaña situada cerca de la frontera en el sur de California que se eleva a mil 184 metros sobre el nivel del mar y ofrece una vista despejada de las zonas fronterizas.

La montaña es sagrada para el pueblo indígena Kumiai que vive en ambos lados de la frontera y que practica en su cima ceremonias de purificación y búsqueda de visiones. “Para este pueblo, la cima es un lugar especial, que marca el lugar de adquisición de conocimientos y poder de los chamanes”, según indica el Registro Nacional de Lugares Históricos.

En la cima del monte ya hay una torre de comunicaciones y un pequeño edificio. La CBP reconoció que tiene un proyecto previsto en la montaña, pero precisó que no incluye la construcción de una nueva torre de vigilancia. La agencia indicó que estaba sustituyendo los equipos de comunicación existentes en la torre y los circuitos instalados en el interior del edificio, además de reforzar la estructura de la torre. La agencia no precisó qué tipo de equipos iba a incorporar a la torre.

Maass señaló que los documentos obtenidos por la EFF indican que el proyecto incluirá tanto una torre de comunicaciones como de vigilancia, y que el comunicado de la CBP no dejaba claro si la agencia iba a instalar equipos de vigilancia en la torre existente.

Las comunidades Kumiai llevan mucho tiempo luchando contra la construcción del muro fronterizo y contra la vigilancia. Gwendolyn Parada, presidenta de La Posta Band of Mission Indians, comentó que la infraestructura ya existente en el monte y los vehículos de la patrulla fronteriza que suben y bajan interfieren directamente con las prácticas religiosas, y que los nuevos equipos no harán más que aumentar dicha intromisión. “Ojalá nunca hubieran empezado a trabajar en esa montaña, porque es muy sagrada”, señaló.

La CBP indicó que consultó a 13 naciones indígenas en relación con el proyecto y que dos de ellas dijeron que no tendría repercusiones negativas. La agencia no precisó cuál fue la respuesta de las demás naciones. Parada señaló que la CBP no le pidió consentimiento a su comunidad para construir algo. “Me gustaría que nos contactaran y nos consultaran”, manifestó.

Consecuencias inesperadas

Cuando se le preguntó si podía proporcionar datos que mostraran la eficacia que han tenido las torres de vigilancia fronteriza en el transcurso del tiempo, la CBP respondió que cuenta con un proceso para evaluar las implicaciones que tienen sus despliegues fronterizos, pero no proporcionó cifras.

Maass duda que una mayor vigilancia vaya a disuadir la inmigración: “Me siento escéptico respecto a que esto vaya a tener alguna repercusión en la contención de la inmigración; estas cosas nunca han demostrado ser particularmente eficaces”, señaló. “Pero ya saben, siempre hay consecuencias inesperadas y no estamos muy seguros de cuáles serán esas consecuencias”.

 

Fuente López Dóriga Digital
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