Redacción/CAMBIO 22

CANCÚN, Q. Roo, 10 de enero.- La detención y vinculación a proceso de dos hombres relacionados con el narcomenudeo y un doble homicidio ocurrido en diciembre pasado evidencia las dificultades que enfrenta la justicia en Quintana Roo para combatir la creciente violencia.

Luis David “N”, alias “Colas” y/o “TR”, y Alejandro “N”, alias “El Chamuco”, fueron vinculados a proceso por delitos contra la salud en su modalidad de narcomenudeo, tras un operativo en la Supermanzana 95.

Según la Fiscalía General del Estado (FGE), ambos son también los principales sospechosos del asesinato de una mujer y un menor de edad el pasado 25 de diciembre en el cruce de las avenidas 20 de Noviembre y Chac Mool, un hecho que conmocionó a la comunidad.

Durante su captura, Luis David “N” portaba un arma de fuego que, de acuerdo con peritajes, coincide con la utilizada en el doble homicidio, además de cartuchos útiles y estupefacientes.

Sin embargo, este avance en el caso es solo un pequeño paso en un entorno donde las cifras de impunidad siguen siendo alarmantes.

La lucha contra el narcomenudeo: un problema que va más allá de las detenciones

El caso expone la compleja red de violencia que envuelve a Cancún, donde el narcomenudeo no solo alimenta delitos de alto impacto, sino que también perpetúa un ambiente de inseguridad que dificulta la vida cotidiana de sus habitantes.

Aunque las autoridades lograron asegurar a los imputados y vincularlos a proceso, persiste la incertidumbre sobre la capacidad del sistema judicial para llevarlos a una condena efectiva.

El contexto no es alentador: según organizaciones civiles, menos del 5% de los casos de homicidios en el estado culminan en sentencias condenatorias.

Esta situación no solo genera desconfianza en las instituciones, sino que también desanima a las víctimas y sus familiares a buscar justicia.

Un sistema bajo presión

Además de enfrentar el desafío de desarticular redes delictivas, las autoridades lidian con recursos limitados, una sobrecarga de casos y un contexto de violencia en constante evolución.

En este caso, la evidencia como el arma y los estupefacientes fue clave para la vinculación, pero el proceso judicial podría extenderse por meses o incluso años, retrasando cualquier resolución definitiva.

Ante este panorama, la familia de las víctimas en Cancún exige medidas contundentes para combatir no solo el narcomenudeo, sino también la raíz de los problemas que permiten su proliferación: la falta de oportunidades, la corrupción y la debilidad institucional.

El caso de Luis David “N” y Alejandro “N” es un recordatorio de los retos monumentales que enfrenta la justicia en Quintana Roo. Sin reformas profundas y estrategias integrales, cada paso hacia la justicia seguirá sintiéndose como un avance demasiado pequeño frente a una crisis demasiado grande.

 

 

redaccionqroo@diariocambio22.mx

RHM

 

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