• Hace 19 años, un fenómeno extremo marcó un antes y un después en la región

 

  • Wilma no solo destruyó infraestructura, también cambió para siempre el manejo de desastres en la Península de Yucatán

 

Renán Gabriel Castro Hernández/ CAMBIO 22

El 21 de octubre de 2005, el huracán Wilma tocó tierra en Quintana Roo, impactando principalmente en Cancún y dejando una huella de destrucción que transformó para siempre la historia del turismo en el Caribe mexicano. Con vientos de hasta 295 kilómetros por hora y una persistencia inédita de 63 horas, Wilma se convirtió en el huracán más devastador que ha golpeado a la región.

El ciclón no solo arrasó hoteles y zonas turísticas, también borró gran parte de las playas que eran el principal atractivo del destino. Las pérdidas materiales se estimaron en 18 mil millones de pesos, de los cuales el 94% se concentró en el sector turístico.

La infraestructura eléctrica quedó completamente colapsada, con más de 3 mil postes caídos y Cancún sumido en un apagón de casi tres semanas.

Fotos – Cancún recuerda huracán que la destruyó hace 15 años | Noticias de turismo REPORTUR

Durante las primeras horas de su impacto, los habitantes y turistas de la zona se enfrentaron a olas de hasta 12 metros y una marejada ciclónica que cubrió las zonas costeras.

Aunque se registraron solo cuatro víctimas mortales en México, la situación fue crítica, obligando a evacuar a más de 60 mil turistas y a declarar zona de desastre en seis de los once municipios de Quintana Roo.

 

En la memoria colectiva, Wilma no solo se recuerda por sus daños materiales, sino por el caos que se vivió en las horas posteriores. Los saqueos y la falta de coordinación de las autoridades evidenciaron las fallas en los protocolos de respuesta, y el turismo, la base económica de la región, quedó paralizado.

Este evento marcó un punto de inflexión en la forma en que se preparan y enfrentan los fenómenos meteorológicos en el estado.

A casi dos décadas del desastre, las cicatrices aún son visibles, y el impacto de Wilma se ha vuelto un referente en el estudio de huracanes.

El calentamiento global y las alteraciones climáticas han provocado que los ciclones sean cada vez más intensos e impredecibles, como se ha visto con tormentas recientes que se intensifican súbitamente, algo que Wilma ya prefiguró con su rápida transición de tormenta tropical a huracán categoría 5 en tan solo 24 horas.

Hoy, los especialistas advierten que huracanes como Wilma podrían volverse más comunes y más devastadores.

La lección de hace 19 años nos recuerda la importancia de estar preparados y de desarrollar estrategias de mitigación y reconstrucción efectivas para enfrentar el cada vez más agresivo panorama meteorológico que afecta a la región y al mundo.

 

 

Con información del Sistema de Noticias CAMBIO 22

redaccion@diariocambio22.mx

HTR/GCH

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