Huayacán, la Avenida Emblema del Nuevo Cancún Que Hoy Colapsa: Desarrollo Descontrolado, Obras Permanentes y una Movilidad al Límite
5 Dic. 2025
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La vialidad diseñada como corredor verde y polo de plusvalía enfrenta saturación extrema, accidentes, obras permanentes y un desarrollo urbano que superó su capacidad
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Vecinos exigen rutas alternas, cruces seguros, retiro de espectaculares y un plan de movilidad integral para evitar que la zona sur siga dependiendo de una sola avenida que ya funciona al límite
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Crece la presión para que las autoridades municipales actúen ante la saturación de la Huayacán
Renán Castro Hernández/ CAMBIO 22
La avenida Huayacán se diseñó como símbolo del nuevo Cancún, un corredor verde flanqueado por residenciales de lujo, plazas exclusivas y la oferta gastronómica más moderna del sur de la ciudad. Su planeación y consolidación comenzaron durante la administración de Paul Carrillo alrededor de 2011, cuando se definió la expansión de la carpeta asfáltica y se detonó el crecimiento inmobiliario que marcó su primer gran boom hace casi 14 años, Hoy, sin embargo, la postal es muy distinta.
Entre 2023 y finales de 2025 a los conductores les toma hasta 45 minutos salir de la zona, una demora comparable con la que vivieron estudiantes de la Universidad Tecnológica de Cancún durante las obras del boulevard Colosio en 2022, cuando sus trayectos pasaron de 15 a 45 minutos.
Con su acelerado desarrollo inmobiliario, restaurantes de alta gama y comercios orientados a un mercado premium, la Huayacán se consolidó como el equivalente cancunense de zonas como Masaryk o Polanco en la Ciudad de México, un enclave de alta plusvalía que ofrece un estilo de vida de primer nivel pero que hoy enfrenta un colapso vial que amenaza con rebasar su propia modernización.
muy similar y proporcionalemente a lo que fue la hoy muy olvidada avenida Yaxchilán, en la época de los 90’s y principio de los 2000’s fue una zona maravillosa como epicentro comercial, hotelero y gastronómico del Cancún que detonaba su crecimiento.
La saturación dejó de ser un fenómeno coyuntural, responde al encadenamiento de obras viales, cierres parciales, instalación de redes sanitarias y un crecimiento acelerado de comercios y viviendas que superó por mucho la capacidad de las vialidades existentes.
A ello se suma un cambio urbano profundo, la Huayacán y todo el sur de Cancún se han convertido en una zona prácticamente independiente del resto de la ciudad. Su ubicación estratégica conectada al aeropuerto, al acceso directo hacia Playa del Carmen y la Riviera Maya, al Periférico con destino a Yucatán, y con fluidez hacia la zona hotelera y el centro la transformó en una especie de ciudad dentro de la ciudad.
Más de 50 residenciales establecidas en este sector dependen casi por completo de la Huayacán y de la avenida 135, su arteria paralela más importante, mientras que avenidas como Colegios, Bonfil y la misma Colosio se han integrado a un sistema urbano que funciona en red… pero sin un plan maestro que lo ordene.
La Agencia de Proyectos Estratégicos del Estado anunció la prolongación de la Huayacán por nueve kilómetros para enlazar la carretera federal 180 con la 307 y conectar con la estación de carga del Tren Maya.
La donación de terrenos por parte de Grupo Palace y Tierra y Armonía permitirá abrir una alternativa a la avenida Kabah, que fue durante años el único acceso importante al sur.
A la par, el Ayuntamiento moderniza la intersección con la avenida 135, incorporando carpeta asfáltica nueva, guarniciones, banquetas, rampas de accesibilidad y semáforos inteligentes conectados al centro de monitoreo municipal, en papel, todo debería mejorar la movilidad; en los hechos, las demoras no han cedido.
En agosto de 2025 se repavimentaron tramos completos con maquinaria pesada y cuadrillas de más de 40 trabajadores, ese mismo mes, el desarrollo comercial del Polígono Sur tomó fuerza, una nueva plaza de 15 mil metros cuadrados con marcas ancla, el primer 7-Eleven con formato drive-thru y un Chedraui Selecto recién inaugurado.
La inversión supera los mil millones de pesos, consolidando la plusvalía de la zona, pero incrementando también la presión sobre un sistema vial que no crece con la misma velocidad que la densidad poblacional.
A esto se suman los trabajos de Aguakan, que desde 2024 ejecuta instalaciones de redes de agua potable y drenaje sanitario en horarios nocturnos con cierres parciales.
En 2025 inició, además, la interconexión de un colector de 1 600 metros entre avenida Isla Mujeres y calle Ceiba, con reducciones de carril que permanecerán hasta 2026. Estas intervenciones, necesarias para regularizar servicios, profundizan el embudo que ya padecen miles de usuarios.
Mientras tanto, la Huayacán se convirtió en escenario recurrente de accidentes y hechos de violencia, choques por exceso de velocidad y pavimento mojado, volcaduras, rescates vehiculares y una tragedia mortal registrada en marzo de 2025, cuando una motociclista perdió la vida al ser impactada por un volquete.
La mezcla de obra constante, mala carpeta asfáltica, baches, reparaciones parciales y falta de cruces seguros agrava el riesgo para automovilistas, peatones y motociclistas.
La saturación de espectaculares suma otro frente, pese a anuncios oficiales, la avenida sigue plagada de estructuras metálicas y de concreto que no fueron retiradas tras los últimos temporales y que ya han caído sobre vehículos, la contaminación visual y el peligro que representan han sido denunciados por expertos desde hace más de dos décadas.
A ello se agregan problemas de convivencia urbana, cierres por rehabilitaciones, horarios de obra que se empalman con los picos de tráfico, arrancones nocturnos por gente en estado de ebriedad, operatividad irregular de algunos comercios y un reciente homicidio que mantiene en alerta a vecinos de Altura Residencial Cumbres.
Más de 200 habitantes han solicitado a las autoridades aplicar reglamentos de ruido, aforos y horarios para evitar que la zona pierda aún más calidad de vida.
La Huayacán se volvió un embudo porque toda la zona sur creció sin un proyecto integral de movilidad.
La avenida 135 enfrenta exactamente los mismos problemas, más residenciales, más comercios, más flujo y la misma infraestructura de hace una década.
Atender una vialidad por separado no resolverá el colapso mientras todas alimenten el mismo eje sin rutas alternas ni retornos adecuados.
Vecinos y usuarios plantean propuestas que van desde interconectar la Huayacán con avenidas paralelas como Chac Mool y Colegios, hasta habilitar distribuidores viales, retornos funcionales, pasos peatonales elevados y un programa permanente de retiro de espectaculares peligrosos. También piden una revisión profunda del sistema semafórico, accesos a residenciales y vías de desahogo que permitan distribuir el tráfico hacia Colosio, Periférico y 307 sin obligar a todos los desplazamientos a pasar por la misma avenida.
La apertura en febrero del año pasado de la avenida Chac Mool, que hoy recibe a miles de conductores diariamente, representa una alternativa valiosa para desahogar la Huayacán.
Su anchura y facilidad de incorporación la convierten en una vialidad estratégica, pero su potencial se ve limitado por un problema crítico, el entronque con el boulevard Colosio.
Allí, un diseño deficiente genera un cuello de botella que permite el avance de apenas uno o dos vehículos por turno, lo que obliga a largas filas y ralentiza por completo la circulación. La incorporación, improvisada ante la falta de una planeación integral, convierte una avenida amplia y cómoda en un tramo conflictivo al intentar salir hacia la Colosio, lo que anula gran parte del beneficio esperado de esta obra.
Sin estos ajustes, la “avenida de la plusvalía” seguirá siendo un mar de coches, ruido, obras y riesgos.
La inminente apertura del Puente Nichupté añade otra presión evidente a la ecuación, este nuevo acceso hacia la zona hotelera será un imán natural para miles de conductores que hoy reclaman rutas alternas para llegar a su trabajo sin perder horas en el tráfico, una parte considerable de los habitantes del sur de Cancún labora precisamente en la franja hotelera y depende de un traslado diario que ya resulta insostenible; con el puente operando, el flujo hacia esa conexión principal aumentará de manera significativa y la Huayacán será uno de los corredores preferidos para quienes buscan ahorrar tiempo.
Si no se toman medidas de movilidad previas a su apertura, este proyecto que debería mejorar la conectividad podría convertirse en un punto de inflexión para la avenida Huayacán, que hoy ya opera al límite. La zona sur registra un crecimiento acelerado de residenciales y actividad comercial, y sin un plan integral que distribuya la carga vehicular entre varias arterias, el nuevo acceso podría detonar un colapso mayor, el Puente Nichupté representa una oportunidad para reorganizar el tránsito de toda la ciudad, pero solo funcionará si se acompaña de una estrategia real que contemple accesos, retornos, semáforos coordinados y rutas de desahogo que eviten que la Huayacán siga absorbiendo un tráfico que ya rebasó su capacidad.
La responsabilidad es compartida y comienza por establecer un plan de movilidad realmente efectivo que acompañe el crecimiento acelerado del sur de Cancún.
Las autoridades deben armonizar la expansión comercial con la seguridad y con el bienestar de quienes viven y trabajan en la zona, no limitarse a ejecutar obras inmediatas que solo parchean los embotellamientos cotidianos, los desarrolladores tienen la obligación de invertir en accesos funcionales para evitar que la saturación recaiga en una sola vía, y la ciudadanía debe respetar los límites de velocidad, evitar excesos de velocidad y rechazar prácticas comerciales que operen fuera del reglamento.
La Huayacán puede recuperar su espíritu innovador, pero solo si todos sus actores entienden que la movilidad y la seguridad no son un accesorio del desarrollo sino la base misma que permitirá sostenerlo en una ciudad que ya supera el millón de habitantes.
Con información del Sistema de Noticias CAMBIO 22
GCH







































