Hoy 13 de Junio los Yorubas Celebran al “Pequeño gigante de la Religión AfroCubana” : “Eleguá”
13 Jun. 2023- Este 13 de junio, fieles de la religión yoruba celebran el Día de Eleguá, considerado como el pequeño gigante de la Osha.
- La relación sincrética entre diversas culturas que, durante el período colonial, llegaron a configurar «lo cubano», fue dando origen al fenómeno de la santería. La santería aparece como el resultado cubano de la integración y continuidad cultural de elementos étnicos y religiosos de los participantes africanos y españoles, ocurrido en el proceso de definición de la nacionalidad cubana. En la santería sobreviven cultos a los orishas o divinidades de origen africano, principalmente yoruba, bajo el culto a las imágenes de santos católicos.
Gabriel Hernández/CAMBIO 22
Este 13 de junio, se celebra una jornada muy especial para los fieles de la religión Yoruba, el Día de Eleguá, demostrándole así su fe al pequeño gigante de la Osha.
Durante este día, los fieles le demuestran su afecto al que consideran como un guía de las encrucijadas que presenta la vida, además de agradecerle el constante y, al mismo tiempo, le piden que nunca se separe de sus lados.
Es importante destacar que Eleguá se celebra con una faceta representativa a la de un niño, ya que este simboliza la pareja Elegua-Eshú, lo que a su vez representa el vínculo entre aquello positivo y negativo, es decir, el mismo equilibro del mundo.
Durante su día, los creyentes lo celebran dándole como ofrenda las cosas que más le gustan y, al mismo tiempo, diciendo los nombres de estas respectivas ofrendas en un tono que sea lo suficientemente alto para ser escuchado.
A la festividad yoruba acuden, dice el sacerdote, centenares de personas a hacer sus ofrendas y promesas al santo. “Cada persona que participa, si lo cree conveniente lleva su gallo y se lo ofrece a Eshu; es decir, que es un ofrecimiento libre”
Entre las ofrendas que más le gustan a Eleguá aparecen coquitos acaramelados, bollitos, raspaduras, así como otros postres o golosinas tales como caramelos o rositas de maíz, y se aconseja que la cantidad ofrecida de estas ofrendas sea de tres.
Sin embargo, Eleguá también acepta y, por supuesto, agradece, ofrendas como frutas, por ejemplo, la guayaba.
La ofrenda debe estar acompañada también con una vela de color blanca o roja, y unas flores elegidas con la libertad del devoto. Con todo lo mencionado, debe ir lo más importante: la fe.
Cabe resaltar que Eleguá es uno de los siete dioses fundamentales del panteón yoruba y, en todo acto religioso, o incluso cualquier festividad relacionada con la religión, es el primero en ser llamado y el último en despedirse debido a su gran importancia.
¿Quién es Eshu?
Muchos piensan que Elegua es malo. Sin embargo, dentro de la cultura tradicional Yoruba, es el único Orisha que nunca traicionó a Orunmila y es el que cambia la mala suerte por la buena suerte. También es quien colecta los clientes para el mercado y es el que elimina la catástrofe o las dificultades en nuestra vida.
Es el Orisha que tiene la facilidad de perturbar a una persona sin que esta llegue a enterarse y el que posee miles de medicinas para concederle sus deseos a la persona que realiza el sacrificio. Hace que sus enemigos se peleen entre ellos sin causa aparente. Es el Orisha que realizó un pacto de amistad con Orunmila, en el que Elegua conseguiría todo lo que Orunmila deseaba y Orunmila se comprometía a realizarle sacrificios constantemente.
Características de un dios
Se dice que Eleguá es quien se encarga de abrir y cerrar los caminos de los fieles ya que, según la tradición oral, esta tarea se la otorgó el propio Olodumare, en pago a su valentía por denunciar el incesto de su hermano Ogún. Oba Ecun en su libro Mitología de la Religión Yoruba menciona el dictamen que el Todopoderoso le hace a Eleguá: “[…] Tú serás el portero de esta vida, gobernaras entre los caminos y serás el regidor de éstos, de ti dependerá que los que se merezcan oportunidades las tengan, el progreso y el adelanto serás tú quien lo otorgues a quien merezca, nadie que no seas tú podrá intervenir en lo que tu misión se refiere […]” (145). Debido a eso, Eleguá es el dueño de los destinos de las personas. Los fieles de la santería deben de venerarlo primero a él antes que a cualquier otro santo en las ceremonias religiosas. Sus hermanos orichas lo respetan porque valoran la magnitud de su poder. Si Eleguá no es adecuadamente honrado por los humanos, las ofrendas hechas por éstos jamás llegan a sus destinatarios.
Eleguá es una deidad a la que se le asocian adjetivos como pícaro, travieso, tramposo, bromista y juguetón. Su carácter pueril permite que sus fieles lo consientan demasiado, ofrendándole todo aquello con lo que se mantiene contento a un niño. Si bien sus avatares o caminos muestran una dicotomía entre su lado benevolente y malevolente, lo cierto es que él al igual que todos los orichas son neutrales y actúan hacia sus fieles según su manera de actuar en la vida. Este dios yoruba puede moverse tanto del lado del bien como del mal, es decir trae consigo el equilibrio del todo. Él es el portero entre ambos mundos y por ser el oricha más pequeño, es querido y consentido por todos sus hermanos. Eleguá es travieso y suele poner trampas a los humanos, pero si estos eligen seguir el camino correcto, él les abre las puertas a la felicidad, sin embargo, si deciden bifurcar su sendero, su fracaso está asegurado ya que es entonces cuando llegan a conocer el lado oscuro de esta deidad lucumí. El Todopoderoso le otorgó una tarea muy importante en la Tierra, y como argumenta Mason: “He is that part of God that represents offered choices and fateful decisions connected to them” (Òrìsà New World 12). La misión de Eleguá en este mundo es mantener la armonía y a su vez brindar a sus hijos alternativas de vida a sabiendas que cada una de ellas va a tener consecuencias positivas o negativas según sea la elección humana.
Dentro del sincretismo religioso, las semejanzas entre los santos católicos y los yorubas fueron atribuidas en un principio por los esclavos con la finalidad de mantener contentos a sus amos. Sin embargo, ellos veían representados a sus orichas en las imágenes católicas ya que, según sus creencias, las deidades yorubas pueden transmutar en otros seres. Los colores fueron un detonante para equiparar a los santos católicos con las deidades lucumíes. Con respecto a lo anterior, a Eleguá se le vincula con el Santo Niño de Atocha, así como con San Antonio de Padua. Con el primero, la analogía se encuentra en que ambos santos son niños, además de poseer una vestimenta muy similar. Los colores del vestuario del niño Eleguá se intercalan solamente entre el negro y el rojo los cuales lo representan. El significado de estas tonalidades dentro de la santería posee diferentes aseveraciones. Por un lado, el negro representa la fortaleza, sustantivo que caracteriza muy bien a este oricha. El color rojo por su parte representa la sangre y al mismo tiempo la alegría. En su conjunto, los colores de Eleguá forman diferentes dicotomías entre la vida y la muerte, o el principio y fin de las cosas. Así mismo, la afinidad de Eleguá con San Antonio de Padua se debe a que a este último se le atribuye el don de la suerte de los feligreses, mientras que el príncipe mensajero yoruba es dueño y señor de la fortuna o destino de los humanos.
Por otro lado, dentro de la numerología, a Eleguá se le representa con el número tres, su día de adoración es el lunes y su festividad es el trece de junio. Las ofrendas que se le hacen van desde el pescado, el coco, el tabaco y el aguardiente, así como toda variedad de dulces que como el niño que es, disfruta con vehemencia. De igual manera, dentro de los sacrificios llevados a cabo en las ceremonias de iniciación o de otra índole religiosa, a Eleguá se le inmolan chivos, jutías y gallos, más nunca palomas porque se dice que estas lo debilitan. Estos rituales conllevan un gran significado simbólico dentro de las creencias lucumís. Los adeptos a la santería saben que sus dioses se alimentan con sangre ya que ésta es el ashé que les permite tener vitalidad y por ende la que hace posible que sus santos los ayuden en sus necesidades.
Siguiendo esta misma línea, los bailes que se realizan en honor de Eleguá son muy significativos. Cuando Eleguá baja y hace posesión de alguno de sus hijos durante los toques de santo, se puede apreciar la manera en que le gusta que se lleven a cabo sus danzas. En ellas los brincos y contorciones no faltan, así como tampoco el comportamiento pueril de sus seguidores. Las festividades de los santos yorubas suelen ser muy alegres, el toque de tambor, los bailes, las ofrendas, los collares o elekes, los cantos y oraciones siempre se encuentran presentes. Las ceremonias suelen llevarse a cabo en el monte ya que es aquí en donde viven los orichas. Los seguidores de esta religión aseveran que los santos yorubas habitan en lugares sacros de la tierra. Lydia Cabrera menciona que: “[…] El Monte es sagrado porque en él residen, ‘viven’, las divinidades. ‘Los Santos están más en el Monte que en el cielo’” (13). El monte al igual que la ceiba son respetados por los fieles de la santería, es por eso que las ofrendas más poderosas se realizan allí.
Caminos
Se dice que Elegguá tiene 21 caminos, aunque algunos sostienen que son 101 o más. En cada uno de ellos tiene una característica o responsabilidad diferente relacionada con el lugar de la casa o la naturaleza donde vive. A continuación se nombran algunos de ellos.
- Elegua Abaile
- Elegua Afrá
- Elegua Agbanukué (Agbanuké).
- Elegua Akéru
- Elegua Agongo Ogo
- Elegua Akesan
- Elegua Alá Le Ilú
- Elegua Alá Lu Banshé
- Elegua Alaroye Akokelebiyú
- Elegua Awó Bara
- Elegua Elufé
- Eshu Lode
- Eshu Igide
- Eshu Kaminalowá
- Eshu Akarajéu
- Eshu Aselu
- Eshu Ijelú
- Eshu Alalúbanse
- Eshu Diki
- Eshu Dare
- Eshu Bara Dage
- Eshu Afrodi
- Eshu Abanunkue
- Eshu Abalonke
- Eshu Aberu
- Eshu Aganika
- Eshu Agomeyo
- Eshu Agongo Olo Onya
- Eshu Agongo Ogo
- Eshu Alaguana
- Eshu Anaquil
- Eshu Ananaki
- Eshu Aroni
- Eshu Beleke
- Eshu Batiye
- Eshu Biri
- Eshu Echenike
- Eshu Ekileyo
- Eshu Grillelu
- Eshu Ekuboro
- Eshu Loboni
- Eshu Laroye
- Elegua Laye
- Elegua Okada
- Elegua Sokere
- Elegua Aye
- Elegua Elefe
- Elegua Manzaquillo
- Elegua Elegbara
- Elegua Odara
- Elegua Agogo
- Elegua Awala Boma
- Elegua Oro
- Elegua Obasin
- Elegua Alaketu
- Elegua Isheri
- Elegua Gogo
- Elegua miguel
Ofrendas y bailes
A Eleguá se le ofrece pescado y jutía ahumada, maíz tostado, coco, manteca de corojo, aguardiente, tabaco, dulces juguetes y caramelos de todo tipo. Sus elekes son de cuentas rojas y negras alternadas. Se le inmolan chivos , gallos, pollos, jutías —en las ocasiones que lo ameriten— y otros animales que conllevan ceremoniales más complejos.
Su historia con Shangó
Shangó era el hermano menor de Elegua, la relación entre ambos siempre fue muy buena, los dos lucharon y combatieron juntos ayudando a otros Orishas, las historias (Patakíes) relacionadas con estos dos Orishas son muy variadas, pero siempre dentro de un contexto de unión, amistad y armonía, ambos guerreros representan una cualidad específica dentro de la religión Yoruba.
Entre las distintas historias juntas, se describen relaciones armoniosas donde se da como ejemplo la hermandad y el trabajo en equipo. Elegua ayudó mucho a Shangó en su evolución como Orisha, éste lo respetaba como hermano mayor y a pesar que el poder de Shangó se volvió imponente, jamás ha dejado de adorar a Elegua. Para ampliar el conocimiento de esta relación recomendamos buscar los diferentes Patakíes que existen con respecto a la unión de estos dos Orishas.
Los trajes y vestimentas
La vestimenta y ropa de Elegua se caracteriza por ser de color rojo y negro, al ser muy pequeño se le puede colocar un traje levita negro con sombrero rojo, la combinación puede variar a gusto del Orisha y de cómo el santero pretenda adornar la imagen, en ocasiones se pueden utilizar ropas con rayas negras y rojas horizontales o verticales, estos deben llevar encima bolitas de color negro y muchos caracoles, al igual que el sombrero.
Este taje es una muestra de respeto por parte de los fieles, quienes se esmeran en vestirlo con los mejores tipos de tela con el objeto de agradarlo, la solicitud y las peticiones están relacionadas con la imagen que se muestre de Elegua, por eso muchos dedican y ponen todo su empeño en vestir a este Orisha de la mejor manera.
Los medios culturales
Eleguá, al ser una de las deidades más veneradas en la isla cubana ha sido fuente de inspiración en diferentes manifestaciones artísticas. En la música, por ejemplo, artistas de la talla de Celia Cruz y Celina y Reutilio han entonado melodías en donde Eleguá es reverenciado ampliamente. Eleguá quiere tambó de Luis Grinan e interpretada por Celia Cruz menciona la importancia que esta deidad tiene dentro de las ceremonias: “[…] África me dio la gran facultad para cantarle a mi orisha/ y a mi tambó de batá/ Eeee Eleguá quiere tambo/ Tambó, tambó, Eleguá quiere tambó” (Goldstar Records). El baile y la música son para los fieles de la santería imprescindible porque saben que sus orichas disfrutan de ellos. Los tambores batá por su parte son un símbolo de gran importancia en las ceremonias yorubas, esto no solo por su mitología, sino también por ser los encargados de transmitir un ritmo armonioso a las fiestas. Por otro lado, Celina y Reutilio cantautores de El hijo de Eleguá en donde unos de sus versos mencionan:
“Yo soy hijo de Eleguá/ Yo trabajo con Ogún (bis)/ Yo soy el negrito guapo Chambele/ Que rompo piedra con los pies/ Me llaman el rompe monte/ Me dicen el invasor/ Yo soy el negrito bueno/ El hijo del salvador” (Puchito Records).
Las canciones populares logran ser grandes éxitos porque en ellas se describen las hazañas de héroes o leyendas. En el caso de las deidades yorubas, los mitos, leyendas y testimonios se encuentran presentes en las letras de sus canciones para que el pueblo siga recordando la grandeza de sus dioses.
Así mismo, el teatro ha sido otro medio de expresión en donde las deidades de la santería han sido personajes importantes las cuales transmiten mensajes valiosos para sus seguidores. Un ejemplo de ello se encuentra en la obra teatral Chicherekú puesta en escena por Pepe Carril en 1976. Eleguá resulta ser el personaje de mayor importancia ya que como lo dice la mitología yoruba es quien abre y cierra los caminos, es quien da privilegios y los quita a todos aquellos que incumplen sus deberes y promesas. Chicherekú «Hicotea/tortuga» quien es el primer animal que habita la tierra y quien por gracia de Eleguá es coronada como la reina del monte, va a salvaguardar los secretos que solo el príncipe mensajero sabe. Su trabajo además de guardar aquellos secretos es vigilar la casa de Ochún, dejar libre el camino a Yemayá y procurar ser callada porque Oyá siempre busca a quien llevarse al cementerio. También le pide vigilar a la mujer y las acciones que ésta haga. Empero, Chicherekú no cumple con las ordenes de su padre Eleguá ya que por andar de presumida comete la indiscreción que contar aquellos secretos que tanto le habían confiado. Osain, dueño absoluto del monte y sus secretos, quien también se encuentra presente en esta obra, condena a la Hicotea y le dice a Eleguá: “[…] A Hicotea no la quiero en el monte, cuando viva en tu reino, la quiero cobarde y escondida debajo del carapacho” (Pepe Carril 49). La moraleja de esta pieza de teatro está situada en la obediencia que se le deben a los dioses, ya que estos son quienes premian por el buen comportamiento o castigan por la subversión de este.
El cine, por su parte, no ha pasado por alto la magnitud que tiene esta deidad lucumí ya que en filmes en donde otras deidades del panteón yoruba resultan ser protagonistas como lo son María Antonia (1990) de Sergio Giral o Santa Camila de la Habana Viaja (2002) de Belkis Vega por mencionar algunas, les han dado el respeto que el príncipe mensajero merece. La pantalla grande ha sido un medio muy importante de transmisión de la cultura afrocubana. Gracias a él se han erradicado estereotipos que se tenían hacia la santería a la cual se le relacionaba con magia negra y hechicería. Filmes como los antes mencionados han puesto énfasis en mostrar la realidad de lo que son las creencias lucumís, y como estas mantienen viva su mitología.
Eleguá tiene un papel muy importante que desempeñar dentro de las creencias yorubas. Su pueblo le brinda honores porque saben que por medio de él se abrirán o cerrarán las puertas del éxito de cada individuo. Eleguá puede ser tanto vida como muerte y ya que sus caminos son muy diversos la fortuna o la miseria de cada fiel siempre va a depender de la obediencia no solo hacia él, sino a todos los orichas. La mitología yoruba sigue presente en sus adeptos y es por eso que las leyendas que de ella emanan se mantienen vivas a través de sus rituales. Por otra parte, la cultura afrocubana relacionada con la santería ha trascendido dándose a conocer en el mundo gracias en gran parte a el teatro, el cine y la música en donde las deidades yorubas han sido protagonistas. Eleguá, el embajador del cielo ha demostrado ser un oricha fiel a sus convicciones, primero en el cielo con su padre Obatalá y en la tierra al procurar por el bienestar de sus hijos. Empero, su fama ha nacido por la ambigüedad de personalidades que existe en él, no por nada es el dios de las encrucijadas con el que se le relacionan los destinos de los hombres.
Elegua y el niño de Atocha
Para comprender esta relación debemos saber primero quién es el Santo Niño de Atocha, éste es el niño Jesús en los brazos de la Virgen de Atocha, concebida desde comienzos de la Edad Media, donde existe un santuario muy cerca de la ciudad de Madrid, allí se le rinde tributo a esta figura, la colonización permitió llevar esta imagen a la isla de Cuba, donde algunos historiadores explican.
Debido a la esclavitud y tratado de negros en la isla de Cuba, muchos de estos esclavos intentaron sublevarse o huir hacia los montes, los sacerdotes católicos convencieron a los negros a que pudieran llevar sus figuras negras cerca de los templos católicos y pudieran realizar sus ceremonias, la idea era que, se adaptaran a las normas religiosas e insertarlos en la vida civil durante la conquista, algunos aceptaron religiosamente esta propuesta y otros (Aun hoy en día) no aceptan el sincretismo de figuras africanas con santos católicos.
En el caso de Elegua es sincretizado con el santo niño de Atocha, ya que el Orisha es una figura infantil, su aspecto es de un niño carismático y la comparación con el Santo Niño de Atocha conocido en Cuba se asemeja enormemente. Sin embargo Elegua proviene de Nigeria, y el Santo Niño de Atocha no es conocido en ese país, por lo que la Iglesia ha tenido que aceptar estas adaptaciones solamente en la isla de Cuba, alli Elegua es sincretizado junto a otros santos Orishas.
Relación entre Elegua y Eshu
En Nigeria Eleggua es conocido como Eşu (Eshu). Su envergadura es tal, que sin la participación de Eshu la práctica ritual no existiría. Su intervención al no tomarlo en cuenta obstaculizaría los canales energéticos benefactores y activaría los caminos perjudiciales para los seres humanos. Es por ello que resulta temido y adorado. Por eso, es necesario insistir en aclarar que los practicantes de la religión Yoruba y afroamericanas no ven a Eshu como una deidad demoniaca. Él, simplementees una espiritualidad que equilibra este plano.
En Santería o Regla de Osha, Eshu es relacionado con Eleggua. Sin embargo, Elegua, es más dócil y apacible; en el caso de Eshu, su energía no apaciguada se mueve a gran velocidad en todos los lugares actuando a su gusto e influyendo en todas las criaturas existentes. La dupla: Eshu Elegua presenta la referencia innegable entre lo positivo y lo negativo. Dos energías paralelas en sí mismas que caminan a la par y siempre representan una contraposición, pero que innegablemente deben ser agasajadas para evitar las contrariedades e impulsar los sacrificios hasta su destino deseado.
Normalmente, el fundamento de Elegua reposa en la puerta de los hogares, mientras Eshu puede ser ubicado fácilmente en las áreas externas, así establecen la frontera entre dos energías que se balancean perfectamente.
¿Eleggua y Eshu son el mismo Orisha?
En realidad, esta siempre ha sido la pregunta. La respuesta podríamos encontrarla tratando de definir ¿quién es Elegua según la regla de Osha? Este cuestionamiento genera múltiples interpretaciones e incluso, férreas controversias, debido a que da origen a la discusión sobre la relación entre estos Orishas. Para tratar de responder esa pregunta analizaremos ciertas interpretaciones de diversos investigadores sobre el tema. Para empezar, tomaremos como referencia la afirmación realizada por Leonel Gámez Oshe Niwo y águila de Ifa, en su libro: Defendiendo Nuestras tradiciones II, donde manifiestan que: «Por Ocha, si un Olorisha entrega Elegbara, está entregando un Echu que es, obviamente, Echu Elegbara. Aunque no tenga ningún secreto de carga, realmente es un Echu y en Cuba quizá con el ánimo de diferenciar al Echu con carga del que es la Otá de Orisha, le comenzaron a llamar Elegbara sin mencionar Echu, pero está claro que Elegbara es uno de los tantos nombres de la divinidad Echu».
Queda establecido visiblemente bajo el razonamiento de los autores, con bastante lógica y un claro argumento que, Eshu y Eleggua son considerados la misma deidad, y que los Olorishas entregan únicamente el fundamento de Echu Elegbara, cuya confección, tanto en Cuba como en Nigeria, se realiza en base a una piedra, sin carga adicional.
Por su parte, los Babalawos, entregan un fundamento de Eshu, respaldados por la conversación obtenida de la teología de Ifa, donde existen distintas formas de Eshu conocidas como «caminos», identificados con características y cargas diferentes en cada Odu de Ifa.
Es importante destacar que cuando hablamos de «caminos» nos referimos a la forma en que se adora a los Orisha en las diferentes zonas de África. Esto sucede a partir de la llegada de las divinidades a la Tierra, quienes venían acompañados de 200 seres humanos que se desempeñaban como sus seguidores, y a pesar de vivir todos bajo las leyes universales determinadas por Olodumare, cada uno de los Orishas acumuló una serie de experiencias, y hábitos junto a sus devotos, lo cual generó que, al momento de partir las deidades de esta Tierra, sus enseñanzas fueran transmitidas a las generaciones siguientes, una y otra vez. Finalmente, el peregrinaje de sus descendientes en este mundo dio pie a que su culto se expandiera, dando origen a sus diferentes nombres o diversos caminos con los que hoy en día se conocen a los Orishas.
Es así que, Eshu tiene nombres y cargas distintas debido a las costumbres bajo las que eran construidos sus fundamentos según la región del reino Yoruba a la que pertenecía. Siendo identificados en su mayoría por su gentilicio, por ejemplo: los pobladores de la tierra de Ketú, son conocidos como alaketu, tal como se identifica el Eshu confeccionado bajo las costumbres de esa región, es decir, Eshu Aleketu o Alakentu. De esta misma forma, ocurre con incontables lugares y fundamentos, que acompañados por un Odu de Ifa permite que los Babalawos puedan identificar cuál es el Eshu que camina de la mejor manera con el iniciado.
Lo mismo sucede con los Orishas, siendo determinados los caminos correspondientes a cada iniciado durante la consagración de Kariosha, y en su defecto, cuando hablamos de el Santo Elegua en particular, se podría considerar bajo esta premisa que en la regla de Osha, el Olorisha en Cuba de alguna manera simplificó el manejo del fundamento, entregando solamente Eshu Elegbara.
¿Por qué se puede especular que hubo una simplificación del manejo del atributo? Además de considerar las razones anteriores, es necesario comprender que en algunas tierras Yorubas los Olorishas consagrados a Eshu, es decir, los Oloesu conocían y manejaban a profundidad las cargas de su Orisha tutelar, pero esas prácticas no lograron difundirse en Cuba, a diferencia de los conocimientos con respecto a Eshu contenidos en los Odu de Ifa que, sí se dieron a conocer y se mantienen hasta nuestros días. De cualquier manera, lo importante es comprender que las prácticas con respecto a este Orisha confieren potestades con formas y maneras particulares en cada una de las tierras, con ciertas diferencias para sus iniciados, que bien pueden ser Olorishas o Babalawos, pero sin necesidad de generar conflicto alguno entre ellos, ya que, su adoración es adjudicada a ambos. Todo esto es el resultado de la integración de las diferentes culturas que existían en Cuba, y que a partir de las cuales, se unificó nuestra religión tal como se conoce en la actualidad.
La interpretación del significado y la naturaleza de Eleggua es tan ambigua como su naturaleza misma, es por ello que algunos investigadores se tropiezan con su propia energía al momento de adentrarse en la comprensión de su significado, viviendo de alguna forma las sorpresas que caracterizan a esta deidad. Otro ejemplo de ello lo encontramos en el libro «Eshu-Elegua equilibrio dinámico de la existencia» donde su autor, Adrian de Sousa, afirma en la introducción: «Recuerdo que cuando realizaba los trabajos de campo para completar estos apuntes en las regiones de Ile Ife, Oyo, estado de Benin e Ibadan, en Nigeria, me acerqué a un sacerdote de Ifa en busca de información acerca de Elegguá* y me dijo que no conocía a esa divinidad. Sorprendido le referí varias características de esta y solo entonces reconoció que hablaba de Eshu».
Manifiesta Sousa en sus escritos que, la mayoría de las personas practicantes de la regla de Osha e Ifa en América Latina, en especial en Cuba, que fueron encuestadas durante su investigación, consideran que Elegua es una deidad distinta a Eshu. Un porcentaje mucho menor, identifica a Eshu-Elegua como la misma deidad. Pero, ambos concuerdan en que su concepción les genera un poco de duda al no poder argumentarla basándose en los Odu de Ifa, finalmente, su opinión es producto de las enseñanzas de sus mayores, de su cultura y sobre todo la Fé que le tienen al pequeño gigante.
https://youtu.be/JuKmJaMYR0w
Fuente: Agencias,oshaeifa,Ashé…
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