• El movimiento Por Playas Libres Tulum, del que Vicente forma parte, surgió hace casi un año como respuesta a lo que consideran una apropiación de un bien nacional

 

  • “Ya hicimos marchas pacíficas, pero si esto no cambia, haremos otra, más fuerte. No vamos a parar hasta que se respete el derecho al acceso libre”, advierte

 

Redacción / CAMBIO 22

TULUM a 10 de octubre. —Con más de cuatro décadas viviendo en Tulum, Vicente Ortiz no oculta su hartazgo. Denuncia lo que califica como “una grosería” del gobierno federal por permitir que la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) cobre el acceso a playas dentro del Parque del Jaguar, una zona que —dice— debería ser libre y pública. “Las playas no se privatizan, pero la Sedena ya lo hizo”, afirma con tono de indignación.

El reclamo surge luego de que la presidenta Claudia Sheinbaum prometiera investigar los cobros denunciados por visitantes nacionales y extranjeros. Sin embargo, para los habitantes, el discurso oficial es puro atole con el dedo. “Si realmente le interesara, ya habría mandado a su gente”,sentencia Vicente.

Según su testimonio, la molestia no radica solo en los precios —a los que califica como un “robo”— sino en la desigualdad de trato hacia los ciudadanos locales. “Uno como mexicano no tiene que pagar nada. Yo no digo que no cobren, pero que sea justo: 50 pesos a los nacionales y 150 a los extranjeros. La gente viene a la playa, no al parque Jaguar”, reprocha.

A la crítica por los cobros se suma la falta de transporte público, un problema que, según Vicente, afecta a miles de trabajadores. “No hay transporte, solo taxis, y los taxistas abusan. El municipio debería preocuparse por eso, no por andar repitiendo lo que dice la Sedena”, señala.

El movimiento Por Playas Libres Tulum, del que Vicente forma parte, surgió hace casi un año como respuesta a lo que consideran una apropiación de un bien nacional. “Ya hicimos marchas pacíficas, pero si esto no cambia, haremos otra, más fuerte. No vamos a parar hasta que se respete el derecho al acceso libre”, advierte.

Mientras tanto, la indignación crece entre los tulumnenses que sienten que su voz no pesa frente al poder militar. “Nos tienen amarrados de manos —dice Vicente—. Pero no pueden callar a todo un pueblo que defiende lo que es suyo: sus playas.”

 

 

 

redaccion@diariocambio22.mx

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