• Alerta Roja

Javier Chávez Ataxca/CAMBIO 22

Un video relámpago capta al chetumaleño Manuel Bermúdez Montufar –subsecretario de Licitaciones y Control Documental de la Secretaría estatal de Obras Públicas– pateando con tres compañeros de parranda a un hombre acurrucado en el suelo, a quien sus compañeros intentan defender. La viralizada golpiza ocurrió en la zona frontal del popular antro Ágora que se ubica en el Boulevard Bahía, a unos pasos del Faro.

𝐄𝐥 𝐟𝐮𝐧𝐜𝐢𝐨𝐧𝐚𝐫𝐢𝐨 𝐥𝐚𝐧𝐳𝐚 𝐩𝐚𝐭𝐚𝐝𝐚𝐬 𝐜𝐨𝐦𝐨 𝐞𝐧 𝐥𝐚𝐬 𝐩𝐞𝐥í𝐜𝐮𝐥𝐚𝐬 𝐝𝐞𝐥 𝐒𝐚𝐧𝐭𝐨 𝐲 𝐥𝐚 𝐚𝐧𝐭𝐢𝐠𝐮𝐚 𝐬𝐞𝐫𝐢𝐞 𝐝𝐞 𝐁𝐚𝐭𝐦𝐚𝐧, 𝐩𝐨𝐫𝐪𝐮𝐞 𝐧𝐨 𝐬𝐞 𝐝𝐞𝐭𝐞𝐜𝐭𝐚 𝐥𝐚 𝐢𝐧𝐭𝐞𝐧𝐜𝐢ó𝐧 𝐝𝐞 𝐦𝐚𝐬𝐚𝐜𝐫𝐚𝐫, quizá por falta de instinto; pero al rollizo hombre sometido le balconean el color de su ropa interior y casi le bajan por completo el pantalón de mezclilla. Sentadas, dos damas con ajustado vestido negro intentan calmar a los gladiadores arrastrados por el frenesí.

La repercusión política era inevitable, porque Manuel Bermúdez forma parte del equipo de la chetumaleña Irazú Sarabia May, titular de Obras Públicas. Por ello de inmediato la Secretaría de la Contraloría Estatal (SECOES) anunció que el pateador designado fue separado de sus funciones, para ser sometido a proceso administrativo. Uyyy, qué miedo.

𝐒𝐢 𝐌𝐚𝐧𝐮𝐞𝐥 𝐁𝐞𝐫𝐦ú𝐝𝐞𝐳 𝐲 𝐬𝐮𝐬 𝐚𝐦𝐢𝐠𝐨𝐬 𝐚𝐠𝐫𝐞𝐬𝐨𝐫𝐞𝐬 𝐞𝐬𝐭𝐚𝐛𝐚𝐧 𝐞𝐦𝐛𝐫𝐮𝐭𝐞𝐜𝐢𝐝𝐨𝐬 𝐩𝐨𝐫 𝐞𝐥 𝐚𝐥𝐜𝐨𝐡𝐨𝐥 𝐨 𝐚𝐥𝐠𝐨 𝐦á𝐬, 𝐞𝐬𝐨 𝐞𝐥𝐥𝐨𝐬 𝐥𝐨 𝐬𝐚𝐛𝐞𝐧, 𝐜𝐨𝐦𝐨 𝐥𝐚 𝐜𝐚𝐮𝐬𝐚 𝐝𝐞𝐥 𝐳𝐢𝐩𝐢𝐳𝐚𝐩𝐞. Lo cierto es que en estos tiempos los videos oportunos son dardos envenenados que en minutos llegan a grupos de Facebook y WhatsApp, demoliendo prestigios.

Lo hecho por este funcionario no es una travesura intrascendente, porque𝐬𝐞 𝐥𝐥𝐞𝐯𝐚 𝐞𝐧𝐭𝐫𝐞 𝐥𝐚𝐬 𝐩𝐚𝐭𝐚𝐬 𝐚𝐥 𝐜𝐚𝐩𝐢𝐭𝐚𝐥𝐢𝐧𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐚 𝐝𝐮𝐫𝐚𝐬 𝐩𝐞𝐧𝐚𝐬 𝐩𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧𝐞𝐜𝐞 𝐞𝐧 𝐩𝐨𝐬𝐢𝐜𝐢𝐨𝐧𝐞𝐬 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐚𝐥𝐭𝐚 𝐛𝐮𝐫𝐨𝐜𝐫𝐚𝐜𝐢𝐚. Y cuando los del norte hablen de este episodio dirán hasta el cansancio: “miren al chetumaleño equis”.

Los políticos y funcionarios chetumaleños tienen que contemplar la tempestad y arrodillarse, porque𝐞𝐧𝐟𝐫𝐞𝐧𝐭𝐚𝐧 𝐭𝐢𝐞𝐦𝐩𝐨𝐬 𝐚𝐝𝐯𝐞𝐫𝐬𝐨𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐝𝐞𝐛𝐞𝐧 𝐨𝐛𝐥𝐢𝐠𝐚𝐫𝐥𝐨𝐬 𝐚 𝐥𝐚 𝐩𝐫𝐮𝐝𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚, 𝐲𝐚 𝐪𝐮𝐞 𝐞𝐬𝐭á𝐧 𝐞𝐧 𝐝𝐞𝐜𝐚𝐝𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚 𝐲 𝐩𝐮𝐞𝐝𝐞𝐧 𝐞𝐬𝐭𝐚𝐫 𝐦𝐮𝐜𝐡𝐨 𝐩𝐞𝐨𝐫 𝐬𝐢 𝐬𝐢𝐠𝐮𝐞𝐧 𝐬𝐢𝐧 𝐚𝐩𝐥𝐢𝐜𝐚𝐫𝐬𝐞 en sus posiciones, a bordo de la casi invencible Cuarta Transformación.

 

redaccion@diariocambio22.mx

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