• Una leyenda viral afirma que “firulais” viene de “free of lice”, pero la historia real apunta a un payaso del México colonial

 

  • El nombre surgió en Guadalajara en el siglo XVII y se popularizó como sinónimo de perrito travieso y personaje relajado

 

Redacción / CAMBIO22

Lomito, solovino o simplemente perrito: hay decenas de formas de referirse de manera genérica al llamado Mejor amigo del hombre. En México, sin embargo, una de las más populares y cariñosas es firulais.

Desde hace algunos días, decenas de cuentas en Facebook y TikTok han propagado una historia referente al origen de la palabra, el cual sería una castellanización de “free of lice”, o libre de pulgas, una condición que aplicaban las autoridades fronterizas para las mascotas que eran transportadas desde México a Estados Unidos. Y aunque viable, lo más probable es que esta historia sea errónea.

¿Cuál es el verdadero origen de la palabra firulais?

“Estas etimologías virales, como firulais que supuestamente viene de ‘free of lice’ o pipirisnais de ‘people is nice’, se mantienen porque suenan plausibles y, muchas veces, reflejan experiencias culturales reales”

“En regiones donde el inglés ha tenido gran influencia, por el turismo, la migración o los medios, es natural que la gente asuma que las palabras más extrañas vienen del inglés. Estas explicaciones, conocidas como etimologías populares, son divertidas y atractivas, pero no siempre tienen base real”, explica Yolanda Del Paso Ramos, portavoz de la plataforma de aprendizaje Preply.

¿Cómo surgió firulais?

Una de las menciones más antiguas al nombre de firulais proviene de un personaje que vivió en Guadalajara, en tiempos de la Colonia, quien dilapidó la fortuna familiar y dedicó los años de su edad adulta a ejercer como payaso.

De acuerdo con el libro Las calles de Guadalajara, de Ramiro Villaseñor, en vida tuvo el nombre de Federico Ochoa y heredó riquezas provenientes de ingenios azucareros ubicados en Michoacán y Jalisco. Sin embargo, las malas amistades y los buenos vinos hicieron que terminara en la pobreza.

“Después de una leve incursión, que casi llamaremos pretexto, o dibutaciones profesionales, en los toros, el teatro y el matrimonio, el ya maduro Federico se dedicó de tiempo completo a la representación de payaso de cara enharinada y ropa de mojiganga”.

“El apodo le vino de un día que paseaba con dos de sus primos por la calle, se les vino de pronto encima y a toda carrera un perrito que escapaba de una casa; tras él, desolada, su dueña; una chiquilla que le gritaba ‘Firulais’, ven ‘Firulais’ toma, ‘Firulais’. Federico se embobó con la muchacha y los primos cazaron al vuelo la broma y guasones le dijeron a Federico ‘ándale Firulais te hablan’”, señala el libro.

Sucede que el payaso Firulais gozó de gran fama, y en Occidente ya era común el apodo, tanto para perros como para personas que tienen una moral disipada y prefieren el descanso al trabajo.

Según numerosas fuentes, la palabra ya era común en el siglo 17, decenas antes de que Estados Unidos naciera como país, por lo que es más probable que el origen de firulais naciera de un payasito y no de estar “libres de pulgas”.

 

 

 

Fuente: El Heraldo de México

redaccion@diariocambio22.mx

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