Falta de Planeación Provoca Incremento Anual en el Costo del Proyecto Tren Maya; Su Magra Rentabilidad Social, Política y Económica para México
4 Feb. 2023
Graciela Machuca Martínez/Cambio 22
La obra ferroviaria conocida como Tren Maya que cruzará los territorios de Chiapas, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo en una ruta de unos mil 500 kilómetros de una u otra manera ya está impactando y seguirá impactando a esta región del país en particular, así como al resto del territorio nacional, debido a la millonaria inversión que se está llevando, mientras otros rubros presupuestarios del gobierno federal han sido abandonados.

El gobierno de la 4T presume que el Tren Maya vendrá a beneficiar a las cinco entidades por donde pasará, pero se le olvida decir que serán todos los contribuyentes del país quienes estamos pagando y seguiremos pagando la deuda que genere esta obra, para la cual no se hizo una proyección financiera con las metodologías idóneas, sino solo se fue construyendo por ocurrencias a tal grado que hasta el momento no existe un Plan Maestro de toda la obra, se han ido haciendo los planes por tramos y sobre las piernas de gente improvisada, lo que le ha costado muchos miles de millones de pesos a la Hacienda Pública.
Si algún día ese tren deja ganancias serán para las fuerzas armadas del país, instancias que operarán la empresa que administrará este servicio de transporte, al igual que al Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, una línea área, hoteles; cuando termine Andrés Manuel López Obrador su encargo en el mes de septiembre de 2024 dejará convertidos en empresarias a las cúpulas del poder militar, sin que como instituciones hayan respondido a las masacres de 1968 y 1971, a su responsabilidad en la llamada Guerra Sucia de la década de los años 70, sus vínculos con el crimen organizado a lo largo de las últimas décadas, así como su intervención en el caso de los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa.

Los auténticos militantes de izquierda que algún día creyeron en el proyecto de gobierno de López Obrador saben muy bien el papel que han jugado los militares en México, así como lo que sucedió en centro y Suramérica con las dictaduras militares. Poner instituciones democráticas en manos del ejército es dejar la Iglesia en manos de Lutero, eso la historia lo ha comprobado con represión y sangre.
Desde el 2018 en que se empezó a publicitar el proyecto del Tren Maya de AMLO, en este espacio periodístico he ido desmenuzando los pros y lo contras de la obra, pero también el riesgo para la democracia en el país que sea, precisamente el ejército, la institución que construya, vigile y administre una obra de tal magnitud que la pagará el pueblo Mexicano, sin que tenga acceso a la rendición de cuentas, porque a los militares no les gusta eso de la transparencia.

El Derecho de Acceso a la Información Pública Gubernamental que se establece en el Artículo 6 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos obliga a todas las autoridades del país a la transparencia y a la rendición de cuentas.
Cuestionar estas conductas institucionales tiene múltiples causas, entre ellas, que la obra es realizada con dinero público y además, se le vende al pueblo de México como una obra que beneficiará al país, pero hasta el momento solo hemos visto que quienes se llevarán las ganancias de la construcción son empresas transnacionales y sus socios mexicanos, que pertenecen a la cúpula del poder económico y político del país, a quienes el gobierno de López Obrador dice combatir.
Recientemente se dio a conocer que la obra del Tren Maya, durante el ejercicio fiscal 2022 gastó más 185 por ciento más del presupuesto del autorizado por la Cámara de Diputados, según el cuarto informe trimestral de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHyCP).

El sitio de noticias Animal Político, entre otros medios de comunicación, hace un análisis al respecto y recuerda que el Congreso le autorizó al Tren Maya 63 mil 603 millones de pesos para el ejercicio 2022, pero el gasto real fue de 181 mil 544 millones de pesos.
Esto es el resultado de la falta de planeación, de las ocurrencias, de las improvisaciones, porque al inicio de la presente administración federal se dijo que el costo total de la obra sería de 120 mil millones de pesos, pero cada año esa cifra es superada con creces.
Según Animal Político, el año pasado el presidente López Obrador reconoció que el costo total de la obra sería de entre 15 mil millones de dólares y 20 mil millones de dólares, lo que significa un aumento de alrededor de 14 mil millones de dólares del presupuesto original.
El Presupuesto de Egresos de la Federación para el año 2022, contempló que “el Tren Maya tendría un presupuesto de 63 mil millones de pesos, un monto mayor incluso a los recursos que tendría la Secretaría de Seguridad Ciudadana para los cinco principales programas, que ascienden a 56 mil millones de pesos”.

Terminó gastando el triple, 181 mil 544 millones de pesos. “Lo que prácticamente hace la totalidad del presupuesto de la Secretaría de Turismo para sus cuatro principales programas que suman 182 mil 777 millones de pesos”.
Si bien es cierto que Quintana Roo representa la ventana de México para el turismo internacional, la actividad económica turística se desarrolla en todo el país y requiere recursos públicos para que se desarrolle.
Aún terminado el Tren Maya, su operación será incapaz de captar las divisas que se requieren para apuntalar al sector turístico en el país, que ha sufrido serios retrocesos por la pandemia y su estancamiento a causa de los recortes presupuestales con la finalidad de llevarse los recursos al Tren Maya.
Por ejemplo, el programa “Desarrollo y promoción de proyectos turísticos sustentables” tenía etiquetados 77 millones de pesos de presupuesto, pero terminó el año con 9 millones de pesos de recorte.
El programa de mantenimiento a infraestructura turística solo tuvo 794 millones de pesos para 2022 y los Centros Integralmente Planeados (CIPs), puntos turísticos de impacto nacional, tenían un presupuesto de 123 millones de pesos, pero disminuyó a 68 millones de pesos al finalizar el año, de acuerdo al análisis de Animal Político.
Las personas empresarias y expertas en el negocio del turismo saben muy bien que la inversión multimillonaria del Tren Maya no podrá recuperarse en un plazo que la haga rentable y que sus beneficios no serán suficientes para detonar la actividad turística en la Península de Yucatán, mucho menos, en el resto del país, en cambio su impacto medioambiental, social y político, será contraproducente. ¿Será rentable viajar a bordo de ese tren?
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