• El experto Alejandro Sánchez-Flores de la UNAM explica por qué las restricciones carecen de base científica, aclarando el impacto del glifosato en los cultivos transgénicos

 

 

Redacción/CAMBIO22

El reciente fallo del panel del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) ha generado una intensa discusión sobre la política mexicana respecto a las importaciones de maíz genéticamente modificado (OGM). Según el panel, las restricciones impuestas por México violan el acuerdo comercial y carecen de sustento científico. Sobre este tema, el Dr. Alejandro Sánchez-Flores, experto en Genómica y Bioinformática de la UNAM, ofreció una opinión fundamentada en su experiencia.

Sánchez-Flores, investigador en la Unidad Universitaria de Secuenciación Masiva y Bioinformática de la UNAM y el Laboratorio Nacional de Apoyo Tecnológico a las Ciencias Genómicas, declaró: “No tengo ningún conflicto de intereses con la industria productora de maíz transgénico y mi opinión está basada en mi conocimiento y juicio como científico”.

El experto recordó que en 2012 lideró un proyecto solicitado por SENASICA para desarrollar un sistema de detección de transgénicos mediante secuenciación masiva de ADN. Esta investigación surgió en medio de preocupaciones generadas por un estudio controvertido publicado por Gilles-Éric Séralini, que vinculaba el consumo de maíz modificado con tumores en ratas. Sin embargo, el artículo fue retirado posteriormente debido a fallos metodológicos y conclusiones no verificables.

México contra el maíz transgénico

En respuesta al fallo del panel de solución de controversias del T-Mec, que obliga al país a retirar las restricciones a la importación de maíz transgénico estadounidense, la presidenta Claudia Sheinbaum afirmó que México protegerá los cultivos de maíz en el país con una nueva legislación que impida el cultivo de este tipo de maíz.

Desde Ciudad Juárez, Chihuahua, la mandataria habló de la resolución desfavorable para México del panel de controversias del T-MEC, la cual sostuvo, no impedirá que protejan los cultivos de maíz en el país. Y adelanto que en febrero del próximo año, el Congreso va a legislar para que “no se pueda sembrar maíz transgénico” en México.

Por su parte, el coordinador de la bancada de Morena en la Cámara de Diputados, Ricardo Monreal, informó que en los primeros días de enero se presentará una iniciativa para prohibir el uso de maíz transgénico para consumo humano.

Evaluación del glifosato y los transgénicos

El glifosato, herbicida relacionado con ciertos cultivos transgénicos, ha sido señalado como carcinogénico. Sánchez-Flores explicó que el glifosato actúa inhibiendo una enzima exclusiva de las plantas, lo que lo hace inofensivo para los humanos en dosis normales. Además, aclaró que está clasificado en el grupo 2A por la Agencia Internacional de Investigación sobre Cáncer (IARC), lo que indica un riesgo relativamente bajo, menor al del alcohol o los gases de combustión.

El científico destacó que otros factores, como la presencia de aflatoxinas en alimentos contaminados por hongos, representan un riesgo mayor para la salud. En cuanto a los OGMs, enfatizó que estos productos han sido rigurosamente evaluados y no presentan riesgos significativos para la salud humana.

Augura México una resolución desfavorable al concluir panel del T-MEC por  maíz transgénico -

Innovación y producción agrícola

Sánchez-Flores subrayó que los OGMs son el resultado de años de investigación y representan avances en biotecnología agrícola. Estos cultivos mejorados incluyen características como resistencia a sequías, plagas e insecticidas naturales. “Desde los años 90, estos desarrollos se utilizan en alimentos como soya, algodón y maíz sin evidencia de daños”, afirmó.

Sin embargo, criticó las restricciones impuestas a los OGMs en México, argumentando que obstaculizan el desarrollo de tecnologías nacionales, como la cisgénesis, que permitirían optimizar la producción local sin comprometer la biodiversidad. También destacó que el país depende de importaciones para satisfacer su demanda de maíz y que las políticas actuales no abordan el problema de manera integral.

Propuesta para el futuro

El experto hizo un llamado a fortalecer la investigación científica en biotecnología agrícola y apoyar instituciones como el CIMMYT. Propuso utilizar el germoplasma nacional para desarrollar variedades híbridas avanzadas capaces de aumentar la producción y garantizar la soberanía alimentaria.

Biotecnología Sí“Resolver este problema requiere estrategias combinadas de ciencia, agricultura y economía, no discursos ideológicos”, concluyó Sánchez-Flores.

La postura crítica del experto resalta la necesidad de replantear las políticas nacionales sobre OGMs con base en evidencia científica. Además, pone sobre la mesa la urgencia de equilibrar la protección de los cultivos tradicionales con el uso de biotecnologías modernas para enfrentar los desafíos alimentarios del país.

 

 

 

Fuente: La Silla Rota

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