► A un año del delito, la FGE no ha dado con los responsables

► Pese a que la SESA confirmó el hurto de las medicinas y prometió investigar, mantiene hermetismo en torno a este caso y otras situaciones similares

 

Por Laura Beytia/CAMBIO 22

CHETUMAL, 23 de julio.- Fue el 31 de julio de 2023 cuando Cecilia Be Matos, madre de la menor Joselyn Sayuri, que estaba ingresada en el área de Hemato-Oncología del Hospital General de Chetumal, denunció el robo de 18 frascos del medicamento Blinatumomab Vial de 38.5 microgramos, utilizado para el tratamiento de la Leucemia linfoblástica aguada y que les fue donado.

El caso que hizo público por la imposibilidad de poder adquirirlo dado sus altos costos en el mercado, generó mucha indignación entre la sociedad chetumaleña e hizo que la Secretaría de Salud (SESA) actuara de manera rápida y se le restituyera a la joven los medicamentos para que pudiera seguir con su tratamiento, pero no se resolvió el deslinde de responsabilidades.

A escasamente una semana de cumplirse un año del hurto, se dio a conocer el fallecimiento de la menor que era originaria del municipio de Felipe Carrillo Puerto, luego de que precisamente ese medicamento le garantizaba un año más de vida para seguir esperando el trasplante de médula con la que tenían esperanza de que lograra vencer la enfermedad.

Aunque la SESA prometió esclarecer el robo a través de indagaciones internas entre el personal y deslindar responsabilidades y la fiscalía abrió la carpeta de investigación FGE/QROO/OPB/07/4269/2023, que derivó en que la directora de la Clínica del Niño y Adolescente con Cáncer y el encargado de la farmacia fueran vinculados a proceso por su presunta responsabilidad, enfrentando el proceso en libertad, a la fecha aún no se ha podido explicar cómo se dio la desaparición del medicamento y el destino final de los 18 frascos que en el mercado llegaron a costar hasta 600 mil pesos, y menos quién los sustrajo y se benefició por la venta ilegal de la medicina.

El llamado de justicia y castigo para el responsable que hiciera en su momento la madre de la menor permanece en el limbo, y hoy, aunque enfrenta dolor por la pérdida de su hija, exclamó que no pierde la esperanza de que quienes lucraron con el medicamento sean condenados.

“La verdad yo quiero justicia y que se investigue quién agarró el medicamento que se robaron del refrigerador donde se resguardó. Solo un frasco cuesta como 30 mil pesos y lo conseguimos de personas de buena fe para casi un año de tratamiento de mi hija”, declaró en su momento.

Mientras, la SESA permanece en silencio y sin ninguna prisa para que la autoridad agilice las investigaciones de este y otros asuntos de robos que se han suscitado en el interior del Hospital General de Chetumal.

 

lau.beytia@diariocambio22.mx

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