Falleció en la Cruz el Cristo de Playa Delfines, su Delito Llamarse Hijo de Dios
29 Mar. 2024
Rafael García/CAMBIO 22
Cancún, Q. Roo a 29 de marzo.- “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”, estás fueron de las últimas palabras del Jesús de Playa Delfines, Omar Campos, antes de morir en la cruz y después resucitar en la arena blanca del Caribe Mexicano.
La XIII edición del “Viacrucis” en la Playa que escenificó la organización Evangelización Kreativa inició a las 4:15 de la tarde con un gran número de cancunenses y turistas nacionales e internacionales.
La puesta en escena inició con el pasaje del bautismo de Jesús por Juan “El Bautista” que por primera vez el “nazareno” fue bautizado en las aguas azul turquesa de la Playa Delfines.
Minutos después se realizó la última cena entre los apóstoles de Jesús y posteriormente “el cordero de Dios”, subió al jardín de Getsemaní a orar al padre, fue tentado por el “ángel caído”, lugar donde fue apresado al ser traicionado por Judas Iscariote, quien lo beso para después entregarlo al ejército del Sanedrín.
Fue en el majestuoso marco de la citada playa que inició el camino al Monte Calvario de Jesús, al ser apresado, golpeado, humillado y escupido por los representantes de la ley de aquel entonces.
Más tarde fue el sumo sacerdote, Caifas, quien lo llevó ante Poncio Pilatos, quien no encontró delito en Jesús y ordenó que le dieran 30 latigazos para después mandarlo ante Herodes, quien le pidió al nazareno que le convirtiera el agua en vino para después mandarlo de nuevo con Poncio Pilatos, al considerar que el mesías estaba loco.
Ante los gritos de “!crucifícalo¡, ¡crucifícalo” de la turba, el gobernante romano pidió a la muchedumbre que escogieran en dejar libre a Barrabas o a Jesús, por lo que solo se escuchó el grito de “!Barrabas¡”: se habían sentenciado a Cristo a morir en la cruz junto con dos ladrones; Dimas y Gestas, por el único delito de llamarse hijo de Dios.
Después de la sentencia inició el nazareno su camino al Monte Calvario sin ninguno de sus apóstoles; Pedro ya lo había negado después de que cantará el gallo, solo lo acompañaron su madre y María Magdalena.
Fue a las 5:10 de la tarde que se le escuchó decir al Jesús cancunense, “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”, para después fallecer en la cruz, ante el llanto de su madre y de María Magdalena.
Al final, el mesías fue bajado de la cruz y entregado a su madre para después ser sepultado, y ocurrió el milagro: resucitó vestido de blanco en la blanca arena cancunense, ante las lágrimas de unos, los aplausos de otros y el gozo de los participantes en la obra.
RHM