•  El monolito Tlaltecuhtli de 12 toneladas y más 4 metros de altura, está relacionado con el origen de la vida y el final de la misma

 

Redacción / CAMBIO 22

Hace 18 años, a casi 500 años de la conquista de México Tenochtitlán, se encontró en el Centro Histórico el monolito mexica más grande que se ha encontrado hasta el momento, se trata de Tlaltecuhtli, dios de la Tierra. Dicha obra se cree que era la entrada a una tumba real.

El 2 octubre de 2006, en el terreno donde se construyó el edificio “Casa de las Ajaracas”, en la intersección de las calles República de Argentina y Guatemala, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, se halló un monolito monumental en su posición original, una lápida de andesita, piedra rosácea y porosa, fragmentada en cuatro pedazos.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), el monolito de 12 toneladas y de 4.17 x 3.62 metros, se trataba de Tlaltecuhtli, el cual posiblemente indicaba el acceso a una tumba real, simbolizando la entrada al inframundo.

¿Qué simboliza Tlaltecuhtli?

Tlaltecuhtli, “señor o señora de la tierra”, en este monolito, fue representada como una diosa con cabello rizado, ojos circulares y garras de ave.

El sitio web del INAH explica que sus brazos abiertos y las piernas flexionadas, es en alusión a los múltiples partos, la fertilidad y la vida misma.

Viste una falda con motivos de cráneos y huesos, que sugieren su cercanía a la muerte y el sacrificio, mientras que de su larga lengua brota sangre

El INAH agrega que de acuerdo con su mitología, Tlaltecuhtli, vivía en los océanos, con forma de monstruo y poseía muchas bocas. Quetzalcóatl y Tezcatlipoca, ambos en forma de dos grandes serpientes, dividieron a la diosa en dos partes, con una se habría formado la tierra y con la otra el cielo.

En una muestra de piedad, los dioses ordenaron que de ella salieron los frutos necesarios para la vida, transformaron el cabello de Tlaltecuhtli en flores, yerbas y árboles, además sus ojos se convirtieron en dos profundos pozos. No obstante ella no entregaría los beneficios de la vida sin nada a cambio, pues ella esperaba los corazones y la sangre de los hombres.

Cabe mencionar que poco a poco el monolito recobró su color original, gracias a los trabajos de restauración de especialistas del INAH mediante aplicación de pigmentos de origen mineral, recuperando los tintes rojos, ocre, azul, blanco y negro.

Tlaltecuhtli, el origen de la vida y devorador de hombres cuando llega el final

“Monstruo devorador pero fértil, como la Tierra, el vientre materno del que surge la vida y también la sepultura en la que las cosas muertas se transforman para reiniciar el ciclo”, explica la mediateca del INAH.

De acuerdo con Carmen Aguilera (1929-2019), investigadora del INAH, Tlaltecuhtli tenía tal importancia que se le aplicó el binomio in tonan in tota, nuestra madre, nuestro padre. Hecho que se puede ver en el Códice Florentino.

Dicho aplicación binómica también se puede ver en dioses como Xiuhtecuhtli y Tonatiuh. La investigadora explicó que esto no implica que se trate de seres bisexuales, sino una manera de enfatizar su gran poder.

Finalmente, si estás interesada o interesado en visitar a la señora de la Tierra, la puedes encontrar en el Museo del Templo Mayor en el Centro Histórico de la Ciudad de México.

La entrada está en 95 pesos, de martes a domingo de 9:00 a 17:00 horas. La entrada es gratuita para estudiantes, maestros y adultos mayores nacionales con sus respectivas credenciales.

 

 

 

 

Fuente: El Sol De México

redaccion@diariocambio22.mx

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