¿Es Esta la Última Esperanza de Nueva York Contra su Grave Problema de Ratas de Alcantarilla?
2 Jun. 2024
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La ciudad lleva siglos lidiando contra las plagas de ratas. Después de años de trampas y veneno, una nueva medida se impone como la opción más factible.
Redacción/CAMBIO22
En 2015, el humorista Matt Little colgó en la red social Instagram un vídeo de una rata que arrastraba un pedazo de pizza por unas escaleras del metro de Nueva York. En poco tiempo aquella secuencia se hizo viral, al cabo de unos días ya contaba con millones de visitas. El autor afirmó después que la imagen servía de metáfora de lo que debían soportar los ciudadanos neoyorquinos, ‘obligados a llegar muy lejos con una gran carga, aunque la vida solo te permite llegar hasta un punto’. Pero, más allá de esta comparación, lo cierto es que las ratas forman parte inherente del paisaje neoyorquino.
Hasta la fecha, la ciudad de Nueva York ha elaborado extensos planes de erradicación basados generalmente en dos focos: las trampas y el veneno. Sin embargo, a pesar de la enorme inversión pública llevada a cabo, esta estrategia ha tenido efectos muy limitados. “Estos métodos no pueden competir con la biología y las matemáticas apunta Jason Munshi-South, profesor de biología de la Universidad Fordham al rotativo New York Times-. Hay que tener en cuenta que las hembras alcanzan la madurez sexual en unas seis semanas y en determinadas condiciones, cada ejemplar puede parir entres dos o tres docenas de crías al año”.
Una vez se reproducen, no hay marcha atrás, pues cabe recordar que la alimentación es una de las máximas prioridades de estos animales, dotados de un olfato super desarrollado para oler comida a largas distancias. Su afán por alimentarse es infinito, hasta el punto de que intentan establecer sus colonias allá donde hay comida disponible. Cuando localizan un lugar adecuado, lo marcan con orina y heces que funcionan como indicadores de una ruta para encontrar alimento seguro.
LA “ZARINA” DE LAS RATAS
La cruzada de las autoridades municipales contra estos roedores no es nueva. Hace décadas que están en guerra contra estos roedores. Para erradicarlos han usado de todo: desde veneno, trampas, hilo seco, erradicación de los reservorios de ratas, así como proyectos ciudadanos para implicar a los vecinos en la erradicación de estos roedores. Pero sea de uno u otro modo, las ratas siempre acaban ganando la partida.
Pero ahora el actual alcalde de Nueva York, Eric Adams, quien ha manifestado en numerosas ocasiones su odio visceral a las ratas, ha decidido declarar la guerra total a estos roedores.
Una de sus primeras medidas fue el establecimiento de cuatro ‘zonas de mitigación de ratas (En Bronx, Bedford-Stuyvesant/Bushwidk y East Village/Chinatows), con planes específicos que han conseguido, según sus datos, disminuir hasta un 45% de las poblaciones. El último movimiento: el nombramiento de una nueva responsable municipal de mitigación de roedores, una nueva figura municipal conocida como «zar de las ratas». Su misión: la coordinación de los organismos públicos, organizaciones comunitarias y otras entidades del sector privado para reducir radicalmente las poblaciones de estos roedores.
LA NUEVA ESTRATEGIA: ANTICONCEPTIVOS PARA ROEDORES
El nuevo plan de las autoridades neoyorquinas no se basa en veneno ni en trampas dos métodos que no solo afectan a las ratas, sino que también diezman, según las autoridades conservacionistas, a la fauna salvaje de la ciudad sino en anticonceptivos.
No es la primera vez que se lleva a cabo. A finales de la década de 1960, el entonces Gobernador de Nueva York, Nelson Rockefeller, ideó un método expeditivo para controlar las poblaciones de roedores en la ciudad de los rascacielos: impregnar comida con estrógenos procedentes de píldoras anticonceptivas humanas. No dio el resultado esperado, pero contribuyó a reducir significativamente las poblaciones de roedores de la ciudad.
La nueva estrategia, aprobada recientemente por las autoridades sanitarias de la Gran Manzana, implica una medida similar: unas bolitas saladas que las ratas confunden con comida y contienen un compuesto químico que esteriliza a los roedores, actuando como disruptor de la función ovárica y de la producción de espermatozoides.
Fuente: National Geographic
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