Redacción/CAMBIO 22 

No es ni lepra, ni sarna, ni viruela del mono. La psoriasis es una enfermedad crónica e inmunomediada que provoca lesiones en la piel. Unas placas de color rojo que tienden a desescamarse aparecen en codos, rodillas, zona lumbar e, incluso, uñas o el cuero cabelludo de los pacientes que la sufren. Estas personas, además, cargan con una fuerte presión social que puede llegar a afectar gravemente a su salud mental, pues la psoriasis es una enfermedad que produce un gran rechazo. Sin embargo, lejos de lo que mucha gente cree, no es contagiosa.

“Recuerdo especialmente un día en el que, estando de viaje, me senté en el borde de la piscina antes de meterme. Las miradas se clavaban en mis piernas. Volví a la tumbona”. Como Patricia Escribano, miles de personas ven condicionada su vida por culpa de la psoriasis. No solo por los problemas que acarrea esta enfermedad, sino por los estigmas que sobre ella se ciernen.

“Recuerdo especialmente un día en el que, estando de viaje, me senté en el borde de la piscina antes de meterme. Las miradas se clavaban en mis piernas. Volví a la tumbona”

Actualmente, además, estos se han visto acrecentados con la irrupción de la viruela del mono. Aunque para un experto nada tiene que ver la una con la otra, para el resto de la población puede llegar a chocar ver este tipo de lesiones en la piel en un momento de alerta sanitaria como el que se ha estado viviendo en las últimas semanas. Y así lo corroboran quienes la viven: “Con la viruela del mono ha aumentado el miedo del paciente al rechazo, lógicamente, porque la sociedad también tiene miedo, no está informada”, indica Antonio Manfredi, paciente con psoriasis desde niño

Ahora, por tanto, informar a la población sobre esta enfermedad se antoja más necesario que nunca. En el caso particular de la viruela del mono, los expertos insisten en recalcar que las lesiones de esta primera son muy distintas de las de la psoriasis. “La viruela del mono produce unas pápulas, que son como una sobreelevación de la piel de pocos milímetros de color rojo, a las que luego le salen unas vesículas de agua que se rompen y forman una costra”, explica Miguel Ribera, dermatólogo y asesor médico de la Acción Psoriasis.

Por su parte, la patología que nos ocupa produce unas placas de color rojo, un tanto sobreelevadas, con escamas que se van cayendo. La viruela del mono nunca descama, apunta Ribera. “Son muy distintas entre sí pero para personas no expertas, si ven algo así siempre piensan que es contagioso. Antes era la lepra o la sarna, ahora la viruela del mono. El paciente nota ese estigma”, advierte el profesional.

Y es que esto no es nuevo. Antonio relata su juventud con psoriasis: “Con 20 años te afecta. En mi época de adolescente he sentido mucho rechazo. Estás en la playa, tomando el sol y tienes el codo lleno de placas, la gente te miraba”.

Todo esto condiciona y deteriora la calidad de vida de estos pacientes. En muchos casos, explican, ven limitado incluso el acceso a algunos espacios como spas o piscinas. De ahí que algunas personas adopten conductas de evitación o desarrollen ansiedad anticipatoria y depresión. Así, Miquel Ribera advierte de que la tasa de ansiedad y depresión en personas con psoriasis es más alta que en la población en general.

“Desde Acción Psoriasis animamos a aumentar la formación sanitaria de la población, para que los pacientes no noten ese rechazo. Y a los pacientes, que lo hablen. Que no se escondan y se empoderen”

“Desde Acción Psoriasis animamos a aumentar la formación sanitaria de la población, para que los pacientes no noten ese rechazo. Y a los pacientes, que lo hablen. Que no se escondan y se empoderen. Que expliquen que no se contagia y, si hace falta, que enseñen un certificado médico”, explica el asesor médico de esta asociación. “Como en cualquier enfermedad crónica, el paciente tiene que aprender a vivir con ella, afrontarla y explicarla abiertamente”, añade.

La investigación en el tratamiento de esta enfermedad ha avanzado notablemente en los últimos años, aseguran las personas que la sufren. Así, pese a que la psoriasis es crónica y no tiene tratamiento curativo, actualmente existen fórmulas que permiten mantener la enfermedad bajo control, “como si no la tuvieras”. Desaparecen las lesiones de la piel y alivian la inflamación y el dolor articular. Para ello, no obstante, los tratamientos deben seguirse de por vida, “porque al ser una enfermedad crónica, al dejar de tomarlos vuelve a acelerarse”.

ARTRITIS PSORIÁSICA

En las formas más graves de la psoriasis, la inflamación que produce esta enfermedad puede afectar a las articulaciones y causar lo que se conoce como artritis psoriásica. Este es uno de los síntomas más incapacitantes de esta enfermedad. “Causa dolor, limitación funcional de la movilidad, te duele la espalda, la planta del pie… Esto limita mucho. Por eso es muy importante diagnosticar a tiempo la artritis y tratarla adecuadamente”, señala Miquel Ribera.

Además, el experto alerta de que los pacientes que padecen psoriasis grave tienen mayor riesgo de sufrir otras enfermedades como diabetes, obesidad, hipertensión y aumento cardiovascular. “Esto es lo que llamamos comorbilidades, por lo que es fundamental un tratamiento que mantenga la enfermedad bajo control”.

Existen una serie de factores que concurren en el empeoramiento de esta enfermedad: “El sobrepeso, la obesidad, tomar alcohol, fumar o el estrés son algunos de los factores que hacen que la psoriasis leve evolucione y se conviertan en moderadas o graves”.

 

Fuente: El periodico de españa

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