Redacción/CAMBIO 22

José María Morelos, 27 de septiembre. –  La clínica de la comunidad de Sacalaca, en el municipio de José María Morelos, ha estado operando durante años sin medicamentos, lo que ha provocado que los habitantes deban buscar atención médica en otras localidades. Pese a las constantes denuncias de los pobladores, la situación sigue sin cambios, dejando en evidencia un sistema de salud que parece haberse quedado en las promesas.

Enrique Dzib Canché, uno de los muchos afectados, relató su reciente experiencia al verse obligado a viajar hasta la ciudad de José María Morelos debido a la falta de medicinas en la clínica de Sacalaca para tratar un problema dental. “Esto se ha vuelto una costumbre. Los pobladores de Sacalaca deben viajar a otros lugares del municipio para recibir atención y comprar medicamentos”, lamentó.

Además, Enrique denunció que cada vez que tiene que salir de su pueblo para recibir atención médica, el gasto asciende a cerca de mil pesos, sin incluir los costos del transporte. “Es inaceptable que tengamos que pagar tanto por un derecho básico. El personal de la clínica solo entrega recetas, pero no hay insumos para que podamos atender nuestros padecimientos”, agregó.

El problema, según los pobladores, no es reciente. Durante años han solicitado mejoras a las autoridades municipales, estatales y federales, pero la respuesta ha sido nula. Dzib Canché expresó su frustración, recordando que durante la campaña presidencial se prometió mejorar los servicios de salud en las comunidades rurales. “El presidente de la república prometió durante su campaña que iba a mandar doctores, para que nadie salga del pueblo. El presidente que ahora está funcionando no ha hecho nada. Lo principal es la salud”, concluyó.

La situación en Sacalaca refleja un problema mayor que afecta a muchas comunidades rurales del país, donde las clínicas están desprovistas de medicamentos, equipos y personal suficiente. Los habitantes esperan que el gobierno cumpla con su palabra y atienda una de las necesidades más básicas: la salud. Por ahora, en Sacalaca, la esperanza sigue siendo una receta sin medicina.

 

 

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RHM

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