En Política, Muchas Veces lo que No se Dice Pesa Más que lo que Se Dice
19 Jun. 2025
JuanJo Sanchez / CAMBIO22
En política, muchas veces lo que no se dice pesa más que lo que se dice. Por eso, cuando la gobernadora de Quintana Roo, Mara Lezama, por fin habló claro sobre quién la va a suceder en 2027, más de uno se quedó pensando. Y como ya sabes que #MiPechoNoEsBodega en estas líneas #TeLoCuento.
Fue en el programa “Omelette Político” de Canal 10, donde dejó claro que no tiene “delfín”, que no va a imponer a nadie y que la decisión se va a tomar por medio de encuestas, igual que en las elecciones donde ella salió ganadora.
Pero ese mensaje no fue tan inocente. Fue un golpe fuerte para los que ya andan buscando su lugar, para los que quieren hacer ruido y adelantarse. Porque cuando habla de encuestas, no habla de un juego limpio donde todos tienen chance, sino de un filtro donde se decide quién sí y quién no.

Nadie ha visto jamás esas encuestas. No hay cifras ni estudios públicos, nada serio. Solo nos queda creer en lo que dicen, aunque sabemos que, en realidad, todo se mueve detrás de cámaras. Si preguntas o dudas, te señalan como problemático. Si levantas la mano para competir, te recuerdan que “aún no es tu momento”.
Mientras tanto, los que ya cuentan con el apoyo de la gobernadora y su equipo se mueven por todos lados. Aparecen en eventos, se hacen visibles, usan recursos públicos para ganar seguidores sin decir que están en campaña. La famosa austeridad queda de lado cuando se trata de promocionarse.
Le piden a su partido unidad, que no generen conflictos, pero desde arriba ya hay nombres que se repiten como favoritos. No quieren dedazos, dicen, pero todo parece apuntar a eso. El poder no se grita, se maneja en silencio, moviendo las piezas para que todo salga como quieren.
Lo que Mara dejó claro es que nadie va a permitir que la sucesión se convierta en un desastre ni en una pelea abierta. Eso suena bien, pero también muestra el control fuerte que hay desde arriba.
Y ese es el problema: quieren jugar a que todo sea justo, pero las reglas las pone quien manda. Queremos competir, dicen… pero los lugares ya se repartieron.
La Gobernadora terminó diciendo que no da “líneas” ni promueve a nadie, pero la verdad es que la línea ya está marcada. Lo dijo sin decirlo, con esa sonrisa que parece inocente, pero que sabe mucho más.
Al final, queda claro que la “democracia” en este juego político es más un espectáculo cuidadosamente coreografiado que una verdadera competencia abierta. Se habla de encuestas y transparencia, pero la realidad es que las decisiones ya están tomadas mucho antes de que el ciudadano común tenga oportunidad de opinar. Y así, entre discursos y promesas, el poder se sigue concentrando en unos cuantos, mientras el resto observa, expectante pero sin voz real.
Resulta irónico que se nos venda un proceso limpio y justo cuando la práctica demuestra todo lo contrario: que la política sigue siendo el arte de los acuerdos entre bambalinas y las manos invisibles que mueven las piezas. Pero bueno, al menos nos queda la esperanza —o la resignación— de que, en la próxima jugada, alguien nos sorprenda. Aunque, siendo honestos, en este teatro político de Quintana Roo, lo más probable es que sigamos viendo la misma función, con los mismos actores y nosotros como público sigamos atrapados en el mismo papel de simples observadores.
GPC/RCM




















