En Nicolas Bravo, Quintana Roo, un Nuevo Descubrimiento Arqueológico para Seguir Aprendiendo de la Cultura Maya
22 Jul. 2024
Graciela Machuca Martínez/CAMBIO 22
Los vestigios arqueológicos de la cultura maya en Quintana Roo forman parte del patrimonio cultural del pueblo quintanarroense, además, integran la oferta turística a disposición de todos los visitantes tanto nacionales como extranjeros y que durante los últimos años se han ido incrementando como resultado de los proyectos de investigadores del Institutos Nacional de Antropología e Historia (INAH), así como de expertos de universidades públicas y privados a nivel internacional y nacional.
Hace unos días, la gobernadora de Quintana Roo Mara Lezama Espinosa dio a conocer un hallazgo arqueológico en la comunidad de Nicolás Bravo, en el municipio de Othón P. Blanco, sobre el camino hacia la estación del Tren Maya.
Lezama Espinoza detalló que se trata de vestigios de un conjunto habitacional que data del siglo III al siglo IX A.C., cercano a la zona arqueológica de Kohunlich.
Este descubrimiento es parte del proyecto de salvamento arqueológico del Tren Maya, “una iniciativa en la que el Gobierno de Quintana Roo ha estado involucrado desde su inicio”, dijo.
“Este hallazgo no solo nos permite comprender mejor nuestro pasado, sino que también nos invita a revalorar la inmensa riqueza cultural del sur de Quintana Roo y de todo nuestro estado”, comentó la gobernadora quintanarroense.
Aquí parte de la conversación de la gobernadora con uno de los arqueólogos responsables del proyecto.
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Hay que destacar que con este hallazgo se logra rescatar y documentar información inédita sobre la cultura maya, por lo que este descubrimiento aporta información valiosa para seguir estudiando el origen y forma de vivir de los antecesores del actual pueblo maya que vive en esta parte de la Península de Yucatán.
Expertos del INAH dieron a conocer en maya de 2024 que en el frente 4 del Tramo 7 del Tren Maya, el cual abarca 34.8 de los 256.1 kilómetros que van de Chetumal, en Quintana Roo, a Escárcega, en Campeche, se han descubierto 9,699 monumentos precortesianos, lo que lo convierte, hasta el momento, en el área con mayor número de registros.
El arqueólogo, miembro del equipo de prospección, Luis Alfredo Núñez Soto detalló que los hallazgos corresponden a 4,513 cimientos con núcleo, 1,103 cimientos simples, 709 albarradas, 657 terrazas, 486 basamentos, 392 niveles, 339 andadores, 326 cimientos compuestos, 77 alineamientos, 43 cimientos con pretil, 21 chultunes, 17 haltunes o sartenejas, 15 rejoyadas (depresión donde se estanca el agua), tres plataformas y dos buk’te’s (depósitos hechos en el fondo de las aguadas).
Todos estos elementos, explicó la la coordinadora del frente 4, Julieta Ramos Pacheco, permiten plantear hipótesis interpretativas de los monumentos, así como de su función dentro de las comunidades mayas.
“Por ejemplo, los sistemas de terrazas que observamos nos hablan de una actividad agrícola extensiva, lo que requería la organización de un grupo de especialistas, quienes modificaban el paisaje con el objetivo de mejorar los suelos para el cultivo. Esto da testimonio del dominio de técnicas específicas de agricultura, control hidrológico y drenaje”, recordó la experta.
Las más de 600 terrazas localizadas, explicó la arqueóloga, fueron creadas como espacios destinados a la siembra, cuyos excedentes, probablemente, servían para abastecer a los grandes centros urbanos de la región, como Calakmul, entidad a la que, quizá, estaban sometidos dichos agricultores pretéritos.
Esta área, añadió, muestra el asentamiento de grupos de control y trabajo relacionados con la siembra y cosecha de alimentos, así como la estratificación social que había en esta región. Los estudios y análisis del material recopilado, anotó, estarán disponibles para futuras investigaciones que permitirán conocer mejor el pasado de quienes allí habitaron, agregó la arqueóloga, por medio de un comunicado de prensa del INAH.
La labor del equipo de especialistas, a cargo del responsable del salvamento arqueológico en las obras del Tren Maya, Manuel Eduardo Pérez Rivas, se desarrolla bajo un minucioso protocolo de acción, el cual se divide en siete etapas: prospección, registro único, excavación, medidas de protección, recuperación, base de datos y análisis.
A continuación, apuntó el arqueólogo Luis Alan Cabrero Martínez, se registran las características de cada monumento de manera puntual; en la excavación, refirió el arqueólogo Eduardo Cabrera Arenas, se investiga la forma, función y temporalidad de los vestigios. “En este caso, las terrazas fueron importantes porque son bastantes y permitieron recuperar fragmentos de herramientas líticas, material cerámico, de obsidiana y pedernal, figuras antropomorfas, un fragmento de hueso humano y un cuenco, quizás, asociados a una ofrenda”, agregó.
En las etapas posteriores se realizan labores de salvaguarda de los monumentos y de recuperación de materiales arqueológicos, los cuales se registran en una base de datos para su resguardo, análisis e interpretación.
Los hallazgos arqueológicos realizados durante las obras del Tren Maya deben quedar documentas de acuerdo a los protocolos y medidas de seguridad de las autoridades del ramo, con la finalidad de evitar los saqueos, ya que a lo largo del trazo se han identificada una gran cantidad de estos vestigios, pero hasta el momento no se tienen los recursos para garantizar su preservación.
GFB