La Historia de la Célebre Composición de Álvaro Carrillo… “Sabor a Mí”
30 Jul. 2024
Redacción/ CAMBIO 22
En diciembre de 1957, durante una cena de Navidad, se gestó una de las canciones más emblemáticas de Álvaro Carrillo, “Sabor a mí”. En aquella noche, ya comprometidos, Carrillo y su novia Anita compartieron momentos que se convertirían en poesía pura.
Carrillo, con un vaso de whisky en mano, intercalaba sorbos con besos para Anita. La novia, preocupada por el consumo de su prometido, le sugirió que dejara de beber tanto. Sin embargo, el compositor, en lugar de detenerse, continuaba con la rutina de trago y beso, lo que llevó a Anita a un reclamo curioso: “De tanto beso, ya me estás emborrachando. Yo sin tomar nada, ya tengo en la boca el sabor a whisky”.
Con una sonrisa y un destello de inspiración, Carrillo respondió “Lo que tienes en la boca no :es sabor a whisky, es… sabor a mí”. Ambos rieron y comprendieron que esa frase debía convertirse en canción. Anita, con una sonrisa cómplice, le pidió a Carrillo que lo hiciera. Rompiendo su sobriedad, Anita tomó un trago del vaso de Álvaro y brindaron por lo que sería uno de los mayores éxitos del compositor.
La Letra de “Sabor a Mí”
La canción “Sabor a mí” se convirtió en un clásico instantáneo, reflejando la esencia de aquel momento:
Tanto tiempo disfrutamos, de este amor
Nuestras almas se acercaron, tanto así
Que yo guardo tu sabor
Pero tú llevas también… sabor a mí
Si negaras mi presencia en tu vivir
Bastaría con abrazarte y conversar
Tanta vida yo te di
Que por fuerza llevas ya… sabor a mí
No pretendo ser tu dueño
No soy nada, yo no tengo vanidad
De mi vida, doy lo bueno
Yo tan pobre, qué otra cosa puedo dar
Pasarán más de mil años, muchos más
Yo no sé si tenga amor la eternidad
Pero allá tal como aquí
En la boca llevarás… sabor a mí
Un Legado Inmortal
“Sabor a mí” no solo se convirtió en una de las canciones más populares de Álvaro Carrillo, sino que también marcó un hito en la música romántica. La anécdota detrás de su creación resalta la magia y la simplicidad de los momentos cotidianos que, transformados por el talento del compositor, se convierten en poesía y melodía eterna.
Para muchos, “Sabor a mí” es una prueba de que el amor y la música pueden trascender el tiempo, llevando consigo la esencia de quienes lo viven y lo cantan.
GFB