Redacción/CAMBIO 22

Una de las vertientes fundamentales de la guerra como guerra híbrida en este Siglo XXI, es el internet con todas sus ramificaciones, tanto sociales como militares, de uso y almacenamiento de datos.

El internet y su utilidad acelerada para las telecomunicaciones, pero al mismo tiempo el almacenaje de datos personales de los usuarios, que luego se convierten en herramienta de gran valor para las empresas que manejan dichos bancos y en las que participan gobiernos e instancias de espionaje de los países.

En pocas palabras, el internet ha surgido como una herramienta fundamental por su utilización para el espionaje de los usuarios, sean individuos o países amigos o los considerados “enemigos”, gracias al recabado de información y almacenaje potencial de los bancos de datos con capacitad de registro billonario de mega o terabits en textos, videos e imágenes.

Algunas de las bases de datos comunes ahora son Oracle, DB2 o SQL Server o Microsoft Access, como columna vertebral para el almacenaje y la gestión de la mayor parte de las organizaciones que se dedican justo al manejo, administración y control de los datos, empresas muchas de las cuales o todas les prestan servicios a los gobiernos, como negocio bien pagado.

Recordemos que entre las empresas de mayor éxito con el uso —y abuso del internet— moderno de las telecomunicaciones destacan precisamente las de mayor aceptación social por sus productos, como Google, Facebook, también Tik Tok y Twitter; grandes compañías de grandes países desarrollados y a la vez competitivos entre sí.

Claro que se trata de aquellos gobiernos que tienen la capacidad tecnológica para los almacenajes y la interconectividad, misma que aprovechan para imponer sus condicionantes como qué hacer con los flujos dado el uso masivo de la web por parte de la sociedad ahora para todas sus actividades.

O sea, que son aquellos países que poseen la tecnología necesaria para, al mismo tiempo, tener el control en sus manos y usar la información para sus intereses imperiales y, como en el caso de las potencias capitalistas, para todo aquello que implique “ganar”, “competir” o “contrarrestar” y en todo caso “atacar” a los contrincantes no “amigos”.

Destaca la ofensiva, desde la civil hasta la guerra, que para eso el internet es una herramienta de guerra. Y ahora, en pleno Siglo XXI, de guerra híbrida.

Es el curso digamos “normal” del uso en el terreno civil hasta el uso con técnicas tipo militar. En pocas palabras, que las sociedades en el mundo solo son víctimas del empleo del internet porque, confiando todos sus datos y contenidos, le entregan a terceros —a los controladores de la información a los que acceden los gobiernos—, oro molido para ser utilizado luego en su contra, en contra de la sociedad.

Porque de ello se derivan, con el debido desarrollo tecnológico, posteriormente nuevas herramientas de uso tanto para los “grandes negocios” —como los lanzamientos de novedosos Smartphone de las compañías telefónicas de celulares que compiten entre sí—, como para un ciudadano de a pie cada vez más desnudo frente al poder tecnológico por la variedad de “servicios” y las “técnicas”.

Se trata, en pocas palabras, del tránsito de la ficción a la realidad del “Gran Hermano” de Orwell y su novela 1984, en donde el Estado autoritario lo controla todo porque lo sabe todo, de usos y costumbres de ciudadanos como usuarios por las novedades tecnológicas cuya información se acumulada y cada vez más precisa: huella digital, iris y anatomía completa del sujeto.

Claro que el espionaje es de ida y vuelta. Porque si bien los gobiernos tienen el acceso a todo tipo de información de los usuarios del internet y sus productos —programas, virus y tecnología—, el espionaje ciudadano es capaz de ir hasta las entrañas de dichos bancos de datos (la Deep Web o internet profunda), sean de empresas o los mismos gobiernos.

Un buen ejemplo es que ni los organismos de los gobiernos más “avanzados”, de los países “desarrollados”, sean instancias incluso de seguridad o espionaje, están exentos de ser violados hasta las entrañas con todos los candados de seguridad previstos. Lo que ocurrió y convirtió en todo un escándalo el Departamento de Defensa de Estados Unidos, cuyos almacenes de datos fueron auscultados por expertos hacker de tal modo que por la vía también del internet se dio a conocer las tropelías cometidas en sus guerras de Iraq y Afganistán, tras la invasión en el Oriente Medio, como para luego arremeter contra el mensajero Julian Assange de WikiLeaks.

Pero hay más. Ahora en plena guerra híbrida, como la que estamos viendo desarrollarse entre Rusia y Occidente, con la OTAN —los países europeos que están pagando los platos rotos de la guerra, también financiando parte— al frente y Estados Unidos detrás —mejor dicho, los anglosajones—, o cada vez más claro de guerra proxy a confrontación directa EE.UU.-Rusia, las herramientas todas del internet entran en acción.

Y una de ellas es el espionaje en toda la extensión de la palabra. Porque si en estos casi siete meses que van de guerra en Ucrania, Estados Unidos no ha podido derrotar a Rusia como se lo propuso desde febrero, ganarle sobre el terreno, luego entonces de lo que se trata es de emplear todas las herramientas de guerra híbrida para ganarle a Rusia a como dé lugar.

Antes de seguir debemos recordar un aspecto importante del desarrollo del internet. Y tiene que ver con que la mayor parte de los avances de la ciencia ocurren primero desde el terreno militar, para luego desplazarse la tecnología, porque es ahí en donde se invierten los presupuestos más elevados por parte de los gobiernos o el Estado, para su investigación.

Es el caso del internet. Éste se remonta a 1969. Fue la Agencia de Proyectos para la Investigación Avanzada de Estados Unidos (ARPA), quien primero conectó cuatro sistemas que nombró ARPANET, con el fin de sostener las comunicaciones en caso de guerra. Dicha Agencia había surgido en 1958, con el objeto de “desarrollar proyectos de tecnología militar en plena Guerra Fría”.

Estados Unidos competía con la Unión Soviética en todos los frentes y uno de ellos era precisamente de las telecomunicaciones.

El ARPANET representaba una revolución en las telecomunicaciones “porque era una red que permitía entrada y salida de conexiones sin que el sistema se viera afectado y que cualquier usuario pudiera comunicarse con otro desde cualquier parte de la red”.

“Hasta ese momento, Estados Unidos contaba con una red centralizada que se consideraba muy insegura en caso de guerra, ya que un solo fallo podría bloquear el sistema.

“De las agencias militares a las universidades. El salto cualitativo se produjo cuando ARPANET se extendió por el mundo académico. Los científicos la utilizaron y la desarrollaron para compartir opiniones y colaborar en sus trabajos.

“La red conectó todas las agencias y los proyectos de defensa de Estados Unidos, y en 1972 ya integraba a 50 universidades y centros de investigación diseminados por todo el país. El número de ordenadores conectados creció, y a partir de los 80 aparecieron otras redes, lo que provocó el caos por la variedad de formatos de ordenadores conectados.

“Con la unificación de esas redes nace internet, aunque para ello hubo que desarrollar protocolos de comunicación que permitieron una comunicación más transparente entre ordenadores a través de las redes.

“Los protocolos fueron denominados TCP/IP, Transmision Control Protocol / Internet Protocol, que permitieron la comunicación entre sistemas operativos tan dispares como OS/2, Macintosh, Unix, y MS-DOS.” (Fuente abierta).

Pues bien. La maravillosa herramienta de origen militar se trasladó a la sociedad civil como gran revolucionaria en las telecomunicaciones, el almacenamiento y el desarrollo de herramientas del tipo citado como ahora Facebook, Google, Twitter y Tik Tok.

Y el espionaje que está a la orden del día, ahora no es solo en contra de la sociedad usuaria de la red, como de los “enemigos” en guerra. Poderosa herramienta en manos de buscadores de datos, lo es más en los internautas de la red profunda donde lo descubren todo.

Los países más desarrollados lo saben porque tienen sus grandes organismos dedicados a conocer todos los secretos del contrario, puesto “enemigo” o “competidor”. No se diga la guerra. Y en la actual guerra híbrida de Estados Unidos contra Rusia, los aliados están haciendo de todo para derrotar al “enemigo”. Con todo y el escenario fue desarrollado por Occidente para que se diera esta reacción rusa contra las agresiones permanentes de la OTAN.

 

Fuente: El Independiente

redaccion@cambio22.mx

GC

 

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