Miguel Ángel Fernández/ CAMBIO 22

Chetumal, 30 de septiembre.- Empresarios, ejidatarios y representantes de asociaciones civiles manifestaron su rechazo a la posibilidad de que la Laguna de Bacalar sea declarada Área Natural Protegida (ANP), al considerar que esta figura limitaría el desarrollo económico de las comunidades locales y afectaría a los propietarios de la tierra.

En conferencia de prensa, el presidente de la Coparmex, Josué Osmany Palomo, afirmó que no se oponen a la conservación ambiental, pero sí a la imposición de una ANP.

“Queremos una regulación que permita el desarrollo sostenible, no una figura que restrinja de manera unilateral. Vamos a presentar un documento a la gobernadora para que se tome en cuenta la postura de los ejidos y empresarios”, señaló.

Roberto Salgado recordó que la Cuenca Lagunar de Bacalar abarca más de 300 mil hectáreas, comprende 11 ejidos y dos municipios, por lo que consideró irresponsables las declaraciones de funcionarios que promueven la ANP sin considerar a la población. Subrayó que los ejidos ya participan en acciones de conservación, como la protección del mangle, y acusó que estas iniciativas de protección “suelen responder a intereses ajenos a la comunidad”.

En el mismo sentido, Hugo Galletti, especialista con más de 40 años de experiencia en el sector ambiental, sostuvo que el problema de la laguna no se resolverá con una declaratoria. “Un área natural protegida funciona en sitios sin población y con procesos de desarrollo controlados. En Bacalar lo que tenemos es un problema de manejo de cuenca: deforestación, asolvamiento de canales y ausencia de drenaje sanitario. La ANP no va a resolver mágicamente estos retos”, apuntó.

Por su parte, Héctor Peña, de la asociación Amigos de Xul-Ha, advirtió que las comunidades están cansadas de reaccionar ante iniciativas externas y pidió establecer un diálogo real con los sectores locales. Recordó que la organización surgió precisamente para defender el patrimonio natural y social de la región.

Durante el encuentro, empresarios como Diego Rojas recordaron que se han realizado acciones de autorregulación, como la sustitución de motores contaminantes en embarcaciones, lo que demuestra la disposición de la comunidad para colaborar en la conservación sin necesidad de imposiciones.

 

La causa de la inconformidad

La conferencia de prensa, surje luego que el Instituto de la Biodiversidad y Áreas Naturales Protegidas de Quintana Roo (Ibanqroo), encabezado por Javier Carballar Osorio, considera viable que la Laguna de Bacalar sea designada como ANP. El funcionario aseguró que la medida no busca restringir el desarrollo, sino establecer un marco normativo que permita un uso racional y fortalezca la conservación.

“Un área natural protegida no limita el desarrollo, lo ordena estratégicamente. La Laguna de los Siete Colores es el principal activo turístico de Quintana Roo y requiere lineamientos claros para garantizar su aprovechamiento sustentable”, expresó Carballar.

La propuesta de convertir Bacalar en ANP no es nueva. Desde 2016 se ha planteado la posibilidad de abarcar más de 219 mil hectáreas, incluyendo cuerpos de agua como Mariscal, Chile Verde, Guerrero, Milagros, Agua Salada y San Felipe, así como parte de la costa de la Bahía de Chetumal. Sin embargo, desde entonces ha enfrentado la resistencia de ejidatarios y propietarios de terrenos que temen perder control sobre sus tierras y proyectos productivos

 

 

redaccionqroo@diariocambio22.mx

RHM

 

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