Alfredo Griz/CAMBIO 22

En lo alto de las montañas de Tonayán, en el estado de Veracruz, donde el aire huele a tierra húmeda y café tostado, está El Zacatal, un caserío que parece suspendido entre la neblina y los recuerdos.

Allí, cuando octubre asoma, la tierra se cubre de oro y perfume. Son los campos de cempasúchil, que cada año vuelven a encenderse como brasas vivas para guiar el camino de los muertos.

Y es que El Zacatal, es una pequeña comunidad que cada octubre se convierte en un tapiz dorado. Ahí, donde la tierra es generosa y las manos campesinas trabajan con devoción, florece una tradición que honra a los que ya no están: el Día de Muertos.

En este rincón veracruzano, los habitantes como Maurino Rodríguez Hernández, Armando y Adrián Martínez Landa, Orlando Juárez Ávila, Jorge Juárez Ortiz y Esmeralda Gutiérrez Hernández se preparan durante meses para el gran acontecimiento del año: el Festival del Cempasúchil 2025, una fiesta que combina historia, color, fe y cultura viva.

Un Pueblo Donde el Tiempo se Detiene para Honrar la memoria

El Zacatal es un lugar donde las montañas guardan secretos antiguos y los caminos de piedra cuentan historias de generaciones que han vivido en armonía con la tierra. Cada Día de Muertos, el aire se llena de un aroma inconfundible: el del cempasúchil, la flor que según la tradición prehispánica guía a las almas hacia el mundo de los vivos.

Aquí, cultivar no es solo sembrar: es un acto de amor. Desde las primeras lluvias de agosto, los pobladores cuidan los plantíos con paciencia, sabiendo que en octubre la tierra se encenderá con miles de pétalos que parecen pequeños soles.

Gran Festival de Cempasúchil 2025: música, flores y tradición

El Festival de Cempasúchil 2025 se celebrará del 18 al 26 de octubre, con actividades que recorren la esencia de esta festividad ancestral.

El 18 de octubre dará inicio el recorrido por los plantíos y la venta de comida tradicional, donde los visitantes podrán degustar tamales, atoles y pan de muerto.

A las 11:00 a.m. se inaugurará el festival con la Danza de Santiagos y la participación de la Banda San Judas Tadeo, seguidos por un alegre mariachi y un baile sonidero que animará la tarde.

El 19 de octubre, los niños tomarán el escenario con un concurso de disfraces de catrinas y catrines infantiles, mientras el grupo Kauani llenará la plaza con música tradicional veracruzana.
Los días 25 y 26 de octubre serán el clímax del festival: recorridos por los plantíos, venta de flores, comida y presentaciones artísticas, entre ellas el Ballet Folklórico Fuego al Corazón.

El baile de cierre, a las 15:00 horas del 26 de octubre, contará con la energía de Grupo Imperio Norteño, Orgullo Norteño y Play Mar. Más tarde, a las 17:00 horas, se celebrará el concurso de catrinas y catrines adultos, donde el primer lugar se llevará una pantalla de 32 pulgadas.

El día concluirá a las 18:00 horas, cuando la música, la danza y las luces del altar se mezclen para despedir el alma de los que regresaron.

Cómo llegar al corazón del Cempasúchil

Llegar a El Zacatal es un viaje hacia lo profundo del alma veracruzana. Desde Xalapa, se toma la carretera hacia Coacoatzintla y se sigue por caminos rurales que conducen a Tonayán, para finalmente internarse unos 20 minutos entre cafetales y montes cubiertos de neblina.

El trayecto, aunque sinuoso, regala paisajes de una belleza serena: ríos que serpentean, árboles que parecen vigilar el paso del viajero, y el resplandor dorado de los campos de cempasúchil al amanecer.

El alma que florece cada año

Durante el festival, las casas se visten de papel picado y altares llenos de veladoras, pan, fruta y retratos. Las familias se reúnen frente a sus ofrendas, compartiendo anécdotas de los que partieron, convencidos de que esa noche las almas regresan a visitar su tierra.

Los visitantes son recibidos con calidez, con atole humeante, sonrisas y la certeza de estar viviendo una tradición que se resiste a desaparecer.
En El Zacatal, la muerte no es final: es una cita anual con la memoria, un puente de flores que une el pasado con el presente.

“Ven y disfruta… ¡El Zacatal te espera!”

Así reza la invitación del festival, y no podría ser más cierta. El Zacatal no solo abre sus puertas a los visitantes; abre su corazón.

Aquí, el cempasúchil no se vende, se comparte; el altar no es adorno, es testimonio de amor; y el Día de Muertos no es luto, es vida que florece en cada pétalo dorado.
Este octubre, ven a Tonayán, respira el aroma de la flor sagrada, escucha los sones del mariachi bajo la luna, y déjate envolver por la magia del Gran Festival de Cempasúchil 2025.

Porque en El Zacatal, la tradición sigue viva… y el alma también.

 

redaccion@diariocambio22.mx

MRM- RCM

 

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