• A través de sus propios esqueletos, podemos conocer la verdadera historia de los samuráis y desentrañar la realidad y la leyenda de esta figura de la cultura nipona que genera fascinación.

     

 

Redacción/ CAMBIO 22

En el año 2020 iban a tener lugar los XXXII Juegos Olímpicos, atrasados a julio de 2021 por la pandemia. La nación designada para la realización del mayor evento deportivo mundial (que en la época de los griegos causaba el cese de todas las hostilidades por su importancia) fue Japón. Su historia, su cultura, sus costumbres y tradiciones llaman la atención de numerosos aficionados, que observan el país del sol naciente con admiración y curiosidad.

Es posible encontrar espíritus y figuras mitológicas en el patrimonio folklórico japonés. Por ejemplo, se pueden conocer las prácticas ligadas al entretenimiento gracias a las (escasas) geishas que siguen manteniendo viva esta tradición. Sin embargo, también es posible conocer a través de su propio esqueleto la verdadera historia de una figura que se sitúa entre la leyenda y la realidad: los samuráis.

Los antiguos guerreros japoneses ganaron una posición privilegiada en la sociedad nipona. Llegaron a formar parte de la cultura universal gracias a su aura misteriosa y a su figura caracterizada por un estricto código de honor basado en el bbushido, el respeto por la vida y por la muerte. Los samuráis llevan dentro de sí no solamente la fuerza y la determinación necesarias para su entrenamiento y su desarrollo como guerreros. En una parte más material de su cuerpo, el sistema esquelético, portan también los signos de una existencia dedicada al sacrificio y las huellas de los cuidados reservados a esta famosa clase de guerreros.

 

DIENTES Y HERIDAS

Los samuráis apenas sufrían de enfermedades dentarias, como las caries, mientras que el resto de la población se veía profundamente afectada. Se cree que se puede deber al mejor nivel de higiene mantenido por los guerreros con respecto al resto de la población de la época. Es posible que fueran algunos de los primeros en cepillarse los dientes con regularidad, empleando una serie de polvos para eliminar la placa y dejando un característico desgaste en la porción bucal (la carilla que se asoma a los labios y a las mejillas) de los dientes.

Uno de los aspectos más llamativos de los restos esqueléticos de los samuráis son las heridas y los traumas mecánicos ocasionados por las batallas.

En particular, analizar estos restos nos abre una ventana sobre el estilo de combate adoptado por estos guerreros. La técnica se basaba en golpes precisos en áreas específicas para bloquear al enemigo. Según la tradición, cuando estaba a punto de morir, el samurái decapitaba a su adversario, cuya cabeza era símbolo del éxito del guerrero. Las marcas de estos cortes son visibles, sobre todo en la porción cervical de la columna vertebral y en la base del cráneo, donde se hundió el filo del arma.

 

 

 

Fuente: Nathional Geographic

redaccion@diariocambio22.mx

LRE

 

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