Necesariamente Incómoda

 

Graciela Machuca Martínez

 

Cada que se acerca un periodo electoral en Quintana Roo, principalmente para renovar la gubernatura, empiezan a configurarse escenarios donde aparecen los mismos de siempre, quienes aprovechando el desconocimiento sobre los problemas particulares de cada zona de los aspirantes les venden humo y estos se lo compran y con ello consideran que ya tienen al electorado en la bolsa.

Las zonas centro y sur de esta entidad federativa son las que se enfrentan más al desconocimiento de quienes aspiran a tener un cargo de elección popular y un ejemplo palpable es el hecho que la 4T haya decidido darle una senaduría de la república a Anahí González, una persona que usurpó la afirmativa de mujer indígena y quien hasta el momento no ha podido demostrar que esté trabajando por la zona maya, a tal grado que cuando quiere informar de su actividad legislativa se instala en Cancún, como si en ese centro turístico vivieran las mujeres y hombres indígenas mayas que dice representar.

Cuando un aspirante a gobernador de Quintana Roo quiere conocer lo que pasa en el centro y sur del estado o tener acercamiento con algunos sectores se acerca a esas personas que les venden la idea que conocen a la perfección las ciudades y poblaciones rurales, se dicen expertos en el sentir ciudadano y como quien quiere un cargo, no conocen a conciencia el estado, se dejan engañar por vivales, por lo que al final quien sale perdiendo es la ciudadanía, porque sus legítimas demandas nunca llegan a ser entendidas por el candidato o candidata, porque le hicieron llegar información errónea o falsa.

La clase política de hoy y de ayer consideran a la ciudadanía del centro y sur de Quintana Roo como de segunda o de tercera, a la cual solo la contemplan en los periodos que quieren llenar urnas o llenar plazas y parques públicos, para que las personas candidatas en turno se tomen la fotografía y se autoengañen de que son populares.

A pesar que tanto mujeres y hombres que aspiran a la gubernatura, al Senado de la República o una curul a nivel local o federal, saben cual es su presencia real en las comunidades, llega el día que se creen sus propias mentiras y sienten que en verdad la gente los quiere, los sigue y que los conoce, a partir de entonces adoptan actitudes de integrantes de una clase divina, que fueron tocados por Dios y que por lo tanto se merecen un cargo público, pero que además, tienen el privilegio de heredarlo o transmitirlo como un bien patrimonial a uno de sus subordinados o familiares.

Esta actitud de la clase política no es nueva, ya desde hace décadas la asumían quienes fueron dueñas y dueños de partidos como el Revolucionario Institucional, Acción Nacional y desde luego el de la Revolución Democrática, muchos de los cuales ahora son distinguidos e inmaculados demócratas integrantes de la 4T.

Quienes de manera directa no se han afiliado a MORENA, al Verde Ecologista de México o al del Trabajo para formar parte de la 4T prefieren trabajar desde el anonimato con este proyecto político, porque de esta manera le sacan mejor provecho, porque pueden hacer negocios con los tres niveles de gobierno y de esta manera pueden seguir viviendo con la nostalgia por sus tiempos gloriosos en el PRI, en el PAN o en el PRD.

Son los mismos que cuestionan que la hoy oposición, al menos a los que usufructúan las franquicias de los partidos que están a punto de desaparecer, por no tener un proyecto para contrarrestar los excesos de la actual clase política, sin embargo, ellos y ellas, prefieren seguir su vida de empresarios y ya no mancharse con el color de algún partido político.
En esta lista están la mayoría de los exgobernadores, exsenadores, exdiputados federales y locales, presidentes municipales, integrantes de gabinetes, a quienes el poder político les dio poder económico, utilizaron al electorado para después olvidarse de el y ahora desde la comodidad de sus empresas o desde sus casas de descanso o desde sus viajes en el extranjero, solo observan como la nueva clase política gobernante sigue con su afán de destruir lo que algún día funcionó del sistema político y de la administración pública mexicana.

De este grupo de políticos están excluidos don Jesús Martínez Ross quien fue fundador del Moviento de Unificación Quintanarroense, primer gobernador de Quintana Roo como estado, quien falleció recientemente, así como Mario Villanueva Madrid le dio continuidad y lo defendió al nativismo e incluso, Roberto Borge, quien acuñó el Quintanarroismo que no era otra cosa que hacer un frente al PVEM, quienes buscaron, a pesar de los escenarios adversos de la política nacional, darle prioridad a la gente nacida o residente de la entidad.

Sin embargo, a los demás, poco les importó trabajar con gente que nació en Quintana Roo o con aquellas personas que decidieron adoptar a este estado como su proyecto de vida, a quienes quemaron sus naves y decidieron empezar de cero en estas tierras. La mayoría de las personas que hacen la política hoy en día en Quintana Roo están alejadas del sentir de quienes lo han construido, han convertido a la entidad en tierra de conquista, no les importa y nunca les ha importado el pueblo de Quintana Roo, su prioridad es tener el control del poder político, del gobierno y sus instituciones para hacer negocios, porque en Quintana Roo se pueden hacer negocios, pero todo lo que tocan los políticos lo echan a perder, porque quieren hacer empresa, pero con tráfico de influencias y la extorsión.

Por ello, cuando una persona se decide a contender por un puesto de elección popular en Quintana Roo, incluso las que tienen cierto dominio de lo que pasa en la entidad, recurren a charlatanes, quienes dicen tener el dominio de todos los temas, que conocen a los lideres naturales de cada pueblo, de cada sector, sin embargo desconocen lo que sucede en el estado, porque desconocen la realidad de la gente de a pie, por lo que a la persona candidata y después de ganar una elección le vendieron una realidad falsa, que nada tiene que ver con lo que siente y enfrenta el pueblo de Quintana Roo.

La Jornada - Inicia proceso electoral para renovación del Congreso en Quintana Roo

Es el momento que aquellas personas que buscan un puesto de elección popular utilicen el sentido común y se capaciten para saber identificar quienes tienen la capacidad y experiencia para contribuir a los proyectos políticos, porque de lo contrario, aunque obtengan el triunfo seguirán desvinculados de la realidad del estado. Es por eso que las acciones gubernamentales y las políticas públicas diseñadas para el beneficio del pueblo nunca obtienen los resultados esperados, porque fueron elaboradas con base en diagnósticos errados, construidos por gente que solo busca su beneficio personal.

Así como las zonas centro y sur de Quintana Roo están olvidadas por la clase política, la cual con sus omisiones y acciones equivocadas se las entró a la delincuencia organizada, la zona norte requiere que se atiendan las verdaderas necesidades de la población local, la cual se ha hecho cargo de engrandecer la economía del sector turismo de Quintana Roo.

Debemos recordar que Quintana Roo no solo es turismo, el campo, la pesca, la silvicultura, se encuentran en el olvido; los derechos humanos, el acoso a la libertad de expresión, la violencia feminicida contra las mujeres, la inseguridad pública, la desaparición de personas, las precarias relaciones laborales, son asuntos que se tienen que atender entre los gobiernos y una sociedad incluyente y no con un Club de Tobi.

 

 

 

 

 

 

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