El Premio Nobel de Literatura Mas Allá de László Krasznahorkai

• Experto considera que la obra del escritor húngaro va más allá de una visión aterradora y da continuidad a la gran prosa moderna

Redacción / CAMBIO 22

“¡Esto es más que una catástrofe… es la felicidad!”, fueron las primeras palabras del escritor húngaro László Krasznahorkai tras enterarse que fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura 2025, que otorga la academia sueca.

La frase se trató, como el mismo László explicó entre risas, de un guiño a la irónica reacción que tuvo hace 56 años el célebre novelista y dramaturgo Samuel Beckett, al decir que el reconocimiento con el premio Nobel era una verdadera tragedia.

Una irónica evocación, cargada de luz y sombra, que coincide con el dictamen del comité del Nobel que lo reconoció “por su obra cautivadora y visionaria que, en medio del terror apocalíptico, reafirma el poder del arte”.

“Lo que pensé fue en los lectores y en que deseo devolverle a todo el mundo la habilidad de usar su fantasía, de leer libros y disfrutarlos. Esto, porque la lectura nos da el poder para sobrevivir en este difícil mundo”, confesó László Krasznahorkai, quien relató que recibió la noticia visitando a un amigo enfermo en Frankfurt.

“La mayor inspiración de mi obra es estatus del mundo presente, la humanidad hasta ahora. Espero que mi obra les de algo a las próximas generaciones para resistir estos tiempos bastante oscuros”, agregó el escritor.

Entre leyes y letras

László Krasznahorkai nació el 5 de enero de 1954, en el pueblo de Gyula, al sur de Hungría, en la frontera con Rumania. Vivía bajo la dictadura comunista, cuya realidad aparece presente en su literatura. Gyula es el escenario de “Tango satánico” (1985)”,

La aclamada novela, llevada al cine por Béla Tarr, retrata a un grupo de residentes desamparados en una granja colectiva abandonada en la campiña húngara justo antes de la caída del comunismo. Este mismo ambiente se refleja en “La melancolía de la resistencia” (1989), celebrada por varios como la mejor de su obra, así como en “Guerra y Guerra” (1999).

La carrera de László en las letras fue peculiar, inicialmente estudió derecho en las Universidades de Szeged y Budapest en la década de 1970, pero claudicó. Tras desempeñarse en distintos empleos, como minero y vigilante de seguridad, comenzó a sentirse atraído por la literatura.

En 1977 inició sus estudios de Andragogía (enseñanza de adultos) y Filología Húngara en la Universidad de Budapest, y comenzó a publicar en diferentes revistas literarias, entre ellas la prestigiosa “Mozgó Világ” (”Mundo en Movimiento”). “Tango satánico”, fue su primera novela, la cual tuvo gran aceptación entre el público húngaro.

Más allá del apocalipsis

Para entender más sobre el valor literario de la obra de Krasznahorkai —que cuenta con más de 15 novelas, dos libros de relatos, además de libros de no ficción— Nicolas Cabral, escritor y director de la revista especializada de artes y literatura “La Tempestad”, habla con El Sol de México.

“La obra de Krasznahorkai está escrita a contracorriente de las estéticas imperantes: una fuerte voluntad formal, una visión que alterna el pesimismo con el deslumbramiento por la belleza, una obra que no se alinea a la agenda de supuestos temas importantes a la que se adscriben los escritores profesionales”

Durante el anuncio de su premiación, se hizo referencia al mote con que la filósofa y novelista estadounidense, Susan Sontag, se refirió a Krasznahorkai como el “maestro del apocalipsis de la literatura contemporánea”, luego de que leyera la novela “Melancolía de la resistencia”. Sin embargo, a decir de Nicolás Cabral, este calificativo no engloba la totalidad del autor.

“Sus libros, sin embargo, son habitados por personajes a veces atormentados que al mismo tiempo tienen una dimensión cómica”. Aunque se suele describir al escritor húngaro como un apocalíptico, trata con ternura a sus personajes, que se enfrentan a visiones finalistas de la humanidad.

“En sus primeras publicaciones, donde se ganó el mote de apocalíptico, personajes ordinarios parecen descubrir una trama siniestra en el mundo. Posteriormente, tras estancias en países asiáticos, Krasznahorkai ha compuesto relatos sobre la belleza, como aquello por lo que vale la pena luchar, y la encuentra lo mismo en obras musicales que en edificios o piezas de arte. Para él la responsabilidad del escritor es conservar la belleza”, dice el crítico.

Para Cabral, el reconocimiento a Krasznahorkai, es a un autor que da continuidad a la traición de “la gran prosa moderna”, que “es decir, y sin que eso signifique que sean sus influencias, la de James Joyce, Samuel Beckett, William Faulkner, Thomas Bernhard, Peter Handke o W.G. Sebald. Con todos ellos comparte una creencia fanática en que la frase es capaz de contener las fuerzas del mundo”

Espejo entre diálogos largos y planos secuencia

László Krasznahorkai también ha destacado en el séptimo arte, donde —a decir de Nicolas Cabral—se ha desarrollado “fundamentalmente como guionista del cineasta Béla Tarr, con quien comparte una cierta mirada e incluso algunos rasgos estilísticos: la frase larga en Krasznahorkai es equivalente al plano secuencia en Tarr. Algunos guiones adaptan sus propios libros, pero otros son historias pensadas específicamente para ser filmadas”.

En esta colaboración ambos creadores han llevado a la pantalla obras como “Tango Satánico” (1994), “Armonías de Werckmeister” (2000), escrita partir de su novela “Melancolía de la resistencia”; y “Caballo de Turín” (2011).

Fuente: El Sol de México

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