• Necesariamente Incómoda

 

Graciela Machuca Martínez

En los 20 años que lleva publicándose la Revista Maya sin Fronteras, órgano de comunicación de la asociación civil del mismo nombre, hemos acompañado a mujeres en diversos procesos y entre nuestras actividades está darles voz, visibilizarlas, por lo que cada número de la revista publicamos en su portada el rostro de una de esas mujeres que con su trabajo diario y persistente han coadyuvado a construir los cimientos de Quintana Roo en particular y México en general.

Son mujeres que todos los días se levantan desde las cuatro o cinco de la mañana para iniciar su doble o triple jornada, son madres, comerciantes, servidoras públicas, educadoras, comunicadoras, médicas, mujeres que desempeñan diversas tareas todos los días y que las une la cultura maya, el amor por este estado, que si bien no todas nacieron en él, decidieron adoptarlo como propio, pero no para sacar provecho personal, sino para aportar a su grandeza.

En el año 2014 publique en la Revista Maya sin Fronteras una pieza periodística con fotografías, bajo el título de Mujeres “venteras” del mercado de Carrillo, en la que relato que alrededor de 36 mujeres monolingües de las comunidades mayas de Señor, Tihosuco, Yaxley Tusik, Tixcacal Guardia entre otras comunidades mayas, desde hace 30 años, en ese entonces, vendían, los productos que cultivan ellas y sus parejas, en la cabecera municipal de Felipe Carrillo Puerto.

Como resultado de esa nota informativa, la autoridad municipal presidida entonces por Gabriel Carballo Tadeo, cuando el administrador del mercado era Pedro Sala les adaptó algunas áreas para que su actividad diaria la pudieran hacer en mejores condiciones, siempre rezagadas en la parte trasera del mercado, la mas escondida, junto al basurero, pero bueno eso fue lo que para los funcionarios era digno de colocar a las legitimas dueñas de la cultura maya.

Sin embargo, siguen siendo víctimas de discriminación, hasta ahora no pueden acceder a los locales internos del mercado porque es imposible que puedan pagar lo que”valen”.

“Abelia Santos Tuz de 54 años hace siete años que viene desde Yaxley a vender sus productos pagando 80 pesos de pasaje ida y vuelta, vendiendo ibes, calabazas, chile molido, pepita molida, dulce de yuca, chile habanero, tamarindo, frijol, miel, rábanos, cilantro, achiote, hojas de plátano para tamales, masa, entre otros productos que su marido Jorge Cauich de 54 años y de oficio campesino produce, la pareja tiene tres hijos y una hija, el mayor cursa el sexto semestre en el Tecnológico Superior de Felipe Carrillo Puerto, otro va en el CBTIS, y dos más en secundaria”, escribí en aquella ocasión.

Eulogia Poot Poot, de 61 años, viaja diario de Tihosuco pagando 80 pesos de pasaje, tuvo 10 hijos solo dependen de ella tres, uno que estudia en bachilleres y dos en CONALEP, hace siete años que vende sentada en un pequeño banco de madera, casi al ras del suelo, los productos que produce.

Susana Poot, de 38 años viene de Tusik, ella tiene cinco hijos, uno en la secundaria dos en la primaria y los dos más chicos se quedan en su casa, pagan 40 pesos de pasaje y vende también lo que producen en su pequeña parcela.

De la comunidad de Señor viene Julia Balam de 54 años, ella se ubica en otra de las entradas del mercado, sentada en una jardinera paga 10 pesos diarios al administrador del mercado.

Estos son solo algunos testimonios recabados para el referido trabajo, varias de ellas, aún siguen en su vendimia, a otras, la vida las llevó por otros rumbos, mientras que algunas traspasaron otra dimensión, la salud ya no les permitió seguir contribuyendo con Quintana Roo.

Como estas mujeres venteras del mercado en Felipe Carrillo Puerto, hay otras en los diferentes rincones del estado, dispuestas a trabajar por el bien de su familia, de su comunidad, de su pueblo, convencidas que el trabajo de cada una de ellas hará de Quintana Roo el territorio idóneo para que sus futuras generaciones tengan trabajo, y puedan aspirar a ejercer sus derechos a la educación, a la vivienda, a la salud, a no ser discriminados por pertenecer el pueblo maya.

Cada una de estas mujeres merecen un homenaje del mismo pueblo de Quintana Roo, porque con su esfuerzo han logrado sacar a sus hijas e hijos adelante, a pesar del abandono institucional.

Sin embargo, Mara Lezama, la hoy gobernadora de Quintana Roo, no ha demostrado que le interese el bien de la entidad, porque a más de cinco meses de que asumió el poder el estado vive en el caos, en el desorden, donde opera la ley del más fuerte, donde el crimen organizado y el del fuero común cogobiernan con ella, porque al ser omisa, se convierte en cómplice.

Hoy existen 80 desaparecidas desde 2022 a lo que vamos de 2023, 80 hogares que viven en la desesperación y miles mas que están en la incertidumbre de saber que un día sus hijas no regresarán.

Pero el narcicismo de Mara Lezama, su afán de protagonismo, su culto al ego, la hicieron que enviara la iniciativa al Congreso del Estado, a través del diputado morenista, Julio Efrén Montenegro, para que su nombre, fuera colocado en letras de oro en el muro principal del recinto legislativo, afortunadamente la cordura prevaleció entre la mayoría del Congreso y esa ocurrencia se archivó.

Pero la necesidad personal de que sea reconocida por la historia la llevó a convencer a sus seguidores en el Congreso, a que sin pasar por la autoridad del pleno, se pintara un mural en el que ella parece rindiendo protesta como gobernadora de Quintana Roo.

Este culto al ego de María Elena Hermelinda Mara Lezama es un insulto al trabajo de esas mujeres anónimas que han construido Quintana Roo, a las mujeres víctimas de feminicidio, a las madres de mujeres desaparecidas. SI QUIERE RECONOCIMIENTO, DEBE SABER QUE LOS MUROS SE DESLAVAN, LOS COLORES PIERDEN BRILLO Y LA SOBERBIA DESTRUYE, mejor que trabaje por el bien de Quintana Roo, porque en la memoria de los pueblos permanecen aquellas personas que tuvieron como prioridad de vida y el bienestar de la colectividad. Se convertirá en el mural de la ignominia, si no demuestra con hechos, que se merece ese sitio en la historia de Quintana Roo.

Las decisiones que se toman desde el Poder Ejecutivo Estatal y son acatadas por la mayoría de la XVII Legislatura, también son avaladas por la diezmada oposición, porque hasta el momento, las diputadas opositoras no han fijado una postura pública al respecto y quien calla otorga, su silencio omiso las hace cómplices de las aberraciones que comete el poder político en Quintana Roo en agravio a la autonomía del Poder Legislativo y del pueblo quintanarroense. Se desconocen las opiniones de la diputada panista Cinthya Yamilie Millán Estrella; de la priista Elda Candelaria Ayuso Achach; de Alfonsa Leticia Padilla Medina del MAS; o de Maritza Deyanira Basurto Basurto, de Movimiento Ciudadano.

 

redaccionqroo@diariocambio22.mx

RHM

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