El Magisterio Morelense No Cede; la Lucha se Extiende
18 Mar. 2025
Redacción/CAMBIO 22
JOSÉ MARÍA MORELOS, 18 de marzo.- Por tercera ocasión, el magisterio morelense ha tomado las calles, su exigencia persiste, su voz resuena, pero la respuesta gubernamental sigue ausente. Esta vez, no marchan solos. Entre las filas de los manifestantes, niños sostienen pancartas, padres de familia caminan a su lado, impulsados por la convicción de una lucha justa y el desprecio hacia las decisiones que han golpeado al sector educativo.

Como en cada jornada de protesta, los jubilados están al frente. Son el emblema de resistencia, testigos y protagonistas de batallas pasadas. Su presencia no es casualidad: es un recordatorio de que la historia del magisterio está escrita con sacrificio y dignidad. Pero esta vez, un nuevo grupo se ha sumado: catedráticos de la Universidad Intercultural Maya de Quintana Roo. Resguardan la marcha desde la retaguardia, vestidos de blanco, no solo como símbolo de paz, sino como advertencia de que el conflicto está lejos de terminar.
El paso del contingente por la avenida principal es observado por todos. Algunos transeúntes saludan con respeto, otros lo hacen con cautela, midiendo cada gesto. No faltan quienes desvían la mirada o incluso intentan ocultarse de las cámaras. Hay quienes disfrutan de los beneficios del actual gobierno, pero también padecen sus decisiones. El dilema es evidente: la base magisterial exige presencia, pero la lealtad política pesa.

Al llegar al Teatro de la Ciudad Kilómetro 50, la indignación crece. No solo es un punto de referencia en la manifestación, es también el reflejo de un agravio más. Ese inmueble, que alguna vez llevó un nombre propio, ha sido rebautizado en papeles oficiales con el de la esposa de un poderoso político de Cozumel. Otro símbolo de abuso de poder, otro motivo para no detenerse.
La protesta avanza, la presión aumenta, y aunque el tono sigue siendo pacífico, la paciencia del magisterio parece estar llegando a su límite.
La caminata sigue su curso, pero el mensaje es claro: la lucha del magisterio morelense ha dejado de ser solo una demanda sectorial para convertirse en un grito de inconformidad colectiva. No se trata únicamente de una reforma a la Ley del ISSSTE, sino de una serie de decisiones gubernamentales que han dejado en evidencia el distanciamiento entre las autoridades y quienes sostienen el sistema educativo con su trabajo diario. Cada consigna lanzada al aire es un recordatorio de que el descontento crece y de que, pese a los intentos de minimizar la protesta, el magisterio no está solo.

Mientras la manifestación se dispersa, queda la sensación de que este no será el último llamado a las calles. Los maestros han resistido por décadas y no cederán ahora. El gobierno puede ignorarlos, puede enviar comunicados llamando al diálogo, pero si no hay soluciones concretas, el magisterio seguirá marchando. Y cada vez con más voces, más manos alzadas y más razones para exigir lo que consideran justo.
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