El Incierto Futuro de la Oposición
15 Dic. 2024
Enrique Quintana / CAMBIO 22
Como si un ferrocarril les hubiera pasado encima, así quedaron las oposiciones después de las elecciones del pasado 2 de junio.
Algunos incluso insisten en que Claudia Sheinbaum no ganó las elecciones y que hubo un gigantesco fraude, y se inventan todo tipo de fantasías para justificar el argumento.
Otros señalan que la candidatura de Xóchitl Gálvez sí funcionó y ella hizo una muy buena campaña, pero lo que falló fue el acompañamiento de los partidos que la respaldaron, el PAN, el PRI y el hoy extinto PRD.
Otros dicen que el triunfo de Sheinbaum fue solo gracias a las dádivas del gobierno que compraron voluntades y que, en cuanto se les acabe el dinero para hacerlo, la gente se le va a voltear a Morena.
El común denominador de estas afirmaciones y creencias es que no asumen su responsabilidad ni ponderan las complejas razones por las que hubo un voto masivo a favor de la hoy presidenta Sheinbaum.
Esa carencia de autocrítica y una inadecuada valoración de los resultados del gobierno de Morena son los factores determinantes de la debilidad que hoy tiene la oposición.
Por ejemplo, casi ningún análisis señala el efecto que tuvo en las preferencias políticas de la población la política salarial.
La inclinación hacia Morena se le atribuye exclusivamente a los programas sociales.
Ya le he comentado en este espacio que el incremento de la participación de los salarios en el PIB, a precios actuales, equivale a cerca de 1 billón 112 mil millones de pesos anuales, respecto al nivel que prevalecía en 2018.
Es decir, no solo fue el alza del mínimo, sino el hecho objetivo de que los asalariados tienen más dinero hoy que al final del sexenio de Enrique Peña.
Hay muchos otros elementos a ponderar, pero uno tan evidente como la ganancia real de los salarios es algo que el análisis más simple no podría ignorar.
No está claro cuál vaya a ser el futuro de las fuerzas opositoras.
El PRI pareciera no tener futuro, quizás el otrora partido invencible se convierta en una fuerza con presencia regional y con una tendencia a que sus militantes tiendan a moverse hacia Morena.
La renovación de la dirección nacional del PAN es todavía una incógnita, pues aunque Jorge Romero parece un personaje más articulado que Marko Cortés, no está claro si tendrá la habilidad de convertir nuevamente al PAN en partido ciudadano, regresando al blanquiazul a sus raíces.
Movimiento Ciudadano está empezando a vivir un relevo generacional en medio de divisiones relevantes pues es visible la distancia que hay entre la Coordinación Nacional, hoy a cargo del excandidato Jorge Álvarez Máynez, y el partido en Jalisco, donde está su base más importante.
Las fuerzas emergentes son otra interrogante.
Aunque existen diversos esfuerzos, el más articulado y serio es el del Frente Cívico, coordinado por Guadalupe Acosta Naranjo, pero con una base diversa y plural de integrantes de la sociedad civil. Esta agrupación fue el eje de las movilizaciones de la denominada ‘Marea Rosa’, que quizás fue el acontecimiento más novedoso de las precampañas y campañas en 2023 y 2024.
Veremos si tiene la capacidad para convertir el movimiento en un partido organizado y que logre el registro para contender el 2027.
En medio de todo esto, hay una clase política en México que ya ve a Morena como la única instancia que existe para alcanzar el poder por lo que, como una gran fuerza gravitacional, el partido en el poder puede alcanzar una presencia y una hegemonía todavía mayores.
Por la salud del país, ojalá que la actual oposición entienda que se equivocó ya dos veces: en 2018, cuando el PRI estaba en el poder, y en 2024, cuando intentaban retar al poder de Morena.
Sería sano que no buscara responsables en las circunstancias o en terceros, y que inicie, como fue en el pasado, una larga marcha para volver a ser competitiva y convertirse en una opción que le sea atractiva a un electorado que hoy ni la ve ni la oye.
Fuente: El Financiero
GAVC / AGF