Redacción / CAMBIO 22

José María Morelos, 1 de abril. –  La Dra. María de Jesús Méndez Aguilar, profesora investigadora de la Universidad Intercultural Maya de Quintana Roo (UIMQROO), advirtió sobre las afectaciones que el crecimiento poblacional y el cambio climático están teniendo en la diversidad de insectos en la Península de Yucatán.

Según la especialista, los cambios en temperatura y precipitación han modificado drásticamente los ecosistemas debido a la intervención humana en el manejo de los recursos naturales. “Los insectos están estrechamente relacionados con la vegetación. Mientras menos vegetación haya, menos espacios tendrán para habitar y encontrar alimento”, explicó.

Uno de los principales factores que han afectado a la diversidad de insectos es la práctica de quemas incontroladas. “El año pasado, durante la época de sequía, hubo muchas quemas que destruyeron grandes extensiones de vegetación. Esto no solo afectó el ecosistema, sino que también redujo considerablemente la población de insectos benéficos”, detalló la investigadora.

A su vez, la disminución de ciertos insectos ha favorecido la proliferación de especies perjudiciales para los cultivos, como la langosta. “El manejo de nuestros espacios cultivados ha propiciado condiciones favorables para ciertos insectos que afectan los cultivos”, agregó.

La Dra. Méndez Aguilar señaló que las prácticas de monocultivo han acentuado el problema, a diferencia de las técnicas tradicionales que promovían la diversidad de especies en pequeñas áreas de cultivo. “Antes, con la milpa tradicional, se mantenía una diversidad de cultivos como frijol, calabaza y maíz en un mismo espacio. Ahora, con el monocultivo, solo se fomenta la presencia de insectos específicos que afectan ese tipo de planta”, dijo.

Para mitigar estos efectos, la investigadora sugiere recuperar prácticas sustentables que fomenten la diversidad vegetal y promuevan el equilibrio ecológico. Asimismo, llamó a la formulación de políticas públicas adaptadas a las condiciones regionales, ya que “muchas veces estas estrategias se diseñan desde una perspectiva nacional sin considerar la diversidad de conocimientos y necesidades locales”.

Finalmente, destacó la importancia de combinar el conocimiento tradicional de los productores con nuevas estrategias que permitan conservar la humedad del suelo y proteger los cultivos de plagas sin depender exclusivamente de productos químicos. “El reto está en generar prácticas sustentables que sean viables y acordes a las condiciones de la región”, concluyó.

 

 

 

 

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