El Hundimiento
28 Oct. 2023
Víctor Galván/CAMBIO 22
Der Untergang (El hundimiento o La caída) es una película alemana de drama bélico, de 2004, en la que el actor austriaco Bruno Ganz (+) interpretó de forma magistral a un Adolfo Hitler en los últimos días de abril de 1945, previos a la caída del Tercer Reich a manos del ejército soviético.
Decrépito, enfermo, mitómano, percibe desde su búnker en Berlín una realidad que no existe y la cual sus subalternos no se atreven a revelarle y, quien lo hace, se topa con la furia de un dictador que se siente infalible, inequívoco, todopoderoso, en medio de la debacle.
En sus desvaríos, dicta comunicados y ordena el despliegue de ejércitos inexistentes, pues a esas alturas su imperio que iba a durar mil años había sido prácticamente aniquilado y se hacía más evidente su megalomanía sin límites.
Esta etapa de la historia mundial resulta atemporal como analogía para el escenario político y social actual del país, donde el presidente Andrés Manuel López Obrador desde el palacio virreinal del Zócalo de la Ciudad de México lanza consignas en contra de adversarios políticos, organizaciones, comunicadores y ciudadanos que se atreven a cuestionar al gobierno de la 4T y sus decisiones.
Criticado por la reacción tardía e ineficiente ante el desastre que dejó el huracán Otis en Acapulco, destino que quedó devastado completamente en su infraestructura turística y urbana, recurrió a las estrategias de siempre, a minimizar hechos y lanzar dardos a quienes lo cuestionan, como la infame y ofensiva declaración de que “no fueron tantos” los muertos (27 en un principio), eso sí, tras lamentar los decesos, que por cierto oficialmente ya suman 39.
Ciudad sin ley
El panorama de la ciudad es apocalíptico, de guerra; destruida, sin gobernabilidad, con saqueos en medio del caos, sin comunicaciones, sin luz ni agua. La población salió desesperada a las calles a clamar por un apoyo que no llegaba; madres de familia implorando ayuda, gente deambulando en busca de algo que llevar a sus hogares, ese “algo” que no encuentran porque no queda nada en los almacenes, supermercados y tiendas, víctimas del vandalismo y de la necesidad.
Poco a poco se fueron filtrando en redes sociales videos de turistas y ciudadanos que lograron captar con sus celulares el paso del huracán e imágenes posteriores de la destrucción de edificios, vialidades y centros comerciales.
En medio de ese escenario, el presidente tomó la decisión de trasladarse a Acapulco vía terrestre, sabiendo de antemano que la Autopista del Sol estaba obstruida por deslaves, árboles, lodo y rocas.
Quizá pensó en un recorrido apoteósico, como los que suele hacer en sus giras, en las que es vitoreado a su paso por quienes reciben ayudas sociales, pero no contó con que los cerros desgajados atascarían, primero, una Suburban y, después, la Hummer del Ejército que abordó.
La imagen dio la vuelta al mundo y el ingenio del mexicano la convirtió en tendencia como “meme”. El presidente tuvo que bajarse para caminar y más adelante recibió un “aventón” en una camioneta de una empresa minera para llegar a Acapulco la noche del miércoles, trayecto en el que aprovechó para platicar con el chofer, a quien aclaró muy puntualmente la existencia de recursos para casos de desastre, según narró al día siguiente en su conferencia mañanera.
Pero muy probablemente, desde Presidencia se tenía información exacta de las condiciones de la carretera, pues si en radio y televisión ya se había expuesto la situación, ¿el gobierno federal la ignoraba? Al final, el mandatario consiguió de nuevo posicionarse mediáticamente y ser parte, como todos los días, de la agenda en medios afines y críticos.
La advertencia
Resulta que el Centro Nacional de Huracanes de Miami, Estados Unidos, había advertido con al menos 10 horas sobre la catástrofe que estaba a punto de ocurrir en Acapulco y había recomendado acelerar los preparativos; así ocurrió hasta que, a las 8:00 de la noche, cuatro horas antes del impacto, los especialistas anticiparon “un escenario de pesadilla” por la rápida intensificación del huracán Otis.
Pero pese a las constantes alertas, las autoridades mexicanas reaccionaron tardíamente. El Ejército tomó el control de la ayuda a la población y apenas, cuatro días después del paso del huracán, va a iniciar la distribución de despensas a un pueblo que quedó abandonado a su suerte durante los primeros días de la tragedia.
redaccionqroo@cambio22.mx
RHM