El Fin de las Albarradas: Una Tradición Perdida en José María Morelos
6 Dic. 2024
Redacción/CAMBIO 22
JOSÉ MARÍA MORELOS, 6 de diciembre.- En José María Morelos, una tradición que durante décadas definió el paisaje y la identidad cultural de la región está desapareciendo. Las albarradas, esas emblemáticas cercas de piedra que delimitaban terrenos y contaban historias de esfuerzo colectivo, han sido reemplazadas por bardas de concreto y bloques.
Maximiliano Hoil Tilam, quien durante años se dedicó a construir albarradas, lamenta esta transformación. “Era una tradición muy bonita. Cerrábamos muchos terrenos con albarradas; mi abuelo, don José, lo hacía con orgullo. Pero ahora, la gente prefiere bardas de tres metros hechas de material. Aunque sean más caras, han sustituido completamente a las albarradas”.
Un cambio en la identidad del pueblo
El costo de los bloques, que ronda los 15 pesos por pieza, no parece ser un impedimento para quienes buscan construir bardas modernas. Sin embargo, Maximiliano destaca que el verdadero costo es la pérdida de una tradición. “Trabajar la piedra es pesado, pero era una forma hermosa de darle vida al pueblo. Además, generaba empleo para muchas familias”, explica.
Según Maximiliano, la llegada de personas de otras regiones también ha influido. “Muchos foráneos no entienden la importancia de las albarradas. Prefieren construir bardas altas por temas de seguridad, pero con eso se pierde parte de nuestra esencia cultural”.
Un vínculo con las festividades y la comunidad
Las albarradas no solo servían como cercas; eran parte de las tradiciones y festividades locales. Maximiliano recuerda que en las novenas de diciembre, como las que celebra su madre, doña Luisa, las albarradas eran un punto de encuentro comunitario. “Antes, cada casa tenía sus albarradas bien cuidadas. Hoy, esa imagen es cada vez más rara”.
La nostalgia por un oficio olvidado
Construir una albarrada requería habilidad y dedicación. Aunque en lugares turísticos como Playa del Carmen o Tulum todavía se ven diseños inspirados en la “vista maya”, el conocimiento local para trabajar la piedra está desapareciendo. Maximiliano señala que muchos albañiles que trabajan en estas obras provienen de estados como Chiapas o Tabasco, y no tienen la agilidad ni la tradición necesaria para replicar las albarradas originales.
A pesar de los cambios, Maximiliano hace un llamado: “Como morelenses, deberíamos buscar rescatar esta tradición. Era una forma de sustento para muchas familias y parte de nuestra identidad. Ojalá podamos volver a valorar lo que nuestras manos pueden hacer con la piedra”.
Mientras José María Morelos crece y cambia, las albarradas se desvanecen en el tiempo, dejando atrás no solo un paisaje, sino también una parte importante de su historia.
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