Redacción/ CAMBIO22

La posible conexión entre el PCC brasileño y el fútbol portugués revela cómo el deporte puede ser utilizado para actividades ilícitas, incluyendo el lavado de dinero. El 17 de noviembre, la Federación Portuguesa de Fútbol (FPF) anunció la apertura de una investigación para esclarecer sospechas de lavado de dinero vinculadas al Primer Comando Capital (Primeiro Comando da Capital – PCC), la mayor organización criminal de Brasil. El grupo habría utilizado clubes de fútbol en Portugal para ocultar ganancias ilícitas provenientes del narcotráfico y otros delitos, informó el diario portugués Público.

Las operaciones del PCC en Portugal habrían implicado la adquisición de participaciones en clubes pequeños o medianos, en los que las transacciones financieras relacionadas con fichajes y patrocinios habrían sido fácilmente manipuladas debido a la falta de monitoreo de esos clubes deportivos. Aunque la investigación de la FPF está en su primera etapa, este caso subraya los desafíos de monitorear la transparencia en el deporte profesional.

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Análisis de InSight Crime

La inversión del PCC en clubes de fútbol de tercera división en Portugal evidencia la susceptibilidad del deporte al lavado de dinero. Esta dinámica se ve favorecida por la escasa supervisión, las valoraciones subjetivas y la facilidad para mover grandes sumas de capital a través de equipos pequeños, que operan con menos escrutinio.

La compra e inversión del PCC en clubes de tercera división de Portugal no es una coincidencia. Este tipo de clubes permite movilizar capitales más significativos y con menos control que en las divisiones inferiores de Latinoamérica, donde los mercados suelen estar regulados por factores históricos y sociales más que estrictamente comerciales, explicó Ricardo Gil Ibarne, contador y exfuncionario de antilavado uruguayo, a InSight Crime.

“Un club de tercera división pasa desapercibido en la heterogeneidad de inversores que hay en Europa y mueve mucho más dinero que las divisiones más bajas de Latinoamérica, con un mercado regulado por una perspectiva mercantil en lugar de basada en la historia de los clubes”, dijo Ibarne.

El PCC juega sucio en el fútbol portugués

Según Roberto Uchôa, policía federal brasileño, el tamaño más pequeño de los clubes también desempeña un papel importante para evadir el control de las autoridades sobre el origen de sus fondos. “La compra de clubes más pequeños, que podrían eludir la supervisión de las autoridades, ofrece al PCC una oportunidad para disfrazar fondos provenientes del narcotráfico y otras actividades ilícitas,” dijo a InSight Crime.

Además, la industria del fútbol es un blanco particularmente atractivo para actividades ilícitas debido a una serie de características intrínsecas. “Es un mercado de fácil penetración porque tiene pocas barreras. Hay operaciones complicadas; un pase puede pasar por tres o cuatro sociedades anónimas, tal vez todas en paraísos fiscales, y es muy difícil seguir el rastro,” Gil Ibarne explicó a InSight Crime.

Otra de las principales dificultades radica en los precios subjetivos del mercado futbolístico. El valor de un jugador puede oscilar ampliamente, lo que facilita la sobrefacturación o la invención de precios para justificar movimientos financieros sospechosos. Con su elevado volumen financiero, transacciones opacas y limitada supervisión regulatoria, el fútbol un sector vulnerable, puntualizó Uchôa.

 

 

 

Fuente: Excelsior

redaccion@diariocambio22.mx

LRE/MA

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