El Caribe, Mar Nuestro
4 Oct. 2024
Jorge González Durán/CAMBIO 22
El Caribe es el Mar Nuestro, el mar de nuestros afanes, el mar de nuestra pasión, el mar de nuestros proyectos más queridos, el mar de la imaginación creadora, el mar de la inacabable travesía para alcanzar la Itaca de todos los sueños del hombre. El Caribe es un mundo fecundo que requiere una nueva mirada y una reinterpretación de su devenir multifacético.
Aquí, en el Caribe de historias maravillosas, en el Caribe de los naufragios que marcaron la ruta de nuevos descubrimientos, en el Caribe que deslumbró a Cristóbal Colón y a los conquistadores que enloquecieron por la avaricia del oro y la plata; este es el Caribe indómito donde los vientos y las sangres se cruzan para crear inéditos perfiles del tiempo, de la geografía, de la historia y de la raza humana.
El Nuevo Mundo se gestó en este mar que ha visto las más grandes hazañas del hombre para descubrir nuevos espacios para ensanchar sus sueños y sus ambiciones. En el Caribe está la pasión de los hombres y mujeres que se reconocen hermanos en su diversidad, y que juntos vamos con alegría en esta larga y ojala inacabable travesía de la vida maravillosa que nos ha tocado aquí y ahora, en este magnífico tiempo y en el fulgor de este nuestro hogar común.
Tenemos que redescubrir y repensar nuestra historia para poder descubrir las nuevas rutas del porvenir y construirlo sobre los sólidos cimientos de lo que fuimos y de lo que somos.
El mar Caribe, “este mar de libertad” como lo llamó Germán Arciniegas, su ilustre biógrafo y cronista, ha sido y es escenario de aventuras, de batallas y de victorias por la dignidad del hombre.En el mar Caribe están las huellas profundas y perdurables de la utopía que anima el ascenso de los pueblos hacia mejores horizontes de bienestar y de convivencia.
Las islas y los puertos del Caribe son puntos de partida y lugares de encuentro de anhelos y de luchas, de aspiraciones comunes, de manos abiertas siempre dispuestas a la solidaridad y al entendimiento, más allá de lenguas, de creencias, de ideologías y de orígenes.
En la tierra quintanarroense tenemos una historia profundamente vinculada al devenir y a la configuración del Caribe; en las islas, en los litorales y bahías y en la selva, los hombres mayas dejaron el testimonio de su grandeza y de su presagio. En las estelas y en los monumentos que sobreviven a los siglos, perdura el resplandor de una cultura cuya sabiduría nos subyuga y cuyos enigmas nos conmueven.
En la época de la Conquista, el Caribe mexicano fue escenario de hechos cruciales que definieron el rumbo de la historia de nuestra Nación. Este Caribe Nuestro, es mar de fecundo mestizaje, de culturas entreveradas y destinos compartidos.
RHM/AGF