• Los Productores Agropecuarios Enfrentan Cada Vez Más Eventos Meteorológicos Extremos Como Sequías, Inundaciones Y Vientos, Mientras La Ciencia Busca Soluciones Para Mitigar Los Efectos Del Cambio Climático En El Campo.

 

Redacción / CAMBIO 22

Sequías, nevadas, granizo, vientos huracanados. El cambio climático se hace ver cada vez con más fuerza en todo el planeta y golpea particularmente en el campo. En la Argentina, como en gran parte de la región, la producción agropecuaria fue víctima en los últimos años de eventos meteorológicos extremos y muchas veces impredecibles.

Suelos que se erosionan por los vientos, cosechas que se pierden por la sequía, campos arrasados por inundaciones. Escenas cada vez más frecuentes en distintas latitudes -y los productores argentinos lo saben bien-, mientras la ciencia busca soluciones y tecnologías que ayuden a mejorar la calidad de las tierras y hacer los cultivos más resistentes.

En este escenario, surgen nuevas acciones desde el campo que buscan proteger la producción ante los embates del clima. De la mano de la investigación, la innovación y con cambios muchas veces sencillos en el manejo de las tierras y el uso del suelo se avanza en una agricultura más sustentable que ayuda a la vez a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y hacer los suelos y las plantas más fuertes ante las agresiones del clima.

Soluciones basadas en la naturaleza

Siembra directa, rotación de cultivos, plantas y cultivos de cobertura, son apenas algunas de las técnicas aplicadas ya desde hace casi dos décadas en el país y que ayudan a proteger los suelos, hacerlos más fértiles y capturar carbono, un nutriente clave para el ecosistema que vive bajo las tierras cultivables.

La Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (AAPRESID) es pionera en estos manejos del suelo. Y es un ejemplo a nivel regional, ya que esta metodología de producción todavía no está tan desarrollada en el resto de las Américas, con la excepción tal vez de Brasil y Uruguay, también punta de lanza de estas prácticas que buscan promover una agricultura basada en la naturaleza.

Siembra sobre cultivos de servicios. Foto: JUAN JOSE GARCIA

En un encuentro reciente en la sede del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), centrado en la iniciativa Suelos Vivos de las Américas, se presentó como un modelo exitoso el programa Chacras, de AAPRESID.

“Es un programa que empezó hace ya 15 años. Una metodología integrada para dar respuestas a los productores, un método de trabajo que busca adaptar los sistemas a las condiciones ambientales”, explicó a Clarín Rural el ingeniero agrónomo Andrés Madias, gerente de Sistema Chacras.

“El objetivo es que la ciencia y el productor trabajen juntos. Nosotros acompañamos al productor, le preguntamos qué necesita, la idea es que aprenda produciendo, en sus propios campos, con sus trabajadores y sus maquinarias”, detalló Madias.

El acompañamiento de los científicos, que a partir de los resultados de investigaciones desarrollan nuevas prácticas de manejo de las tierras, es crucial para que los agricultores puedan aplicarlas en sus respectivos campos.

“Buscamos la participación activa del productor en todo el proceso, pensar las posibles soluciones para sus probelmas. Luego vemos los resultados en su campo y tratamos de escalar los resultados positivos, de calidad”, explicó el ingeniero agrónomo.

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El objetivo: generar un impacto real en la producción, partiendo de las evidencias científicas. “Se apunta a mejorar la cantidad o calidad de la producción y a la vez reducir costos o impacto ambiental”, señaló el experto de AAPRESID.

¿Cómo sostener y mejorar la calidad del suelo? “Con más cultivos en la rotación, con un mejor manejo de malezas”, ejemplificó Madias.

El programa Sistema Chacras trabaja ahora con 11 grupos de productores y 11 redes temáticas. Son 22 proyectos en total, que involucran a cerca de 180 productores en todo el país. Madias remarcó que la AAPRESID trabaja de la mano con expertos del INTA y que buscan avanzar en zonas nuevas con esta metodología.

La siembra directa y la rotación de cultivos, que ayuda a proteger los suelos de la erosión y ayuda a capturar carbono, es adaptable a cualquier producción, afirmó el experto. Por eso la meta es extender la experiencia a otras zonas. “Y nos interesa llegar a otros lugares del mundo, donde el productor no está tan involucrado en las prácticas más sustentables”, señaló. El desafío es grande, pero los resultados, hasta ahora, parecen auspiciosos.

 

 

 

 

 

Fuente: Clarin

redaccion@diariocambio22.mx

OSM/AGF

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