• Para Daniel Suárez Castillo, ingeniero agrónomo y ganadero, los beneficios de esta proteína van más allá de lo que muchos imaginan

 

Redacción / CAMBIO 22

La glomalina es una glicoproteína producida por los hongos micorrícicos arbusculares (HMA), que viven en simbiosis con las raíces de las plantas vasculares.

Aunque invisible a simple vista, su impacto es profundo ya que mejora la estructura del suelo, promueve la retención de agua y ayuda a almacenar carbono.

Según una investigación de Teresa Sansano Anaya, profesional en Ciencias Ambientales, la glomalina es un indicador de calidad del suelo altamente sensible a perturbaciones.

Glomalina

“Es una glicoproteína que se produce en las paredes de las hifas de los hongos micorrícicos arbusculares. Tras su muerte y descomposición, esta sustancia queda en el suelo y se une a partículas como arena, arcilla o materia orgánica, favoreciendo la formación de agregados estables”, precisó.

El proceso es fundamental para el mantenimiento de la estructura del suelo, un factor clave en la agricultura regenerativa y ganadería sostenible.

Sansano Anaya añadió que “la glomalina puede representar más del 5% del carbono y del nitrógeno presentes en el suelo, lo que la convierte en un actor relevante en el secuestro de carbono y nitrógeno”.

Erosión y sequía

Para Daniel Suárez Castillo, ingeniero agrónomo y ganadero, los beneficios de esta proteína van más allá de lo que muchos imaginan, debido a que “bajo nuestros pies se esconde un mundo secreto que sostiene la vida del planeta. Los hongos del suelo no solo descomponen materia orgánica, sino que también producen glomalina, una proteína mágica que actúa como un pegamento natural”.

Este “pegamento”, según Suárez, no solo mejora la estructura del suelo, sino que también incrementa su capacidad de retener agua, algo vital en zonas afectadas por sequías o manejo intensivo.

Suárez Castillo expuso que “además, los hongos protegen las raíces de las plantas y facilitan la absorción de nutrientes esenciales. En definitiva, ayudan a que el suelo se recupere, se fortalezca y tenga mayor resiliencia frente al cambio climático”.

Repensar la gestión del suelo

Mientras los desafíos climáticos y agrícolas se agravan, la glomalina se posiciona como una herramienta natural y eficaz.

Investigaciones citadas por Sansano Anaya destacaron que este compuesto no solo sirve para medir el carbono inmovilizado, sino que su presencia está vinculada con la formación y recuperación del suelo.

Su desconocimiento en la práctica ganadera y agrícola representa un costo de oportunidad. Es por esto que incorporar su estudio y fomentar condiciones que favorezcan los hongos micorrícicos podría marcar un antes y un después en la sostenibilidad del campo.

 

 

 

Fuente: Con Texto Ganadero

redaccion@diariocambio22.mx

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