EEUU Compra Porción del Amazonas por $200 MDD Aumentando el Riesgo Para la Biodiversidad
2 Mar. 2025
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La adquisición de una parte del Amazonas por una empresa estadounidense genera controversia y pone en duda las implicaciones para el ecosistema global
Redacción / CAMBIO 22
El segundo mandato de Donald Trump ha traído movimientos geopolíticos inesperados, algunos con un claro interés estratégico y otros envueltos en el misterio. Mientras se rumorea sobre la militarización del Canal de Panamá y la insistencia por adquirir Groenlandia, ya se ha confirmado una compra sorprendente: por $200 millones, una porción del Amazonas pasará a manos de una empresa estadounidense. La razón detrás de esta transacción ha generado más preguntas que respuestas.
Un nuevo dueño para el Amazonas: Microsoft toma el control
La selva amazónica ha sufrido un impacto devastador en las últimas décadas, perdiendo más de 54 millones de hectáreas a causa de la deforestación, incendios y el cambio climático. Pero en una movida sin precedentes, Microsoft ha adquirido más de 30.000 hectáreas de esta zona, con la promesa de reforestar y combatir la contaminación provocada por la creciente demanda de energía de la inteligencia artificial.

Esta compra se ha concretado a través de un convenio con la empresa brasileña re.green, especializada en proyectos de reforestación. La primera etapa de esta iniciativa comenzó en mayo de 2024 con la recuperación de 15.500 hectáreas, pero el acuerdo se amplió en 2025 con la compra de otras 17.500, elevando el total a más de 33.000 hectáreas por una inversión de $200 millones.
La inteligencia artificial como justificación: ¿Real o excusa?
La justificación de Microsoft para esta operación es clara: combatir la huella de carbono que genera el entrenamiento de sus modelos de inteligencia artificial. La IA ha crecido exponencialmente en los últimos años y, con ello, su impacto ambiental. La energía requerida para su funcionamiento ha alcanzado niveles alarmantes y se estima que, para 2026, el consumo eléctrico de la IA superará los 1.000 TWh anuales, lo que equivale al gasto energético de todo Japón en un año.
Pero hay algo más: la IA también necesita grandes cantidades de agua para enfriar sus servidores y mantener en funcionamiento los centros de datos. Con el Amazonas como el mayor pulmón verde del planeta y un importante reservorio de agua dulce crucial, la presencia de Microsoft en la zona genera especulaciones sobre si el verdadero objetivo es asegurar recursos estratégicos para sus operaciones.

Trump y la Casa Blanca: ¿Interés ecológico o estrategia geopolítica?
Esta transacción se produce en un contexto donde la administración de Trump ha mostrado una postura ambigua con respecto al medioambiente. Si bien el expresidente ha impulsado el uso de combustibles fósiles y minimizado la crisis climática, la compra de estas tierras por parte de Microsoft podría servir como una estrategia para mejorar la imagen del país a nivel internacional.
Sin embargo, hay quienes ven en este movimiento un intento de Estados Unidos por ampliar su influencia sobre recursos naturales críticos, especialmente en un momento donde la competencia global por el control del agua y las reservas de carbono se intensifica.
La doble moral de las grandes empresas tecnológicas
El caso de Microsoft no es aislado. Cada vez más empresas buscan adquirir grandes extensiones de tierra para compensar su impacto ambiental. Este modelo de negocio, en el que se adquieren hectáreas y toneladas de emisiones de carbono para «equilibrar» el daño causado, ha sido cuestionado por ambientalistas, quienes lo ven como un lavado de imagen disfrazado de ecologismo.

A pesar de los compromisos de Microsoft con la sostenibilidad, el problema de fondo sigue siendo el mismo: las corporaciones continúan aumentando su consumo de recursos naturales sin límites claros, y mientras compensan su huella de carbono en el Amazonas, la IA sigue exigiendo cantidades descomunales de energía en otros puntos del mundo.
¿El Amazonas al servicio de las big tech?
Este acuerdo sin precedentes deja una gran incógnita: ¿es esta compra solo el principio de un control más profundo de Estados Unidos sobre el Amazonas? Con una inversión de $200 millones y un acceso sin restricciones a un área vital del pulmón del planeta, es difícil no preguntarse si este es un paso más hacia la privatización de los recursos naturales en favor de las grandes tecnológicas.
Mientras Microsoft avanza en su proyecto, la administración de Trump sigue moviendo piezas en el tablero global. Hoy es el Amazonas, mañana podría ser Groenlandia. ¿Qué sigue en la lista?
Fuente: Gizmodo
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