Así, la ecoansiedad, entendida como la ansiedad relacionada con un entorno cambiante e incierto, y el duelo ecológico, es decir, el dolor por la pérdida ecológica, aparecen en el vocabulario de las nuevas generaciones.
Para Holmes, el fenómeno radica “en la conexión profunda que tienen las personas más jóvenes con su entorno natural”. “La ecoansiedad surge de la preocupación y el miedo sobre los impactos negativos del cambio climático y la sensación de impotencia para mitigarlos —sostuvo la especialista—. El duelo ecológico, por otro lado, se relaciona con el dolor y la tristeza por la pérdida de ecosistemas, especies y paisajes naturales que forman parte de la identidad y el sentido de lugar de las personas”.
—¿Es posible, como sugiere la revisión científica, que el aumento de las temperaturas provocó que crezcan un 5% las muertes por suicidio?

— Tripcevich Piovano: Es difícil adjudicar el aumento de un 5% de muertes por suicidio a un solo factor, y la simultaneidad de dos hechos, por sí sola, no lo confirma, pero en tanto y en cuanto admitimos la incidencia del cambio climático en el psiquismo, habría que investigar cada uno de esos casos y no descartarlo a priori.
De hecho, los cardiólogos reportaron aumentos de enfermedades de su especialidad, incluso muertes por infarto masivo en el 2001, en Argentina. Y las temperaturas excesivas, por ejemplo, suelen descompensar a muchas personas. Del mismo modo, perder todo en una inundación requiere una fortaleza psíquica que no todo el mundo tiene.
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— Holmes: El aumento de las temperaturas puede influir en la salud mental de diversas maneras. Las temperaturas elevadas pueden incrementar el estrés físico y emocional, afectando el sueño y la calidad de vida. El estrés térmico prolongado puede llevar a un agotamiento mental, y cuando se combina con otros factores de vulnerabilidad, como problemas económicos o de salud, puede aumentar el riesgo de comportamientos suicidas.
Además, las altas temperaturas pueden agravar condiciones preexistentes de salud mental, como la depresión, lo que podría contribuir a un incremento en las tasas de suicidio.
Cuáles son las mejores estrategias para cuidar la salud mental en un entorno tan cambiante
Entrenar la meditación y la atención plena puede ser de gran ayuda a la hora de hacer frente a las condiciones de vida actuales (Imagen ilustrativa Infobae)Más allá de lo estrictamente climático, el mundo actual se vuelve por momentos un lugar inestable para desarrollarse y vivir.
En ese sentido, Tripcevich Piovano destacó que, para empezar “es importante sobre todo concientizar el problema, ya que mantenerlo en silencio y peor, negarlo, contribuye al sentimiento de orfandad de la población, que sigue padeciendo las consecuencias de un problema gravísimo existente, pero que el silencio vigente no permite a la mayoría de las personas, metabolizar, psiquisizar y proceder en consecuencia”.
A su turno, Holmes consideró que “para cuidar la salud mental en un entorno cambiante, es importante adoptar un enfoque holístico que incluya varias estrategias”.
Hacer ejercicio regular y estar en contacto con la naturaleza son buenas estrategias de cuidado de la salud mental (Imagen Ilustrativa Infobae)Entre las que recomendó:
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Practicar mindfulness. La atención plena puede ayudar a las personas a mantenerse en el presente, reduciendo la ansiedad y mejorando el bienestar general.
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Fomentar la resiliencia. Desarrollar habilidades para manejar el estrés y adaptarse a los cambios puede fortalecer la salud mental. Esto incluye el establecimiento de rutinas saludables, mantener una red de apoyo social y buscar ayuda profesional cuando sea necesario.
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Promover la conexión con la naturaleza. Incluso en entornos urbanos, encontrar formas de interactuar con la naturaleza puede ser terapéutico. Actividades como caminar al aire libre, jardinería o simplemente pasar tiempo en un parque pueden reducir el estrés.
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Educación y concienciación. Informarse sobre el cambio climático y sus impactos, así como involucrarse en acciones comunitarias para mitigarlo, puede empoderar a las personas y reducir sentimientos de impotencia.
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Autocuidado. Priorizar el cuidado personal mediante el ejercicio regular, una dieta equilibrada, el sueño adecuado y la práctica de actividades que traigan alegría y relajación.
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Apoyo profesional. Buscar el apoyo de terapeutas y profesionales de la salud mental puede ser crucial para aquellos que experimentan niveles elevados de ansiedad o depresión. Terapias específicas, como la terapia cognitivo-conductual, pueden ser efectivas para manejar estos sentimientos.
Y remató: “Implementar estas estrategias puede ayudar a mitigar el impacto psicológico de un mundo en constante cambio, promoviendo una salud mental más robusta y resiliente”.

























