¿Dónde está la Autoridad Moral de Yensunni Martínez?
15 Jul. 2023
Graciela Machuca Martínez/CAMBIO 22
La ponderación de los derechos humanos es una herramienta de gran valía para recordar que la mayoría de los derechos no son absolutos, que se deben analizar detenidamente para no afectar los derechos de las otras personas.
Se está polemizando la decisión del Tribunal Electoral de Quintana Roo (Teqroo) que revocó el acuerdo emitido por el Instituto Electoral de Quintana Roo (Ieqroo), para impedir al morenista Luis Gamero Barranco contender por algún cargo de elección popular hasta el mes de septiembre de 2026, desde luego que faltaba la judicialización del caso y en ello se está.
El órgano jurisdiccional dio respuesta al recurso presentado por Gamero, quien considera que el Instituto se extralimitó en sus funciones, postura que comparte la mayoría del Tribunal, con un voto razonado en contra.
Sergio Avilés Demeneghi, argumentó que el haber sido registrado Gamero en el padrón de violentadores político electorales en razón de género, solamente aplica con fines de publicidad.
“Se está revocando lisa y llanamente el acuerdo impugnado, toda vez que el registro en el padrón es únicamente para efectos de publicidad; el registro no puede ser tomado como parámetro, para que una sanción impuesta continúe surtiendo efectos”.
Este asunto tendrá que irse a la Sala Regional de Xalapa del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, instancia que resolverá el asunto de fondo, si es que el procedimiento utilizado por el Instituto y por el Tribunal estatales se realizaron en tiempo y forma.
La vía jurídica seguirá y los argumentos de una y otra parte tendrán que resolverse con criterios legales, pero lo que en realidad le interesa al pueblo de Othón P. Blanco son los efectos que tuvieron en la administración pública municipal las decisiones de los órganos electorales, quienes privilegiaron el derecho reclamado de una persona, contra los derechos colectivos de toda una comunidad de 233 mil 648 habitantes, de acuerdo a los datos del Censo de Población y Vivienda de 2020 del INEGI.
Los órganos electorales tanto de la Federación como del estado de Quintana Roo tomaron una determinación solo en el ámbito del Derecho, con elementos probatorios que no han sido analizados de fondo, pero independientemente de su decisión, ésta vino a perjudicar al pueblo de Othón P. Blanco, a tal grado que comunidades de la zona limítrofe con Campeche, han decidido crear su propio municipio ante la falta de apoyos por parte de la autoridad municipal de Othón P. Blanco.
La llegada a la presidencia municipal de Yensunni Idalia Martínez Hernández, también de MORENA, fue resultado de acuerdos turbios entre la cúpula de ese partido para quedarse con la capital del estado y desde allí operar los procesos electorales venideros y desde luego, apuntalar sus negocios personales, pues Chetumal, la sede de los tres poderes del estado tiene un presupuesta nada despreciable.
Sin embargo, esta mujer llegó a ese importante cargo popular sin tener noción de lo que implica gobernar y servir a una capital estatal, además, llegó careciendo de legitimidad, porque su nombre no apareció en la boleta electoral, sino el de Luis Gamero Barranco, porque el pue designado por el mismo partido tras cumplir los procedimientos establecidos.
El grupo contrario a Gamero Barranco, al ver que había perdido la candidatura a la presidencia municipal de Othón P. Blanco utilizó todas las artes de la política para crear un escenario en el que apareciera una víctima y la que se prestó al juego fue la hoy presidenta municipal de Chetumal.
Este conflicto tendrá que solucionarse a través de las vías jurisdiccionales, pero mientras eso sucede habrán pasado tres años de retroceso para la capital del estado, porque al frente del ayuntamiento está una persona que no puede utilizar de bandera la lucha de las mujeres, porque ella, en ningún momento se ha solidarizado con las mujeres víctimas de violencia, de acoso sexual y laboral, al contrario, es la artífice del acoso laboral y de las malas condiciones laborales que viven las empleadas del Ayuntamiento de Othón P. Blanco.
Tanto Yensunni Idalia Martínez Hernández, que no tiene arraigo en Chetumal, por haber desarrollado su vida en otra ciudad del estado, así como la dirigente de MORENA en el estado, Johana Acosta Conrado, carecen de legitimidad y autoridad moral para utilizar las banderas de la lucha de las mujeres de Quintana Roo para defender sus intereses personales.
Las decisiones tomadas por los órganos electorales llevaron al caos a todo el municipio de Othón P. Blanco, como se demuestra en Chetumal, donde la ciudad literalmente se está hundiendo y a casi dos años que inició la presente administración, la munícipe se dedica a comprar su imagen, comprando reconocimientos en el extranjero, mientras los socavones aparecen como hongos por toda la zona urbana.
Al desconocer tanto su fundación como la vida de Chetumal, a esta servidora pública no le importa que la presencia de socavones y el debilitamiento del suelo han generado 42 puntos “de alto riesgo” en su primer cuadro, situación que ha provocado derrumbes y afectaciones tanto a las calles como a las viviendas de la población.
Recientemente, tres viviendas fueron desalojadas ante el riesgo de desplomarse por un hundimiento.
Mientras la presidenta municipal se anda gastando el presupuesto comprando reconocimientos en el extranjero, se olvida que la ciudad de Chetumal y las demás localidades del municipio tienen múltiples necesidades a las que se debe destinar el presupuesto.
El municipio de Othón P. Blanco se ha visto afectado severamente por los cortes del servicio de energía eléctrica durante las últimas semanas, ante el colapso de las estrategias puestas en marcha por la Comisión Federal de Electricidad (CFE), pero como la paraestatal es administrada por un connotado morenista, Manuel Bartlet Díaz, la presidenta municipal no se atreve a exigirle que resuelva la situación, con su silencio aprueba que el pueblo pague las consecuencias de la falta del suministro de energía eléctrica.
La ciudad de Chetumal tiene múltiples problemas, como lo sabe muy bien la ciudadanía, como es la presencia de la lechuguilla, una especie invasora que afecta severamente a la zona.
Diversos estudios señalan que La sabana de Chetumal cuenta con una longitud de 15 kilómetros y unos cuatro metros de profundidad de 4 metros, pero la presencia de este elemento provoca contaminación al no poder oxigenarse bien el agua, además, que impacta en la actividad pesquera de la cual viven docenas de familias.
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RHM