Don Alfonso Alarcón
2 Abr. 2025
Jorge González Durán / CAMBIO 22
Cercanos los 55 años de la fundación de Cancún es oportuno recordar al primer presidente municipal. Revalorar a los personajes que contribuyeron a construir esta ciudad es un ejercicio de memoria para recuperar pasajes y personajes que padecen olvido o desdén. La historia no comienza cada tres años sino que es un proceso de hechos, acciones e ideas que van eslabonando un perfil comunitario, distorsionado por el tiempo.
Cancún es la ciudad de la prisa. Pero es necesario hacer un alto en el camino de la vorágine cotidiana para pensar en quienes desde sus trincheras trabajaron y soñaron para fundar una ciudad desde sus cimientos, sin ninguna referencia inmediata.
Don Alfonso Alarcón Morali fue, según opinión de los habitantes de Cancún a los que les tocó gobernar, un excelente presidente municipal. Llegó en los inicios de esta ciudad como representante de Infratur, antecesor de Fonatur, y le correspondió tomar decisiones fundamentales sobre el perfil y la proyección de este centro turístico.
Cuando se inicia el proceso para elegir al primer ayuntamiento del municipio Benito Juárez, uno de los siete en que originalmente se divide geopolíticamente el estado de Quintana Roo, el PRI postula a don Alfonso como su candidato. Fue una candidatura natural, porque todos los cancunenses de entonces lo respetaban y valoraban sus dotes de administrador.
La gestión de don Alfonso como alcalde fue meritoria. Le tocó sentar la bases del desarrollo de esta ciudad, según la concepción original de quienes concibieron el proyecto. Entre sus colaboradores en el primer ayuntamiento estuvieron Rubén Encalada Alonzo, Luis Arce, Rosendo Leal y Manuel J. Castillo. Presidió un equipo de trabajo de primera. Ninguno hizo negocios desde su cargo. Siempre gozaron del aprecio y del respeto de la gente.
Don Alfonso tuvo un desempeño político y administrativo ejemplar. Tuve el privilegio de conocerlo al inicio de su gestión. Platicaba de Cancún con enjundia y emotividad. Todo estaba por hacerse. Tenía planos en su escritorio y documentos. Su oficina era de puertas abiertas. Lo mismo entraba el tesorero que el director de Obras Públicas o que un regidor. A todos los unía la pasión de estar haciendo las cosas por primera vez.
No fue fácil la gestión de don Alfonso porque despertaba recelos su eficaz desempeño. Se decía que quería ser gobernador o senador. Pero al concluir su gestión, don Alfonso se retiro de la vida pública local. Visitaba Cancún de vez en cuando para reunirse con algunos amigos. Creo que merece un reconocimiento.
GPC/RCM