• Las bondades del turismo y su compleja naturaleza de gestión demandan la existencia de un ente público del más alto nivel.

 

Redacción/ CAMBIO 22

En septiembre de 2009 escribí una columna en esta casa editorial justo cuando se abrió el debate en torno a la probable desaparición de la Secretaría de Turismo. Y no es que fuera nueva la discusión sobre la existencia de esta dependencia, sino que la propuesta de su defenestración por primera vez alcanzaba el nivel de iniciativa legal del Poder Ejecutivo.

El entorno macroeconómico era complejo, pues se vivían los impactos de la Gran Recesión de aquellos años y el gobierno enfrentaba fuertes presiones presupuestarias; por cierto, los dos principales argumentos para desaparecer la Sectur, subsumiendo sus tareas en la Secretaría de Economía, eran que el arreglo administrativo propuesto era el que se hacía en otros países y que se requerían ahorros presupuestarios.

Trabajando en conjunto con el sector privado y varios gobiernos estatales me correspondió preparar el documento de defensa, denominándolo ‘Escenarios ante la desaparición de la Secretaría de Turismo’. En este trabajo no sólo se desmontaban ambos argumentos, sino que se aclaraba que, de prosperar la iniciativa, poco se ganaría: el presupuesto público para turismo era y es menor que el subsidio que los mexicanos pagamos a los trabajadores de la electricidad y de Pemex para que ellos vean reducido el pago de su consumo de energéticos, por ejemplo.

Como parte del debate, me tocó también convocar a una mesa de discusión en la que participaron los exsecretarios Pedro Joaquín Coldwell, Jesús Silva Herzog, Silvia Hernández y Óscar Espinosa Villarreal, así como el exsubsecretario Alejandro Morones. Las conclusiones de ese foro eran similares a lo que arrojaba el documento ya mencionado y más bien apuntaban en la línea de la conveniencia de tener una Sectur fuerte. Como anécdota que, al hablar sobre los dineros, Silva Herzog expresó públicamente entonces que el presupuesto de la Sectur era, en términos del presupuesto público total, cacahuates.

Con estos argumentos y el cabildeo de actores públicos y privados, la dependencia sobrevivió. Habría que decir que dicha supervivencia se repetía porque en el sexenio de Ernesto Zedillo también se debatió su desaparición, aunque en ese caso la posibilidad no alcanzó la formalidad de una iniciativa del Ejecutivo. En tal ocasión la defensa fue articulada de manera exitosa por Silvia Hernández.

Hoy, luego de que se han dado a conocer dos paquetes de nombramientos de integrantes del gabinete de Claudia Sheinbaum, la falta de designación de la persona que ocuparía la titularidad de la Sectur abre la posibilidad de qué esta, efectivamente, desaparezca, y sus funciones sean asumidas por otra dependencia, mencionándose insistentemente la Secretaría de Economía.

Personalmente, sigo convencido de que las bondades del turismo y su compleja naturaleza de gestión público-privada demandan la existencia de un ente público del más alto nivel para su conducción, en la figura de una secretaría de Estado con competencias exclusivas en la materia.

Sin embargo, lo que hoy queda en la Sectur, sin instrumentos reales de política pública, más allá de la retórica —sobre todo en materia de promoción y de desarrollo—, difícilmente parecen poder justificar su permanencia. Tampoco veo a un sector privado en la labor de orquestar un gran despliegue en defensa del sector.

En la lógica del impulso a una prosperidad compartida, que puede ser el corazón de la nueva administración, el turismo debería ser central, pues ha demostrado su capacidad para generar desarrollo social y económico. El turismo combate la pobreza de la única manera sostenible de hacerlo: generando y propiciando la distribución de la riqueza. Magnífico ejemplo de ello son Baja California Sur y Quintana Roo, cuya actividad central es el turismo, producto de una decisión de política pública, que avanzan de manera notable en propiciar oportunidades para más familias mexicanas en un esfuerzo público y privado conjunto.

Sería bueno tener una agencia pública que sea líder y encabece las tareas en la materia, sea Sectur… o no.

Director del Sustainable Tourism Advanced Research Center (STARC) Anáhuac Cancún

 

Fuente: El Universal

redaccion@diariocambio22.mx

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