Redacción / CAMBIO 22

José María Morelos, 18 de octubre. –  En la comunidad de Othón P. Blanco, los agricultores enfrentan retos derivados de la fluctuación en los precios de sus productos, especialmente del maíz, su principal cultivo. La incertidumbre ha llevado a los campesinos a replantear sus estrategias de producción y comercialización para garantizar su estabilidad económica en caso de plagas, como la reciente infestación de gusanos que afectó seriamente la cosecha de maíz.

Freddy Argüello Pacheco, subdelegado municipal de la comunidad, explicó que, ante esta situación, los productores locales están considerando la diversificación de sus cultivos. Entre las alternativas, destaca la producción de jícama, que ofrece una opción viable para los agricultores. Sin embargo, las condiciones climáticas actuales han retrasado la cosecha, ya que las lluvias han generado exceso de humedad en los campos. “Ahorita está cayendo algo de lluvia, y no se puede cosechar porque está húmedo; necesitamos que llegue un poco de frío y sol para que se inicien las cosechas”, detalló.

La producción de maíz criollo sigue siendo un pilar fundamental para las familias de la comunidad, aunque su rendimiento y comercialización varían entre ejidos. “Algunos ejidos logran hasta cinco toneladas de maíz, pero no todos los productores optan por venderlo. Muchos lo guardan para el autoconsumo familiar”, mencionó Argüello. Además, señaló que cuando el maíz no genera suficientes ingresos, los campesinos suelen vender una parte de la cosecha, para obtener recursos inmediatos sin afectar sus reservas familiares.

Este enfoque resalta la importancia de encontrar un equilibrio entre la producción para el sustento propio y la venta de excedentes, con el objetivo de enfrentar los retos económicos y climáticos que afectan al campo.

 

 

 

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