Diablos Rojos Buscan El Doblete En 2024: Campeones En Beisbol Y Ahora En Semifinales De Basquetbol
12 Nov. 2024
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El Equipo Capitalino, Tras Romper Una Sequía De Títulos En La LMB, Sorprende En Su Primer Año En La LNBP Y Está A Un Paso De Hacer Historia En Dos Deportes.
Redacción / CAMBIO 22
Diablos Rojos está peleando en serio por un doblete del deporte en México en este 2024. Pocas semanas después de ganar la Liga Mexicana de Beisbol (LMB), el equipo capitalino ahora está entre los cuatro semifinalistas de la Liga Nacional de Baloncesto Profesional (LNBP).
Son contextos diferentes. En el beisbol, Diablos vivió su temporada 84 y tenía la obligación de romper con una década sin trofeo. En el basquetbol, está viviendo apenas su primer año de competencia profesional.
“Cuando tienes un nombre como el de Diablos Rojos, no puedes escatimar. Tienes que, desde el principio, respetar algo que se ha construido a lo largo de 85 años. Sin temor a equivocarme, la realidad es que Diablos siempre está aspirando a ser campeón. No hay nada que podamos decir en donde se nos permite pensar en algo distinto”, comenta con firmeza Othón Díaz, presidente ejecutivo del equipo, en entrevista con El Economista.
Diablos Rojos está sorprendiendo en su primera temporada en LNBP porque, además de su nula experiencia en este deporte, armó un róster desde cero. La franquicia no se compró desde otra, así que no había jugadores que trasladar.
Pero la respuesta sobre la duela fue concreta: fueron subcampeones de la Copa Valúe, torneo de mitad de temporada, y actualmente están disputando Finales de Zona contra Soles de Mexicali con marcador de 2-2. El primero que gane cuatro juegos avanzará a las Finales LNBP 2024 contra Fuerza Regia o Halcones de Xalapa (los otros semifinalistas).
“La indicación de Santiago Harp (hijo del propietario del equipo, Alfredo Harp) fue ganar. Por ejemplo, cuando fuimos a la Copa Valúe, que tal vez no era tan importante y traíamos a varios jugadores lesionados, la indicación fue: ‘no me importa, tenemos que ir por el campeonato, no podemos fallarle a la afición’”.
Los Diablos Rojos son el equipo más ganador de la LMB con 17 títulos, el último de ellos en este 2024. Más allá de eso, el equipo también ha destacado por invertir fuertemente en jugadores e infraestructura desde la adquisición de la familia Harp en 1994.
Por ello, la inversión también fue clave en la consolidación del equipo de basquetbol. De acuerdo con cifras de Othón Díaz, la primera temporada en LNBP costó 100 millones de pesos entre nóminas de jugadores, cuerpo técnico, remodelaciones al gimnasio Juan De la Barrera y demás necesidades operativas.
“Este año fue una locura. Aún estamos viendo cómo darle la vuelta al tema de las utilidades y cómo hacer rentable al equipo o al menos quedarnos en punto de equilibrio. Estamos llegando a los 100 millones de pesos, eso es lo que estamos invirtiendo en este primer año, una cantidad muy importante”.
Únicamente el tema de salarios se estima en más de 30 millones de pesos, tomando en cuenta que el promedio de mensualidades a los jugadores fue de 17,000 dólares en una temporada de cinco meses.
El directivo de Diablos Rojos señala a este diario que en el róster actual los salarios van desde los 10,000 hasta los 50,000 dólares. Fue un tema que les costó porque, para fichar jugadores nuevos, tuvieron que ofrecer aumentos de entre el 15 y 30%.
“Muchas ligas estaban corriendo al tiempo en que nosotros estábamos iniciando, entonces, los jugadores tenían contrato y no iban a venir con nosotros. Por otro lado, hay ligas que tienen temporalidad mayor en su calendario, así que fue difícil traer a un jugador al que se le pagan cinco meses en una temporada en México cuando en otros lugares son temporadas de ocho meses. Preferían la tranquilidad de cobrar ocho meses. Eso encarece muchísimo lo que le tienes que ofrecer, prácticamente tienes que ofrecer un sobresueldo a los jugadores”.
El equipo cuenta con cuatro mexicanos y el más destacado es Gael Bonilla, alero de 21 años que se forjó en España con Barcelona y Cáceres.
El primer róster también se activó con jugadores de Brasil, Venezuela, Panamá, Senegal, Argentina y Estados Unidos. Destaca el pívot norteamericano Joshua Ibarra dentro del top 5 con mayor promedio de rebotes por partido (8.2).
Además de los jugadores, la familia Harp invirtió 37 millones de pesos en el mantenimiento del gimnasio Juan De la Barrera, su hogar para el basquetbol en la Ciudad de México.
Para Othón Díaz, la segunda temporada de Diablos Rojos en LNBP podría reducir gastos operativos entre un 20 y 30%, tanto en cuestiones relacionadas a la masa salarial de los jugadores como en el mantenimiento al inmueble.
“Los jugadores que ya son nuestros son un ahorro, pero la reducción va a depender mucho de las condiciones que podamos lograr con la alcaldía (Benito Juárez). Si nos permite dejar montadas las cosas en el gimnasio, seguramente podremos reducir más de un 20%. Si no, va a depender de qué tantas series haya en las que sí nos lo permitan y ahí de un 20 hasta un 30% podemos tener de reducción”.
Otro tema importante para la directiva es consolidar a Diablos Rojos como un equipo estable en CDMX, luego de que la capital ha tenido al menos seis clubes entre LNBP y NBA G-League a lo largo de su historia, pero únicamente Capitanes se mantiene.
“Estamos sembrando un proyecto que pensamos que, en aproximadamente cinco años, se va a cristalizar. También hay una cosa que desafortunadamente ha sucedido en el basquetbol de la Ciudad de México: las organizaciones vienen, se van o cambian, pasan cosas que afectan al aficionado y éste se queda con esa sensación de que el equipo le quedó a deber. Es algo que tenemos que revertir y hacerle ver a la gente que somos una organización que va totalmente a largo plazo”, finaliza Othón Díaz.
Es por ello el énfasis en la parte deportiva para su primera temporada, contratando a Nick Lagios como gerente general (ex de Capitanes) y a Nicolás Casalánguida como head coach. Este último ya disputó dos finales de LNBP, perdiendo en 2020 con Aguacateros de Michoacán y ganando en 2021 con Fuerza Regia de Monterrey.
Fuente: El Economista
OSM/ AGF