Miguel Ángel Fernández/ CAMBIO 22

CHETUMAL, 5 de febrero – Entre el abandono y la maleza, la Casa del Universitario Indígena se erige como un símbolo de derroche y negligencia.

A la vista de ciudadanos y estudiantes, este edificio, que tuvo una inversión de más de 12 millones de pesos, se encuentra en condiciones deplorables: saqueado, vandalizado y convertido en un basurero, sin haber cumplido nunca con el propósito para el que fue construido.

La edificación, inaugurada en noviembre de 2018 por el entonces rector de la entonces Universidad de Quintana Roo (Uqroo), Ángel Rivero Palomo, prometía ser un refugio para estudiantes de comunidades indígenas, ofreciéndoles hospedaje digno y alimentación balanceada.

Sin embargo, la realidad es otra: desde su inauguración, el inmueble jamás fue utilizado. Mientras la maleza lo consume y los robos continúan, los jóvenes que debieron beneficiarse con este espacio siguen enfrentando dificultades económicas para costear su estancia en la ciudad.

Un edificio olvidado y una comunidad estudiantil desatendida

 

La rectora de la ahora Universidad Autonoma de Quintana Roo, Natalia Fiorentini Cañedo, ha reconocido que la rehabilitación del inmueble requeriría al menos 6 millones de pesos, recursos con los que la universidad no cuenta.

De tal manera, tras seis años, el edificio sigue en ruinas, sin cumplir su propósito y sin garantías de ser rescatado.

El problema es aún más grave si se considera que uno de cada cuatro estudiantes de la Uqroo proviene de zonas rurales, y muchos enfrentan grandes dificultades para costear su educación en Chetumal. La falta de un albergue estudiantil funcional representa una barrera adicional para su desarrollo académico.

 

Vecinos preocupados y un futuro incierto

 

Ubicado en la colonia Del Bosque, frente a la Uqroo, el abandono de este edificio también ha generado inquietud entre los vecinos, quienes temen que el inmueble sea un refugio para personas en situación de calle o incluso en un foco de delincuencia. La falta de seguridad ha permitido que el lugar sea saqueado, mientras que la estructura se deteriora día con día.

La Casa del Universitario Indígena sigue siendo un ejemplo claro de cómo la falta de planeación y compromiso por parte de las autoridades puede llevar al desperdicio de millones de pesos en obras que nunca cumplen su función.

Este 2025 se cumplirán siete años de su construcción y esta estructura permanece como un “elefante blanco”, testimonio del abandono y la falta de soluciones efectivas para los estudiantes que más lo necesitan.

 

redaccionqroo@cambio22.mx

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