Redacción/CAMBIO 22

Un periodista chino de uno de los principales medios de comunicación estatales del país, conocido por sus textos relativamente francos y liberales, fue detenido bajo la acusación de espionaje, informó su familia.

Dong Yuyu fue detenido en febrero de 2022 después de reunirse con un diplomático japonés que, según se informó en su momento, también fue sometido a un interrogatorio antes de ser puesto en libertad. La familia de Dong mantuvo en secreto su detención con la esperanza de lograr su liberación, sin embargo, el mes pasado recibieron la noticia de que su caso estaba progresando hacia el juicio.

En virtud de la legislación sobre espionaje de China –que está previsto que se amplíe todavía más el miércoles–, Dong podría enfrentarse a una pena de cárcel de entre 10 años y cadena perpetua. El sistema de justicia de China, notoriamente poco transparente, registra un índice de condenas que supera el 99%, con una transparencia prácticamente nula en los casos relacionados con la seguridad nacional.

“Las personas juzgadas por espionaje en China casi siempre son condenadas, y la pena habitual es de 10 años”, señaló un comunicado de los dirigentes del National Press Club de Estados Unidos. “Yuyu no ha visto a su familia desde que fue detenido y solo se le permitió reunirse con su abogado en persona en una ocasión”.

La detención de Yuyu ha sido objeto de numerosas críticas por parte de grupos de defensa de los derechos humanos y de libertad de prensa, así como de la Fundación Niemen de la Universidad de Harvard, donde Dong fue becario en 2007.

Los críticos señalan que al parecer el editor fue detenido por sus conexiones e “interacciones normales” con extranjeros. Dong era muy conocido en los círculos internacionales de Beijing, así como entre los periodistas y diplomáticos occidentales.

“La esperanza (de la familia) consistía en que los investigadores comprendieran que sus vínculos con el extranjero no eran motivo de sospecha, sino una parte normal de su trabajo y una interacción normal entre las personas de la mayor parte del mundo”, señaló el comunicado emitido por su familia, según informó el periódico Washington Post.

Dong trabajaba desde 1987 en el Guangming Daily, uno de los periódicos más importantes de China, controlado por el Estado. Fue becario en Japón y Estados Unidos, y escribió para el periódico New York Times. A lo largo de su extensa carrera, sus artículos han sido descritos como pro-reformistas, con un discurso de defensa liberal a favor de la mejora del gobierno chino.

Su enjuiciamiento suscitó advertencias sobre la creciente hostilidad del gobierno chino respecto a las interacciones entre chinos y extranjeros, en medio de un sentimiento nacionalista cada vez mayor y la sospecha gubernamental de “interferencia” extranjera.

Las relaciones de China con Estados Unidos y Japón, en particular, se encuentran en su peor momento, agravadas por las tensiones relacionadas con Taiwán.

En una carta abierta firmada por más de 60 académicos y periodistas, muchos de los cuales se reunieron con Dong en el transcurso de los años, se pedía la liberación del periodista y se indicaba que el caso implicaba que no se podían llevar a cabo los actos de “diplomacia entre personas”, que el gobierno chino manifiesta apoyar, si los homólogos chinos se arriesgaban a ser acusados de espionaje.

“Los encuentros con personas como el Sr. Dong son fundamentales para que China y el resto del mundo mantengan unas relaciones productivas, abiertas y estables”, señaló la carta.

El creciente autoritarismo del Partido Comunista de China, que ostenta el poder, trae consigo un entorno mucho más peligroso para los pensadores liberales, los abogados y los trabajadores de la sociedad civil. El miércoles se espera que el parlamento de China apruebe una serie de enmiendas a las leyes de espionaje del país, que ampliarán su campo de aplicación e incrementarán las facultades de las autoridades en materia de registros.

Se ha detenido, acosado y encarcelado a periodistas, activistas y abogados. El martes, los medios de comunicación estatales chinos revelaron que un activista político taiwanés, detenido en agosto, fue acusado formalmente de delitos relacionados con la secesión del país.

Yang Chih-yuan es vicepresidente del Partido Nacional de Taiwán y abogó en el pasado por un Estado independiente de Taiwán. Beijing afirma que Taiwán es una provincia rebelde de China que pretende “reunificar”. El gobierno y el pueblo de Taiwán, elegidos de forma democrática, se oponen al dominio chino.

Asimismo, esta semana, las autoridades chinas detuvieron a un vendedor de libros residente de Taiwán que había regresado a Shanghai para renunciar a su ciudadanía en el marco de su proceso de naturalización taiwanesa. A principios de este mes, se impusieron penas de cárcel extraordinariamente largas, de 12 y 14 años, a dos destacados activistas de derechos humanos.

En los últimos años, las autoridades chinas detuvieron a Cheng Lei, periodista australiano que trabajaba para los medios de comunicación estatales chinos y que sigue recluido, así como a Haze Fan, asistente de noticias de Bloomberg, que fue puesto en libertad el año pasado.

Zhang Zhan, exabogada y periodista ciudadana, fue condenada en 2020 a cuatro años de cárcel por sus reportajes realizados desde Wuhan durante el confinamiento impuesto a principios de la pandemia. Fue una de los varios periodistas ciudadanos que desaparecieron mientras informaban desde Wuhan.

Iris Hsu, representante para China del Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ), señaló que el enjuiciamiento de Dong por espionaje era “absurdo y cruel”.Hablar con diplomáticos extranjeros es crucial para los periodistas que cubren noticias internacionales”, indicó Hsu.

El CPJ señaló que China era el segundo país con más periodistas encarcelados del mundo, con al menos 48 de ellos en prisión a fecha de 1 de diciembre de 2022. El CPJ indicó que Dong no estaba incluido en esa cifra porque no tuvieron conocimiento de su detención en ese momento.

Las encuestas realizadas por Reporteros sin Fronteras en los últimos años consideran que la cifra supera los 100 periodistas encarcelados.

 

 

 

 

Fuente The Guardian

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