Redacción/CAMBIO 22

Cancún, 3 de Julio.- El precio por la modernización y restauración vial en Cancún, ha cobrado su primera víctima y es que desde el amanecer de este día el Boulevard Luis Donaldo Colosio, una las principales avenidas de este polo turístico amaneció sin su emblemática Casa del Aluxe.

En uno de los puentes más transitados de Cancún, el cual fue construido a inicios de la década de los 90, existe un espacio para los Aluxes y sobre su construcción existen diversas leyendas sobre su creación.

La más concurrida se trata del enojo de estos duendecillos peninsulares que según las leyendas ancestrales habitan con la encomienda de cuidadores de montes y lugares de los tres estados que conforman la península.

Esta tarde se hizo viral en redes sociales diversas fotografías de automovilistas quienes al transitar por esa importante vía registraron la destrucción de esa importante construcción que engalanaba esa zona cancunense.

Y es que en varias casas y hoteles de las ciudades de la Península de Yucatán es común encontrar pequeñas casitas que, según los pobladores, sirven para albergar a los Aluxes, unos personajes de la mitología maya que suelen ser comprados con los duendes y que, según la creencia, cuando toman forma humana son pequeños y traviesos.

Se supone que los Aluxes se dedican a cuidar la selva y también protegen a sus pobladores para que, por ejemplo, no se roben sus cosechas.

Forman parte de la cultura de esa región y sus historias han permanecido por años.

Así que los Aluxes están presentes en diversos lugares de esa zona, como en uno de los puentes más transitados de Cancún, el cual fue construido a inicios de la década dos noventas.

El puente que no podían construir

En la salida de Cancún, justo en donde inicia la carretera hacia Playa del Carmen, se localiza el puente Nizuc-Cancún, el cual comunica a la zona hotelera con la zona del aeropuerto internacional de este destino, que por cierto, es uno de los más importantes del país por el número de vuelos que recibe anualmente.

En la parte baja de ese puente se localizaba una pequeña pirámide de estilo maya que, a primera vista, parece un adorno piramidal de los tantos diseminados a lo largo de nuestro territorio.

Sin embargo, algunos pobladores aseguran que se trata de una casa construida exclusivamente para albergar a los Aluxes que cuidan de ese lugar.

Pero fue tanto el respeto que se le tenía a la casa que pocas personas se animaban a descansar en el lugar por el miedo a “contraer el mal de viento” característico en las zonas habitadas por los aluxes.

El “mal de viento” según los relatos mayas, quien lo contrae padece de fiebres, escalofríos, males del estómago que la mayoría de veces son causantes de la muerte.

Durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, la Secretaría de de Comunicaciones y Transportes inició la construcción de este puente, pero los constructores tuvieron que enfrentar diversas dificultades para poder terminarlo.

Cuentan que todos los días, cuando los constructores regresaban a la obra, se encontraban con que estaba destruido todo lo que acababan de levantar el día anterior. Así, que no podían avanzar por un tiempo debido a que todo se venía abajo inexplicablemente.

A pesar de las guardias e investigaciones, nunca pudieron encontrar al responsable de esos “desmanes”, hasta que algunos testigos aseguraron que, durante la noche, unos pequeños seres, utilizando sus manos y herramientas básicas mayas, habían destruido el avance de la construcción.

Los ‘responsables’

Fue entonces cuando –se cuenta– los responsables de la obra, a sugerencia de algunos empleados, llamaron a un sacerdote maya, quien les dijo explicó que quienes habían provocado esa destrucción habían sido los aluxes, debido a que estaban cumpliendo con su deber de cuidar la selva.

El sacerdote maya les recomendó que, para poder continuar con la construcción, era necesario pedir permiso a los aluxes, lo cual hizo mediante una ceremonia.

Después de eso, se pudo avanzar con la obra y, en agradecimiento –dicen– se construyó esa pequeña pirámide para que ahí pudiera habitar los aluxes.

Esta es una leyenda que circula entre algunos pobladores de Cancún, pero en diferentes lugares de la región existe una milenaria tradición de pedir permiso a los aluxes para levantar cualquier tipo de construcción en las zonas bajo su dominio.

La leyenda del puente de Cancún (puente Nizuc-Cancún) gran parte de los pobladores de esa época le llamaron maldición, otros más lo denominaron leyenda por la peculiaridad de hechos extraños que sucedieron durante su construcción.

Según los locales, este puente no se lograba construir por que no se le pidió autorización a los dueños del lugar: los Aluxes.

Éstos, según una antigua leyenda, son más antiguos que el mismo pueblo maya, son los hombres primigenios, aquellos que construyeron las grandes ciudades. Ellos trabajaban con gran rapidez en la oscuridad, porque lo tenían que hacer antes de que apareciera el sol, pues si eran tocados por los rayos del astro rey los convertían en estatuas de piedra.

Ante el asombro y miedo de otros, veían como por la noche pequeños seres se daban a la tarea de derrumbar la construcción con sus manos y herramientas antiguas.

Tal fue la impresión que a la mañana siguiente y después de relatar lo que habían visto, decidieron ir por un sacerdote para que bendijera el lugar, hasta que uno de los trabajadores les dijo a los demás que lo que vieron no eran  duendes ni demonios, sino los Aluxes y al ser ellos los guardianes de los terrenos sagrados y no pedir permiso para la construcción de la obra, ésta no se terminaría.

Después de escuchar esta explicación se decidió llevar a un sacerdote maya para que él pidiera permiso para que el puente de Nizuc-Cancún se pudiera levantar, ya con el permiso de estos seres, los albañiles trabajaron sin que se volviera a derrumbar la construcción.

Pese a este relato muy arraigado entre los pobladores locales, hoy ha dejado de existir la Casa del Alux o la Pirámide de los Aluxes.

Algunos viejos constructores predicen males de no volverla a construir y para ello recomiendan realizar una ceremonia Maya paya pedir perdón por semejante sacrilegio y solicitar la autorización para edificar una nueva casa en dónde puedan habitar para seguir resguardando ese lugar sagrado que la modernidad les arrebató desde el mismo día que se edificó el destino vacacional más importante del mundo.

redaccion@cambio22.mx

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