Redacción/CAMBIO 22

JOSÉ MARÍA MORELOS, 13 de septiembre. – El mural de Dziuché. Esta obra, que durante décadas contó la historia del poblado fronterizo, fue borrada por completo, una acción que ha dejado a la comunidad artística en shock y profundamente indignada. El mural, de incalculable valor artístico, fue elaborado a finales de los años noventa por un grupo de artistas plásticos bajo la dirección de los reconocidos maestros Rodolfo Parra López y Antonio Ojeda. Desde entonces, se convirtió en un emblema de identidad y orgullo local.

En sus trazos, el mural plasmaba la fusión de estilos de varios pintores noveles que, en aquel entonces, trabajaron con entusiasmo para capturar la esencia de Dziuché. Cada sección de la obra era una alegoría de la historia del poblado fronterizo, simbolizando la lucha, la resistencia y la cultura que han marcado a la comunidad. Fue más que un simple mural: era un espejo de la memoria colectiva, una pieza única e irrepetible que hablaba al alma de todos los que la contemplaban.

Lamentablemente, esta semana, la Dirección de Obras Públicas del Ayuntamiento de José María Morelos ordenó, sin aviso ni consulta pública, la eliminación del mural. La acción fue llevada a cabo sin considerar que el mural estaba protegido por el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) y por derechos de autor, lo que ha revelado la falta de sensibilidad cultural y  la violación flagrante de normativas de protección patrimonial.

Este mural no era solo una pieza artística, era un símbolo vivo que conectaba a los habitantes de Dziuché con su pasado. Hoy, su pérdida es irreversible, y las preguntas sobre quién debe ser responsabilizado por su destrucción son urgentes. En un país donde la historia y el arte son fundamentales para la identidad, el borrado de esta obra se siente como un golpe devastador.

La comunidad exige respuestas y, sobre todo, que se tomen acciones para proteger lo que queda de su herencia cultural. La destrucción de este mural es un recordatorio doloroso de lo que se pierde cuando no se valora ni respeta el patrimonio de los pueblos. ¿Quién responderá por este acto de negligencia? La desaparición de un símbolo tan importante  no puede quedar impune.

 

redaccionqroo@diariocambio22.mx

JFCB

 

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