Redacción / CAMBIO 22

José María Morelos, 12 de diciembre. –  Hace más de una década, José María Morelos era reconocido como una potencia en la producción de papaya maradol, un producto agrícola emblemático que marcó una época dorada para la agricultura local. Sin embargo, plagas devastadoras, la falta de apoyo tecnológico y el abandono gubernamental han llevado a este sector a un estado crítico.

Celestino Dzul Sosa, quien fuera presidente de la Sociedad de Producción Rural de la comunidad de Othón P. Blanco, recuerda con nostalgia los años de auge. “Llegamos a exportar papaya maradol a Estados Unidos. Aquí trabajaban más de 60 personas de comunidades cercanas, como Candelaria y Puerto Arturo. Pero todo cambió con la llegada de un hongo agresivo, conocido como ‘la Milena’, que destruyó las cosechas”, comparte.

Dzul Sosa explica que, a pesar de los intentos por controlar la plaga mediante tratamientos químicos y la limpieza de las frutas, el daño era irreversible. “Cuando la papaya maduraba, los hongos eran visibles. Los compradores de la Ciudad de México dejaron de acudir, y el mercado colapsó”.

La situación se agravó con el deterioro de la infraestructura agrícola: pozos de riego que se derrumbaron, bombas de agua inservibles y la falta de mantenimiento. “El gobierno nos abandonó. Prometieron apoyo, pero las acciones no llegaron. Hace poco, funcionarios de la Secretaría de Desarrollo Agropecuario, Rural y Pesca (SEDARPE) levantaron un acta con nuestras inquietudes, pero todo quedó en palabras”, lamenta.

Actualmente, los agricultores han diversificado sus cultivos hacia productos como el limón, aunque el anhelo de reactivar la producción de papaya sigue vigente. “La inversión inicial para sembrar una hectárea de papaya era de $200,000 pesos hacen más de diez años; hoy, seguramente esa cifra se ha duplicado. Sin embargo, tenemos experiencia y un centro de acopio en nuestra comunidad. Si el gobierno o alguna empresa nos apoyara, podríamos retomar esta actividad”, asegura el exlíder campesino.

La producción de papaya maradol no solo representaba una fuente de ingresos, sino también un símbolo de identidad para las comunidades agrícolas de José María Morelos. La historia de este cultivo es una muestra de cómo el abandono y la falta de recursos pueden desmoronar incluso las bases más sólidas de una economía local.

Los productores aún esperan que las promesas se materialicen en acciones concretas que permitan devolverle al municipio su lugar en el mapa agrícola del país.

 

 

 

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