Desesperación, Dolor y Negligencia en el IMSS de Chetumal Trato Frio e Inhumano de Doctores y Personal
4 Abr. 2025
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Familia denuncia desaparición del cuerpo de bebé fallecida en el IMSS de Chetumal
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La abuela, rota por dentro, logró finalmente ver a su hija, pálida, débil y llena de dolor emocional
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Nunca pudo ver fue a su nieta nunca le mostraron al bebé, nadie, ni siquiera la madre
Ricardo Jesús Rivas/ CAMBIO 22
CHETUMAL, 4 de abril. – Lo que debía ser un seguimiento médico por dolores normales de embarazo se convirtió en una pesadilla que ninguna madre debería vivir. Joana, de apenas 18 años, ingresó al Hospital General del IMSS en Chetumal la madrugada del 1 de abril, acompañada por su pareja, con molestias que interpretaron como amenaza de aborto. Desde ese momento, comenzó una cadena de omisiones, indiferencia médica y una atención plagada de crueldad institucional.
A pesar del dolor de la joven madre, el personal minimizó sus síntomas. Fue revisada superficialmente por varios médicos hasta que uno detectó dilatación. Sin mayor explicación, la retuvieron, y horas más tarde, sin ultrasonido previo ni diagnóstico claro, le informará que podría expulsar al bebé por sí mismo. Pasaron más de doce horas en las que Joana fue obligada a pujar, agotada, sin sedación adecuada, hasta que finalmente, cerca de las 6:15 de la tarde, expulsó al bebé. Nadie, en todo ese tiempo, informó a su familia de lo que estaba ocurriendo. Su madre fue ignorada, sus preguntas evadidas.

Pero lo más desgarrador aún estaba por venir. La abuela, rota por dentro, logró finalmente ver a su hija, pálida, débil y llena de dolor emocional. Lo que no pudo ver fue a su nieta. Nunca le mostraron al bebé. Nadie, ni siquiera la madre, pudo abrazarla, despedirse, saber si era niña o niño. Solo les dijeron que pesaba 527 gramos, que era una niña… pero nadie pudo confirmar que eso fuera cierto. Lo único que recibió fue un certificado, mientras la madre lloraba por una vida que apenas había empezado a soñar.
Cuando la familia acudió al área correspondiente a reclamar el cuerpo para darle sepultura, el horror se volvió inverosímil, el cuerpo no estaba. Nadie sabía dónde estaba el cuerpecito. El personal se evadía, se escondía, se echaban la responsabilidad entre áreas. Horas de buscar respuestas en pasillos fríos, entre puertas cerradas y rostros indiferentes. Fue una enfermera quien, finalmente, confesó lo impensable, el cuerpo había sido retirado por error por una empresa privada que recolecta restos hospitalarios, al tratar a la bebé como “producto” por presuntamente a pesar de menos de 500 gramos. Pero no era así. Era un bebé. Una vida.

La funeraria municipal, convocada por la familia para recoger el cuerpo, también fue testigo de la confusión. Durante más de ocho horas, el paradero de la pequeña fue desconocido. Había sido trasladada hasta Playa del Carmen y luego, sin dar explicaciones claras, apareció “por arte de magia” de nuevo en el hospital. No se sabe cómo regresó, en qué condiciones, ni quién autorizó ese traslado.
La familia está destruida. La abuela exige justicia. El padre no puede hablar sin romperse. La madre, desde una cama, aún no logra entender cómo su bebé se fue sin que la dejaran verla, tocarla, despedirse. Es el tipo de heridas que no sanan. La indignación crece cuando se piensa que todo esto pudo evitarse, que quizás, con atención oportuna, sensibilidad médica, o un mínimo de humanidad, la historia habría sido distinta.
Más allá de la pérdida, la familia reclama el trato frío, burocrático, inhumano. El que les negaran información, el que les harían firmar papeles sin saber, el que trataran a su hija como una estadística más. Esas horas de incertidumbre, de recorrer el hospital pidiendo respuestas, mientras cargaban el peso de una tragedia, son una herida que cargan hoy en el alma.

La abuela y el padre aseguran que llegarán hasta las últimas consecuencias. Buscarán justicia ante la Fiscalía General de la República y también en instancias de derechos humanos. No quiero que otra familia pase por esta misma pesadilla. No buscan venganza, buscan dignidad. Y un lugar donde llorar a esa pequeña vida que, en medio del abandono institucional, no tuvo ni un abrazo de despedida.
Mientras tanto, el hospital guarda silencio. Ningún directivo ha dado una versión oficial, nadie ha respondido por lo ocurrido.
HTR





















